Para aliviar tu ausencia
Señor director:
“Como escribir sobre el país duele tanto, intento hacerlo sobre el corazón, buscando así, ocultar la nostalgia de una Patria mancillada y ajena; éste también duele, pero es diferente porque al menos, en temas del corazón alguna huella de amor y de grandeza alienta el alma, pero en los del país, la realidad que vivimos, sólo nos deja vergüenza, miseria y el presagio de un futuro devastador de nuestra historia, de nuestras raíces”
Voy a inventarme encuentros repentinos donde sea posible vernos cerca.
Pondré la mesa y un sencillo alimento, calientico de amor y de recuerdos.
Sonará en la memoria una canción que a todos nos devuelva en el tiempo y como si la ausencia no existiera bailaremos sin prisa hasta que la mañana nos despierte y el sol nos haga sentir, que una nueva mañana nos invita a seguir, así por dentro haya un frío de amor que no se entienda.
Para aliviar la ausencia voy a creer que dentro de la casa están tus cosas, tus huellas y tus sueños.
Voy a sentir que apenas te despiertas y que llegas veloz a meterte en mi cama.
Voy a buscar cobijas que te arropen el alma y te protejan.
Voy a esculcar en los recodos de mi alma, abrazos que te duren para siempre y mis manos inaugurarán nuevas caricias que te acompañen en los viajes sin fin que ahora emprendes.
Voy a dejarte ir; apenas lo comprendo: creciste y tu horizonte es tuyo, nada tiene que ver con lo que siento.
Ya te enfrentas al mundo, hay otra fuente que calmara tu sed y otra luz que dará brillo a tus instantes, lejos de mi tutela y mis afanes.
Toma la herencia que con amor, te fui improntado en tu ser, en todos los momentos de tu vida.
Vuela con la ilusión de llegar lejos; entrega sin medida lo que tienes, perdona sin reparo las ofensas y no te desanimes, te lo ruego.
Quiero verte triunfar y llegar lejos, dejar tu huella marcada en el camino y continuar con fe, así las fuerzas se agoten y te dejen.
Tu meta, aún, está muy lejos, pero paso tras paso irás por ella y cuando por fin la tengas en tus manos mira al cielo y declara bendiciones inmensas para tantas personas que te amaron, que fueron tu sustento; sigue cruzando el mar de tus anhelos y pasa el horizonte hasta encontrarte, hasta colmar tus ansias, hasta lograr tus sueños.
Mientras tanto, voy a inventarme una historia de amor, que no se te haga extraña cuando vuelvas.
María Celmira Toro Martínez
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