Katherine Vega
Colprensa | LA PATRAI | Bogotá
Las delegaciones del Gobierno y del Ejército de Liberación Nacional (Eln) anunciaron esta semana que por fin entrarán a la fase pública del proceso de paz y dieron a conocer la agenda acordada, que tiene similitudes, pero también diferencias con la negociación que se adelanta con las Farc.
Y aunque al mirar punto por punto las agendas, son notorias las coincidencias, eso significa una ‘buena noticia’. Por ejemplo, cada una tiene seis puntos, lo que para el director del programa de Ciencia Política de la Universidad de la Sabana, Iván Garzón, puede ser un problema: “Eso da para pensar que no será un proceso corto, más aún cuando hay varios signos de que no hubo acuerdos iniciales sobre el lugar de los diálogos y seguramente en otros puntos que no conocemos”.
Por lo pronto, así resulta la comparación punto por punto de las agendas para los diálogos:
1.Para las Farc fue 'Política de desarrollo rural', en el que se habló del derecho a la tierra de los campesinos, programas de desarrollo, servicios básicos para el sector y se acordó la creación de un fondo de tierras para los campesinos.
Para el Eln el primer punto es la 'Participación de la Sociedad en la Construcción de Paz', en el que plantean que se recogerán propuestas de la sociedad civil para tenerlas en cuenta en los acuerdos, especialmente tratando de solucionar los problemas de las regiones.
Esta parecer ser la diferencia más grande entre la discusión de las dos mesas, pues la prioridad de dicha participación estará en el centro de debate con el Eln; mientras que con las Farc, solo en las reglas de funcionamiento se habló de recibir propuestas, pero sin darles mayor trascendencia.
Para el columnista John Mario González esto será un arma de doble filo, puede terminar impulsando el plebiscito, alentado el apoyo de los ciudadanos hacia la paz o una dilación más en un proceso ya tardío. Agrega que esa participación se traducirá en pequeños foritos, porque con el estado de ánimo que tiene el país no cree que, con los brazos abiertos, multitudes vayan a ver qué hacer con el Eln.
2.En la de las Farc fue la 'Participación Política'. Pidieron garantías para la oposición, los movimientos sociales y el ejercicio del derecho a la propuesta. En la otra agenda, figura 'Democracia para la paz', con el que quieren realizar un debate sobre la participación de la ciudadanía para “mejorar su realidad”.
Allí mismo se quiere tratar el tema de la manifestación pública y la movilización ciudadana, así como la situación jurídica de los sindicatos y los condenados en las protestas; por lo que pueden coincidir intereses de los dos grupos guerrilleros.
“La duda que queda es qué va a pasar con los puntos en los que aunque hay acuerdo, hay lugares en blanco. Por ejemplo, el mismo tema de la jurisdicción especial tiene unos espacios en blanco que no son pocos, las zonas de concentración, las curules en el Congreso y la participación en política”, señala Iván Garzón, de La Sabana.
3.Luego de definirse la ‘Democracia para la paz’, en el diálogo entre el Eln y la delegación del Gobierno, lo siguiente a discutir serían las 'Transformaciones para la paz', sobre lo que se plantean tres componentes: elaborar propuestas transformadoras que respondan al debate del segundo punto y solucionen problemas de las regiones; crear programas contra las brechas sociales, la corrupción y la degradación ambiental, y diseñar planes integrales con enfoque territorial, aspecto similar a los proyectos productivos para el sector rural y para quienes dejen los cultivos ilícitos, que plantearon las Farc.
Contrario al caso del Eln, con las Farc no se abordó un punto general de 'transformaciones', sino que el tercer punto busca el ‘Fin del Conflicto’, que consiste en dejación de armas y reintegración de desmovilizados a la vida civil, y que por su complejidad se dejó para lo último y el que tiene estancada a la mesa.
4 y 5.En el cuarto punto las Farc contemplaron el tema de drogas ilícitas. Ya superado, se hizo el compromiso de que el grupo insurgente ayudaría a erradicar el cultivo de drogas y el Gobierno apoyaría a las familias dedicadas a esa actividad, con proyectos productivos.
Mientras tanto, en el cuarto punto del Eln, la discusión será sobre las víctimas, tema que se abordó por las Farc como quinto punto. Antes de que empiece en forma el nuevo diálogo, el Gobierno dijo que a esta altura se tomará lo ya acordado con las Farc, aunque se ve que falta tiempo para el momento de esa discusión.
Sobre las víctimas aparece en el proceso con el Eln como quinto punto. Dados los avances en el proceso de paz con las Farc, eso preocupa, pues lo ideal sería un acuerdo pronto con el Eln, que le daría viento fresco a la mesa de La Habana, ante la prevención referente a cómo ese grupo activo se comportará frente a los desmovilizados de las Farc.
6.En las dos agendas este punto se refiere a la implementación de los acuerdos. Las Farc dicen que con la firma del acuerdo final se pondría en marcha todo lo acordado, mientras que el Eln menciona un 'Plan de Ejecución', en el que incluyen la verificación y el cronograma y especifican que tendrá dimensiones jurídicas, políticas, sociales, económicas y diplomáticas.
Queda de por medio el apoyo internacional, ya confirmado de la ONU y la Celac para hacer la verificación del cese el fuego y de las hostilidades, así como de la dejación de armas por las Farc. Lo que parece más conveniente es que ese proceso se hiciera a la par con el del Eln. De nuevo, esa idea suscita la preocupación de que la firma de la paz con las Farc se dilate más “y una negociación larga no le conviene ni al Gobierno ni a la sociedad”, afirma el politólogo Garzón.
Las dos mesas definieron reglas para iniciar los diálogos. La primera sobre quiénes serán los negociadores de la subversión: con el primer grupo se supo de inmediato, con el Eln solo se tiene certeza de que el jefe negociador será Eliécer Erlinto Chamorro Acosta, alias Antonio García, junto a Israel Ramírez Pineda, alias Pablo Beltrán. Por el Gobierno, la negociación secreta la dirigió Frank Pearl, pero no se ha ratificado que él vaya a ser el jefe negociador en la fase pública. Hasta ahora lo acompañan José Noé Ríos, Jaime Avendaño Lamo y el general en retiro Eduardo Herrera.
Sobre las sedes para realizar las sesiones vuelven las diferencias. Con las Farc, tras la instalación en Noruega, se definió como único lugar La Habana (Cuba); con el Eln podrán hacerse rondas en Ecuador, Venezuela, Chile, Brasil y la misma Cuba, sin que se sepa en qué orden, por qué tiempos o qué condiciones. Esos países, junto a Noruega, serán garantes del proceso, marcando así otra diferencia: los intermediarios con el Eln serán más.
Con las Farc, hacer la agenda tomó seis meses (previos a la instalación de la mesa de La Habana), mientras que con el Eln se necesitaron dos años y dos meses.
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