Piden decisiones ante ataques de las Farc

COLPRENSA|EL COLOMBIANO|MEDELLÍN

Los ataques constantes de las Farc, como el que hace dos días le costó la vida a 11 soldados en Arauca, evidencian el contrasentido del grupo guerrillero. Al tiempo que el grupo armado anunció interés en diálogos de paz, fin del secuestro y liberaciones de secuestrados, no desiste de la violencia y el derramamiento de sangre.

La emboscada atribuida al frente 10 de las Farc, que mató a un cabo y 10 soldados en zona rural de Arauquita, coincidió con la difusión de un comunicado de esa guerrilla en el que reiteró su disposición de liberar a 10 uniformados secuestrados, pero condicionada a que el Gobierno autorice la visita a los guerrilleros presos en las cárceles.

El presidente Juan Manuel Santos condenó el ataque contra los militares y acusó a las Farc de mentirle al país al poner una condición que no estaba en el acuerdo para la liberación de los secuestrados, algunos de ellos cautivos desde hace 13 años. El proceso está en marcha con el protocolo de seguridad y el regreso de los uniformados a la libertad ha sido anunciado para la próxima Semana Santa.

"En ningún momento aquí se había puesto como una condición algún tipo de acción diferente al cumplimiento del protocolo, ahora con este comunicado una vez más las Farc le mienten a las familias, al país y a la comunidad internacional", dijo Santos en la tarde de ayer, tras un consejo de seguridad en Arauca, a donde viajó con el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, para evaluar la seguridad luego de la acción de las Farc.

El vicepresidente Angelino Garzón había negado horas antes la existencia de presos políticos. "Existen presos de organizaciones criminales y otros que han violentado la ley. El Estado no acepta la existencia de presos políticos, eso sería aceptar la legalización de las organizaciones armadas ilegales y eso no lo vamos a hacer", afirmó Garzón.

Sin credibilidad

Para analistas políticos y militares, la posición inamovible del Gobierno, hasta ahora, es la respuesta a la falta de credibilidad en la guerrilla y sus anuncios de voluntad de diálogo para encontrar una salida negociada al conflicto armado que desangra al país desde hace casi 50 años.

"Las Farc siempre han mantenido esa actitud, hablan de paz y cometen actos de terrorismo. Su esencia y forma de vida es la violencia y nunca se han definido entre negociar el fin del conflicto o persistir en la lucha armada y eso fue lo que condujo al fracaso los últimos diálogos", explicó Camilo Gómez, comisionado de Paz durante las negociaciones en el Caguán hace 10 años.

Oficiales retirados de las Fuerzas Militares como el general Harold Bedoya , excomandante del Ejército, cuestionan la "doble moral" de las Farc e incluso reclaman mano dura del Gobierno: "La guerrilla siempre ha intentado engañar al país. El país no puede esperar cosa diferente a estos ataques porque los terroristas están envalentonados, mientras que la moral del Ejército está afectada porque lo persigue la Fiscalía, lo persigue la justicia y muchos de sus mejores soldados y oficiales están en la cárcel".

Otra posición tienen personas como Carlos Lozano, miembro del Partido Comunista y del movimiento Colombianos por la Paz, quien insiste en la necesidad de buscar acercamientos y una tregua con las Farc y el Eln.

Según Lozano, "mientras exista un conflicto se van a dar estas emboscadas, los atentados, la muerte de soldados y guerrilleros, esa es la triste realidad. Por eso hay que detener el conflicto y buscar un punto de encuentro sin ese rechazo del Gobierno".

Agregó que una tregua se debe reconsiderar por parte del Gobierno: "Un cese al fuego es un buen inicio para buscar diálogos de paz y así se evitan estos ataques y estas muertes, porque si se dan es un grave incumplimiento del acuerdo. Está claro que hay desconfianza, pero los fracasos de procesos anteriores no solo han sido culpa de la guerrilla, sino también del Estado colombiano".

El presidente Juan Manuel Santos rechazó hace dos meses la propuesta de cese al fuego hecha por Colombianos por la Paz al Gobierno y las guerrillas, al exigir "hechos convincentes" como la liberación de secuestrados y el cese del terrorismo.