La disolvente corrupción
Señor director:
Es realmente impresionante la racha de corrupción que las clases política y dirigente de nuestro país han venido presentando en las últimas décadas. Lo impactante es que ninguno de los estamentos superiores han escapado a ella, empezando por las cortes, los tribunales regionales, la Fiscalía, la Procuraduría, la Policía Nacional, la DIAN y gobernadores pasando por alcaldes y concejales, para no hacer más prolijo el listado.
A muchos ministros, congresistas, gerentes de altas empresas, gobernadores y alcaldes, se les ha metido en sus cabecitas de chorlitos que si no pactan los contratos de obras y servicios públicos, deduciendo de ellos una sustantiva coima, es que están perdiendo el tiempo en el cargo que están desempeñando. El summun de toda esta tragedia financiera parece que lo ha llevado a la cúspide del cinismo, la tristemente célebre firma Odebretch del Brasil, quien decidió asumir como bandera de su actividad empresarial de corromper con dólares a muchos gobernantes y funcionarios de alto turmequé de América Latina, los cuales, parecer ser, que vieron como caer del cielo esos buenos manojos de verdes con que ensombrecían la honestidad de sus cargos, su honor personal y la transparencia de la democracia. Menos mal para los colombianos que a la mejor hora teníamos frente a la Fiscalía Nacional a un funcionario probo y valiente como el doctor Néstor Humberto Martínez, y no como el anterior señor Montealegre, señalado dizque como un ilustre jurista, quien no olvidó su paso por la JUCO de Ibagué en sus años juveniles, para hacer uso del alto cargo casi exclusivamente para perseguir prioritariamente a un jefe político y a sus seguidores. La corrupción en nuestro país ha sido casi siempre caballito de batalla de todos los medios de comunicación, más las protestas y advertencia de centenares de ciudadanos y de entidades cívicas y populares, pero sus resultados han sido prácticamente estériles, ya que parece una consigna para nuestros políticos llegar a los cargos públicos a saquear el erario a través de diabólicos artilugios. Este terrible cáncer de nuestra vapuleada democracia, tendrá que ser erradicado sin tregua hasta sanear decididamente estas turbias costumbres de un alto número de funcionarios que dicen ser hipócritamente voceros del pueblo en el gobierno y en los cuerpos colegiados. Pero no sabemos si el próximo mandatario podría acometer tan álgido desafío si llegara comprometido a seguir desarrollando el llamado posconflicto que no le dejará un día franco para atender este inaplazable problema que ha producido retrocesos financieros en el cubrimiento de frentes tan sensibles como la salud, la educación, el empleo, la infraestructura, los servicios públicos y tantas otras urgencias desatendidas por esta causa.
Cordialmente,
Rogelio Marulanda G.
Cruces riesgosos
En el barrio Colseguros en Manizales, calle 72 con carrera 17 y esquinas aledañas, se requiere una señalización oportuna y preventiva la cual anuncie a los conductores, que estas vías quedaron con doble vía contraria. Solo existe una señalización antes del Colegio de Cristo la cual anuncia que hay un desvío hacia esta esquina. Las entidades encargadas de esta parte de la movilidad, deben analizar este sitio especial y posiblemente otros que requieran anunciar a conductores y transeúntes el cambio de dirección con el objetivo de prevenir posibles accidentes.
Olga Vallejo Obando
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