Congreso vergonzoso
Señor director:
Las actuaciones de los legisladores han demostrado que no están en condiciones de elaborar leyes en bien de la comunidad. Han hecho todo lo contrario, provocando caos y anarquía total.
Ante esta situación calamitosa, los colombianos deben revocarle el mandato y cambiarlos por personas preparadas, probas, altruistas y con valores.
Para ello acudir a los mecanismos de participación ciudadana o de una asamblea constituyente.
Colombia no debe tolerar más esta entidad inepta.
¡Dios quiera que el milagro ocurra!
Lucy Arango
Caldas: Su juventud en marcha
Señor director:
Para poner en marcha el espíritu de todas las fuerzas que conjugan la nacionalidad, y particularmente el de las juventudes, constituye la gran tarea del momento y para ello es fundamental movilizar estas energías y consagrarlas a propósitos nacionales nobles y elevados, a una política de ideas, de realizaciones concretas de programas prácticos.
Nunca me han convencido quienes afirman que nuestros pueblos muestran ya síntomas de fatiga o cansancio. La carrera no ha sido cumplida porque la abandonen alguno de sus participantes, ni la nación está cansada porque lo estén algunos de sus dirigentes. Además es necesario servir los ideales, con honestidad, con franqueza, con convicción y optimismo. Son inmensos los peligros que existen por delante, para un pueblo que solo actúa por el temor a las circunstancias buscando tablas de salvación improvisadas ante los cataclismos, termina por ser incapaz de salvarse así mismo.
Ninguna nación puede vivir con la obsesión permanente de perder la ruta de su destino. Si las juventudes caldenses no salen de su círculo cerrado y actúan con miedo y angustia en la búsqueda de las puertas de salida, tienen más riesgo de perecer en el incendio. Por eso, cualesquiera que sean los sacrificios y dificultades que se presenten en los años venideros, hay que actuar con fe y dinamismo, que sean las voluntades las que reten a las circunstancias y no sean aquellas las que continuamente nos desafíen.
Si algún mensaje quisiera hacer llegar a los jóvenes de Caldas, sería el de que tengan fe en Colombia, que no se dejen amedrentar por los obstáculos que no pocas veces son signos de mejoramiento y de progreso, ni se dejen asustar por las almas pesimistas que también en ocasiones son seres inseguros; ni olviden que las tiranías pueden transitoriamente sepultar las libertades y que la historia de Colombia enseña que no se puede ser digno sin ser libre. Pero deben tener presente de igual manera que las libertades son difícil de conservarlas sino se impone la justicia para que no haya colombianos de segunda clase, privados de techo, de tierra, de hospitales, de educación y de nutrición básica, en un territorio que también es de ellos. Los universitarios y en general las juventudes, hombres y mujeres, sí que pueden repetir aquellas palabras que señalara un pensador a una generación nueva: “Agradezco cada día al Creador por haberme colocado en este suelo; hay en este ámbito un pasado más profundo qué investigar, un presente más angustioso para comprender, pero también un futuro más grande para preparar”.
Que ello sea así para nuestras juventudes, son mis mejores votos.
Mario Amariles Ruiz
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