Óscar Veiman Mejía
LA PATRIA Manizales
El pueblo cuyo mayor producto fue un genio ya está de luto y llorando. Daniel, joven de 19 años y estudiante de derecho, fue guía en la Casa Museo de Aracata, donde nació Gabriel García Márquez. Daniel contó esta tarde lo siguiente a LA PATRIA:
“A esta hora ya he recibido múltiples llamadas de personas que en Aracataca han tenido que ver con la cultura como el periodista Rafael Darío Jiménez, clave en la biografía de Gabo, y Rubiela Reyes, directora de la Casa Museo Gabriel García Márquez”.
“Estamos muy tristes, sentimos una consternación muy grande. A esta hora ya Aracataca está de luto y está llorando. Acaba de perder a su hijo más ilustre”.
“Recuerdo que en el 2007 fue la última vez que Gabriel García Márquez estuvo en su pueblo natal. Lo recibimos en la estación del ferrocarril. Todos nos volcamos a verlo, ya que nunca muchos vivíamos con la nostalgia de no haber tenido el privilegio de verlo”.
“Eran como las 4:30 de la tarde y la multitud estaba en la estación lista para caminar con él hasta la Plaza de Bolívar. Hubo un recibimiento en la casa del alcalde Pedro Sánchez y después fuimos a la Casa Museo, que en ese momento estaba sin restaurar, lo que significa que no le tocó ver cómo quedó ya renovada”.
“Recuerdo que yo venía cerca de él en la carroza y tuve la oportunidad de que habláramos como cinco minutos, que para mí fueron la gran felicidad. Le di un poema y él luego de leerlo me dijo que siguiera así, que eso era lo que él quería ver: el fervor literario de la gente de su pueblo. También me firmó Relato de un náufrago”.
“En esa época yo trabajaba como guía en la Casa-Museo, donde llevaba a los visitantes por las 14 salas dedicadas a la vida y a las obras de Gabo. Allí también hacemos talleres como los de lectura que son cada año”.
“Ese día el recibimiento duró como hasta las 10:00 de la noche y a él se le veía tan emocionado como a la gente de Aracataca. Quedamos muy contentos y con la ilusión de que regresara algún día”.
Alexánder Rincones, quien trabaja Aracataca, dice que si no hubiese sido por García Márquez seguro Aracata habría sido un pueblo condenado al olvido, como ocurre con centenares de poblados y caseríos del país. “Él era todo para el pueblo. Recuerdo que hace siete años estuvo en el pueblo y el recibimiento fue tan apoteósico como cuando vino luego de recibir el Premio Nobel”.
La Casa Museo, recién restaurada; la Casa del Telégrafo, donde trabajó su padre, y la Biblioteca son en su patria chica algunas de las construcciones en homenaje al mayor exponente de la literatura nacional y genio mundial de este género . Además, la estatua de Remedios la Bella en la estación del tren.
Aracata no es el mismo del narrado por el escritor colombiano, hoy por ejemplo en vez de banano se produce palma africana, aunque sigue siendo ganadero. Allí bajo los 28 grados promedio habitan cerca de 28 mil habitantes, los mismos que con el resto del mundo de las letras están de luto y llorando.
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