ARCADIO GONZÁLEZ ARDILA
COLPRENSA | LA PATRIA | BOGOTÁ
La visita del papa Francisco a Colombia dejó huellas históricas en las cuatros ciudades que visitó, pero sobre todo marcó el primer paso hacia una nueva sociedad ávida de paz y dispuesta a pasar la página de cinco largas décadas de confrontación armada interna.
Se trata de dos escenarios en los que Jorge Mario Bergoglio supo combinar su misión apostólica como máximo jerarca de la Iglesia católica y su condición de jefe de Estado del Vaticano.
Y es que como bien dice el periodista y escritor Camilo Chaparro, experto en temas de la santa sede, “todas las visitas de los papas vienen con un objetivo apostólico, pero las engloban dentro de un contexto político. Bergoglio, por ejemplo, ha dicho que la Iglesia debe meterse en la gran política. La única condición que puso para venir a Colombia es que el proceso de paz estuviera ya firmado”.
Eso significa que, según expertos, la huella que dejó su santidad tiene que verse desde dos ópticas distintas -la política y la misional- para que esa amalgama sabiamente combinada alcance su verdadero propósito planteado en el eslogan de la visita: Demos el primer paso, en este caso hacia la reconciliación nacional.
En lo apostólico, el balance de la visita de Francisco no pudo ser mejor. El líder religioso más importante de occidente logró despertar el sentimiento nacionalista cuando habló de “un país privilegiado por la naturaleza”. En su visita a la Casa de Nariño, el obispo de Roma dijo: “Colombia es una nación bendecida de muchísimas maneras; la naturaleza pródiga no solo permite la admiración por su belleza sino que también invita a un cuidadoso respeto por su diversidad”.
Pero también formuló un llamado a la jerarquía eclesiástica a “abrirse más a la gente”, a “buscar las ovejas y no esperar que las ovejas vengan a su pastor”, y los invitó a “una Iglesia de puertas abiertas que debe salir de los púlpitos”, y hasta a salir “a donde se están dando los debates de las ideas”, al referirse a la importancia de las redes sociales. “Allí también está la palabra de Dios”, dijo.
En ese sentido, el papa “habló de cuatro pilares fundamentales: la verdad, la misericordia, la justicia y la paz. Con esos cuatro pilares Francisco quiere que todos demos el primer paso hacia la reconciliación”, explica monseñor Héctor Fabio Henao, director de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Colombiana.
El prelado reconoce que la reconciliación no es un camino fácil y mucho menos rápido, por eso considera que el principal mensaje es “que como sociedad nos unamos en el largo camino de construir una paz estable y duradera”, agrega monseñor Henao.
Pero también en un país de inmensas mayorías católicas, un mensaje cargado de alegría y esperanza, de invitación a vivir a plenitud y soñar en grande, como les dijo a los jóvenes, lo que muestra es que a pesar de sus 80 años, Francisco “tiene una fuerza sobrenatural que toca lo más profundo del corazón. Es la fuerza de Dios que a través del papa llega a llenar tanto vacío y tanto dolor que ha dejado la violencia en esta sufrida nación colombiana”, según monseñor Juan Carlos Cárdenas, obispo auxiliar de Cali y miembro del Comité Ejecutivo de la visita papal.
“¿Qué nos queda de esta visita? Nos queda agradecimiento a Dios, porque vino a Colombia, que tanto lo necesitaba; nos queda la emoción de profundos mensajes que nos han llegado al alma, que nos ha enseñado a valorar las cosas buenas y bellas que tiene nuestro país. Pero también como Iglesia y como obispos nos queda una gran responsabilidad de tener el altoparlante encendido para que la fuerza, la pureza y la integridad del mensaje que el santo padre no caiga en tierra estéril”, añade monseñor Cárdenas.
El mensaje político
Francisco también dejó huella en el país político, pues como era de esperarse, formuló varios llamados, entre líneas, dirigidos, sin duda, a los políticos. Uno de ellos cuando en el parque de Las Malocas, en Villavicencio, dijo: “Queridos colombianos: No tengan temor a pedir y a ofrecer perdón, no se resistan a la reconciliación para acercarse, reencontrarse como hermanos y superar las enemistades, Es hora de sanar heridas, de tender puentes, de limar diferencias”.
También de forma muy sutil, su santidad clamó por una verdadera reconciliación, aunque reconoció que si bien “es un reto confiar en que se pueda dar un paso adelante por parte de quienes infligieron sufrimiento al país entero”, no menos cierto es que “en este enorme campo que es Colombia todavía hay espacio para la cizaña”.
Esto, a juicio de monseñor Henao, es un claro mensaje “no a un sector en particular, sino a toda la dirigencia a respetar los valores humanos y a construir una nueva sociedad a partir de la Doctrina Social de la Iglesia”.
Pero según el periodista y escritor Camilo Chaparro, el mensaje papal fue mucho más allá, incluso dice que fue mucho más explícito.
“El respaldo al proceso de paz fue total, absoluto, claro y contundente, con un claro mensaje de dar el primer paso como sociedad hacia la reconciliación verdadera”, sostiene.
Sin embargo, este experto no tiene mucha fe de que el mensaje de Francisco dé fruto en tierra estéril. “Desafortunadamente el Papa llega en medio de una campaña política, y eso hace que el mensaje no vaya a calar en todos: seguramente este mensaje va a pasar a un segundo plano”, afirma.
Esa también parecer ser la percepción de Hernán Olano, director del Departamento de Historia y Estudios Socioculturales de la Universidad de La Sabana, cuando dice que “la clase política fue la menos presente en esta visita papal. Ninguno ha hecho referencia a la reconciliación, porque eso implica transparencia y lucha contra la corrupción. Ni siquiera la oposición se ha pronunciado sobre el mensaje de Francisco”.
Con todo, para las fuentes consultadas es claro que esta visita marca un antes y un después para Colombia, pues coincidió justamente con un proceso de paz ya firmado y en plena implementación jurídica y política, y por lo mismo no es factible y mucho menos lógico compararla con las anteriores, las de Pablo VI y Juan Pablo II.
Destacado
Durante cinco días el mundo tuvo los ojos puestos en Colombia. Y no era para menos. El papa Francisco visitó el país, después de 31 años de la última visita papal.
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