El presidente Juan Manuel Santos sacó su artillería para lograr la reelección de su Gobierno en 2014, con el exministro Germán Vargas a la cabeza. La estrategia será desligarse de la mala imagen de los partidos políticos y tener listos plan A y plan B, según se muevan los asuntos con las Farc en La Habana.
El primer camino es buscar la reelección de Santos, con un jefe de debate del talante de Vargas y unos asesores como el general (r) Óscar Naranjo, la excanciller María Emma Mejía, el excodirector del Banco de la República Juan José Echavarría, el exsecretario General de Presidencia Juan Mesa y el exembajador Gabriel Silva.
Pero, si el 25 de noviembre, que es el último día que tiene el presidente para decidir si se lanza o no, aún no se tiene un acuerdo o algún tipo de logro significativo en las negociaciones con las Farc y las encuestas de popularidad no lo favorecen, el plan B será que Vargas asuma la candidatura por la Presidencia.
Para Iván Garzón, director de Ciencias Políticas de la Universidad de La Sabana, "en el Gobierno son conscientes de que la popularidad es baja y la reelección no tiene muchos amigos, pero el as bajo la manga sigue siendo el proceso de negociación. El Gobierno confía en revertir la tendencia con algún tipo de resultado exitoso con la guerrilla. Por esto es que habrá que esperar y quedan seis meses para decidir si se lanza o no".
En otra dirección, Jorge Giraldo, decano de la Escuela de Ciencias Básicas de Eafit, ve en la salida del presidente indecisión frente a la reelección, pues a pesar de montar todo un aparato para Santos II, "el primer mandatario pensaría en no optar por otro período como una forma de diferenciarse con el expresidente Álvaro Uribe".
Partidos, por fuera
De las particularidades de los anuncios que hizo el presidente Santos, es que su proyecto de reelección no se manejará a través de los partidos políticos, sino que la base de la campaña, al menos en un primer momento, estará en la Fundación Buen Gobierno, cuyo presidente será Vargas y su director ejecutivo Mesa.
¿Pero cuál sería la razón? A juicio de los analistas es la mala imagen de los partidos políticos que, según la última encuesta de Gallup, llega a una desfavorabilidad del 73 por ciento entre los colombianos.
"La idea es dar una imagen de que no se quiere contaminar de politiquería, porque cuando se ve la dirigencia que rodea la Unidad Nacional tendría mejor credibilidad una Fundación como Buen Gobierno, por su transparencia y por sus datos positivos", señaló el profesor de Sociología de la Universidad Nacional, Fabián Sanabria.
El analista agregó que "da más credibilidad una fundación que un partido y con ello se puede llegar más fácil a la ola de jóvenes".
Sin embargo, darles aparentemente la espalda a los partidos políticos sería temporal, según Alejo Vargas, director del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional, pues "no estamos aún en campaña, sino que se trata de una preparación".
A su juicio, la Fundación Buen Gobierno operará como un centro de pensamiento que alimentará las ideas proselitistas y la estrategia electoral, pero en su momento, "cuando se dé inicio formal en noviembre a la campaña, los partidos entrarán a jugar", agregó.
Pero además, advierte el profesor Sanabria, el presidente ha gobernado con la Mesa de Unidad Nacional y "le ha funcionado muy bien. El presidente sabe cómo se maneja el Congreso".
El dato
Según los analistas, la relación Vargas-Santos es igual a la relación que, en su momento, tuvieron Santos-Uribe. Es decir, Vargas acompañaría a Santos hasta que se den las condiciones para que él vaya solo a buscar la Presidencia.
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