LA PATRIA | MANIZALES
Cali, conocida en Colombia como la Sucursal del Cielo, vive un infierno, asegura Abigail Martínez, quien labora en un conjunto residencial de Cañasgordas, al sur de la capital del Valle del Cauca, donde el domingo ocurrió un choque entre habitantes del barrio Ciudad Jardín e indígenas, con el saldo de nueve personas heridas.
La mujer, de 55 años, que labora como empleada del servicio en la casa de dos médicos, expresa que debido a los enfrentamientos no pudo ir a trabajar, pudo más el miedo que la necesidad de laborar, sumado a que hay bloqueos en la ciudad, en los que dependiendo del vehículo en que se movilice le cobran dinero para poder pasar.
Al consultarle sobre lo que sucedió en su lugar de trabajo tiene una de las muchas versiones que circulan por redes sociales en las que se divulgan videos de civiles disparando e indígenas entrando a un conjunto residencial.
“La minga indígena se quería meter allá y los ricachones los sacaron a bala”, la llamada la interrumpe su única hija, una fisioterapeuta, que de manera calmada expresa: “Hay un indígena que vive en Castilla y los indígenas le iban a llevar comida allá, por eso fue la confrontación, creyeron que se querían meter allá”.
Ciudad Jardín
Más allá de lo que sucedió en la tarde del domingo en el sur de Cali, lo que queda en evidencia, según el senador vallecaucano Carlos Fernando Motoa, de Cambio Radical, es un vacío de autoridad “total”. “Los alcaldes del Valle han sido permisivos e indolentes, no dejaron que el Gobierno nacional actuara, solo cuando vieron que esto estaba apunto de explotar hay si pidieron ayuda. Tras la visita en la madrugada de ayer del presidente, Iván Duque, se han generado algunos desbloqueos, en un 40% o 50% de la ciudad”, indica Motoa, quien fue víctima de un bloqueo el 1 de mayo en la vía entre Yumbo y Palmira, donde, según él, debió ser rescatado por el Ejército, la Policía y la Fuerza Aérea.
“Esos no son manifestantes, en mi criterio son criminales, la armas que tienen, la actitud que tienen, creen ellos tener control territorial”, agrega Motoa.
Sobre lo que sucedió en Ciudad Jardín para el senador es muy extraño. “Hace días viene habiendo un control de los indígenas en esos bloqueos, tienen chalecos con los logotipos de la Gobernación del Valle, que no están autorizados, no tienen esa potestad, los bloqueos no son de 4 o 5 días llevan 13 días, con toda la zozobra, angustia de no tener alimentos ni como movilizarse para recibir atención en salud, para salir a mercar, y sin una reacción contundente del Estado, no sé si por temor, permisividad o indolencia, los ciudadanos con sus propias formas intentaron levantar el bloqueo”.
Derechos humanos
Elmer José Montaña, abogado, exfiscal y defensor de derechos humanos, dice que lo que sucede en la capital del Valle del Cauca es muy extraño. “Desde el 28 de abril hubo una orden de volver a Cali un laboratorio de guerra. La Fuerza Pública actuó obedeciendo a un libreto prefabricado que consiste en dejar la ciudad en el día a los vándalos para que actúen sin control y justificar en la noches el ataque brutal contra los manifestantes que ejercen la protesta pacífica”, explica.
Agrega que el 28 de abril durante la marcha que fue multitudinaria no se veía a un solo policía en las calles y que él fue testigo de como grupos de individuos actuaron de manera concertada y planificada en la periferia de las marchas y concentraciones, cometiendo actos de vandalismo y saqueos en establecimientos públicos y privados, actuando a sus anchas, sin respuesta de la Fuerza Pública.
Para Montaña, la estrategia del Estado, de permitir el vandalismo, es con el objetivo de que los colombianos desistan de marchar pacíficamente, para que el asunto termine en un enfrentamiento entre la Fuerza Pública y los vándalos.
“Con eso logran que las personas que estaban de acuerdo con las marchas ahora las rechacen y peor aún que fue lo que sucedió el domingo, un odio de clases, con un discurso xenófobo y racista, pero también son inadmisibles los bloqueos, se violan los derechos humanos, generan angustia, terror, pánico, se suman al terrorismo de Estado, me preocupa que los líderes del paro no se pronuncian ni condenan esos bloqueos”, concluye el defensor de derechos humanos.
Visita de Duque
El presidente, Iván Duque, tras repetidos llamados de que acudiese a la ciudad de Cali, hizo en la madrugada de ayer una visita relámpago de cuatro horas para reunirse con las autoridades locales, aunque no se reunió con ningún manifestante o visitó los barrios más afectados por las protestas.
Allí el jefe de Estado pidió, una vez más, que se levanten los bloqueos que se han puesto en las salidas y entradas de la ciudad -y de otras localidades del país- y que los indígenas del suroeste del país regresen a sus resguardos “para evitar confrontaciones”.
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