EFE | LA PATRIA | BOGOTÁ
El presidente Juan Manuel Santos les advirtió anoche a las Farc que mientras no liberen al general Rubén Darío Alzate, comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta Titán, que fue secuestrado en el Chocó junto con una abogada y un suboficial, se mantendrán suspendidos los diálogos de paz en La Habana.
En una alocución, el jefe del Estado responsabilizó anoche la guerrilla por la suerte de los secuestrados y les exigió muestras de paz para seguir avanzando en las conversaciones en Cuba.
“Hay que ser claros: aunque estamos negociando en medio del conflicto, las Farc tienen que entender que a la paz no se llega recrudeciendo las acciones violentas y minando la confianza”, expresó el primer mandatario.
Santos les exigió que “demuestren su voluntad de paz con acciones y no solo con palabras”, y agregó que es el momento para que expresen su compromiso con el proceso.
Los secuestros por parte de la guerrilla, que ya llevaron a la ruptura de dos procesos de paz en Colombia en el último cuarto de siglo, amenazan ahora a la negociación de La Habana.
Los procesos rotos
El primer intento de paz que fracasó por este motivo fue el de Tlaxcala (México) en 1992, durante el Gobierno de César Gaviria, y diez años más tarde corrió la misma suerte el del Caguán (sur de Colombia), bajo la Presidencia de Andrés Pastrana, en 2002.
Justo mañana se cumplen dos años del inicio del diálogo en Cuba, tiempo en el que se ha avanzado más que en ningún otro proceso anterior, pero el secuestro del general Alzate deja en el limbo este proceso.
"Si las Farc deciden no liberar incondicionalmente sino negociar la liberación del general y sus acompañantes, el proceso podría entrar en una profunda crisis que podría conducir a su ruptura", advirtió el analista Jorge Restrepo, del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac).
La práctica del secuestro ha sido una tentación constante de la guerrilla y alcanzó su mayor cuota de dramatismo en la segunda mitad de los años 90 y comienzos de la década del 2000, cuando pasó de ser una política selectiva con fines económicos a una actividad masiva contra civiles, militares y policías.
En ese periodo, las Farc retuvieron en sangrientos ataques a centenares de policías y militares, algunos de los cuales permanecieron secuestrados más de 12 años en la selva y otros murieron en cautiverio.
Los civiles no escaparon de la tragedia con algunos casos muy sonados, como el de los doce diputados del Valle del Cauca en 2002, de los que once fueron asesinados cinco años después.
Cuando se produjo aquel secuestro masivo en la Asamblea Regional, en Cali, el Gobierno de Pastrana (1998-2002) ya había dado por terminados los diálogos iniciados en enero de 1999 en una zona desmilitarizada de 42.000 kilómetros y cuya sede fue San Vicente del Caguán, en el sureño y selvático departamento de Caquetá.
La razón fue el secuestro, el 20 de febrero de 2002, de un avión comercial cuyo piloto fue obligado a aterrizar en una carretera del Huila donde los guerrilleros se llevaron a tres de los 30 ocupantes, entre ellos el senador Jorge Eduardo Géchem Turbay.
10 años antes, durante el Gobierno de Gaviria (1990-1994) otra esperanza de paz fue rota por un secuestro, el del exministro, exdiplomático y político conservador Argelino Durán Quintero, muerto en cautiverio el 14 de marzo de 1992.
En aquella época, el Gobierno negociaba la paz en Tlaxcala con la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, formada por las Farc, Eln y Epl.
El secuestro de Durán Quintero fue perpetrado en enero de 1992 por el frente Libardo Mora Toro del Epl en el Norte de Santander, fronterizo con Venezuela, y como consecuencia de su asesinato el Gobierno se retiró de la mesa de negociación.
Más recientemente, en febrero de 2012, cuando los emisarios de las Farc mantenían contactos secretos con el Gobierno de Santos, esta guerrilla anunció su renuncia al secuestro con fines financieros.
Sin embargo, el senador Alfredo Rangel, del Centro Democrático, denunció recientemente que las Farc habían secuestrado a 60 personas desde el comienzo de los diálogos de paz, hace justo ahora dos años.
Además, el pasado 14 de noviembre, este grupo insurgente reconoció haber capturado a dos soldados en Arauca, quienes se suman al general Alzate, al cabo primero Jorge Rodríguez y a la abogada Gloria Urrego, hechos cautivos este domingo en Las Mercedes, un remoto caserío del departamento del Chocó.
División
El discurso del presidente suscitó diversas reacciones entre los partidos políticos. El senador del Centro Democrático, Evert Bustamante, señaló que es “extraño” que el presidente diga ahora que se va a dañar el proceso de paz con esas acciones, porque en su criterio Santos desconoce todo lo que viene pasando desde el inicio del proceso.
El también senador de ese partido Ernesto Macías, sostuvo frente al discurso del mandatario que “los colombianos estábamos esperando una alocución fuerte del Presidente de la República. Pero, no dijo nada nuevo ni enérgico”.
Por su parte, el senador del Partido de la U Jimmy Chamorro, sostuvo que el mandatario fue concreto en expresar que exige la liberación del general Rubén Darío Alzate y dos acompañantes más.
En el mismo sentido se pronunció el senador liberal Luis Fernando Velasco, quien consideró que además es claro y contundente de parte del presidente, que las Farc son las responsables de la suerte de los secuestrados y que el proceso de paz solo podrá continuar hasta cuando los liberen.
Por su parte, la excandidata presidencial conservadora Marta Lucía Ramírez, indicó que “no creo que sea el compromiso de las Farc lo que hoy está a prueba. Lo que está a prueba es el carácter del Estado y sus instituciones”.
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