COLPRENSA | LA PATRIA | BOGOTÁ
En la tarde de ayer, como lo había advertido el jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, el Consejo de Seguridad de la ONU votó la resolución que crea la misión política para la verificación del cese el fuego bilateral y la dejación definitiva de las armas de las Farc.
Los países miembros, liderados por el embajador de Uruguay, Elbio Rosselli, votaron a favor de la misión que las mismas Naciones Unidas financiarán.
Ante la decisión, el presidente Juan Manuel Santos recalcó el apoyo por medio de su cuenta de Twitter: "Colombia recibe respaldo del mundo. Por unanimidad Consejo Seguridad @UN aprobó verificación cese al fuego y dejación de armas en proceso de paz".
Por su parte, al recibir la decisión, la canciller María Ángela Holguín agradeció al Consejo de Seguridad, especialmente al presidente del organismo, que desde el principio dijo que estuvo trabajando para que hubiera un rápido consenso sobre la decisión.
“En nombre de mi Gobierno quiero agradecerle a usted y cada uno de sus miembros del Consejo de Seguridad por la adopción por unanimidad de esta resolución que establece una misión política especial en mi país, con el mandato específico de participar por un periodo de 12 meses en el componente internacional de un mecanismo tripartito”, dijo.
Y agregó: "Esta decisión del Consejo es una manifestación de su compromiso con el arreglo pacífico de las controversias. Para las Naciones Unidas y la comunidad internacional es una oportunidad de éxito dado que se le pide apoyar la implementación de un acuerdo en un conflicto que se está solucionando entre los actores nacionales por medio de la negociación y el diálogo".
Mecanismo tripartito
Según lo expuesto por el presidente Juan Manuel Santos, la verificación se hará por medio de un mecanismo tripartito compuesto por el Gobierno Nacional, las Farc y el componente internacional con la Celac y la ONU.
Esta misión no incluirá los cascos azules, según el mandatario, “no se trata de una misión de mantenimiento de la paz. El ejercicio de la protección de los colombianos es, y será siempre, una función exclusiva de nuestra Fuerza Pública. (…) No es la intervención en un Estado fallido o en problemas, sino la contribución a la solución de un conflicto de medio siglo que nosotros mismos estamos resolviendo”.
En la resolución aprobada también se hace un llamado al Secretario General de la ONU para que inicie los preparativos inmediatamente. “Incluso, sobre el terreno, y que presente recomendaciones detalladas al Consejo de Seguridad, para su examen y aprobación, en relación con el tamaño y los aspectos operacionales y el mandato de la Misión”.
Así mismo, se destaca que el Consejo está a la espera de un pronunciamiento de la Celac, y que en caso de ser necesario estarían dispuesto a prorrogar la misión especial.
Anoche, Santos aclaró que si en las zonas de concentración -que serán definidas por Gobierno y Farc en la mesa de diálogos- militares o guerrilla cometen una infracción, el caso sería llevado a la justicia ordinaria y no ante la Jurisdicción Especial de Paz.
De acuerdo con el mandatario, ninguno de esos delitos sería producto del conflicto. Frente al riesgo de que haya acciones de otro actor armado externo, Santos señaló que las garantías de seguridad serán otorgadas por la Fuerza Pública, no por los organismos internacionales, puesto que la misión política acordada no estará armada.
Guardar o destruir, el dilema
Medellín. El plan para que las Farc dejen cerca de 14.000 armas que pueden tener en su poder, según el Ministerio de Defensa, es un tema aún sobre la mesa.
La entrega no es una opción para las Farc. Hacerlo de esta forma es para ese grupo guerrillero un acto de rendición, y ellos “no se están vencidos”, como expresó desde Cuba alias Iván Márquez, jefe negociador de las Farc.
Sin embargo, el presidente Juan Manuel Santos insistió nuevamente en que el tema de dejación de armas se discute en Cuba, pero hay algo claro y es que “las Farc comenzarán a dejar las armas a más tardar a los 60 días luego de la firma del Acuerdo Final”.
Uno de los temores o dudas de los colombianos sobre el proceso de paz es qué pasaría con las armas que los guerrilleros deberán dejar de utilizar para que llegue la paz.
Parte de ese escepticismo tiene que ver con que en este proceso, a diferencia del adelantado con paramilitares, no se tendrá la foto de un guerrillero entregando su arma al comisionado de paz.
Ahí radica la desconfianza. Desde esa premisa, Jonh Marulanda, consultor internacional en Seguridad y Defensa, insiste en que las Farc “van a guardar una reserva en algún lugar, pensando en que si las cosas no salen bien o comienzan a ser atacadas, van a proclamar su derecho a defenderse”.
En este instante es donde debe cumplir su rol de veedor el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y los países veedores
Bajo esta premisa, Eduardo Álvarez Vanegas, coordinador de Dinámicas del Conflicto y Negociaciones de Paz de la Fundación Ideas para la Paz, manifiesta que es clave en esta etapa la garantía de la ONU al país que el armamento dejado no estará más al alcance del grupo guerrillero.
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