COLPRENSA | LA PATRIA | Santa Marta
Para José Manuel Hernández, el domingo pasado empezó como de rutina, pero un terrible suceso todo lo cambió. No solo ese día, sino que lo marcó de por vida.
Como buen cristiano, José Manuel se dispuso a ponerse una buena ropa para asistir al servicio religioso que se oficia en la Iglesia Pentecostal Unidas de Colombia, ubicada en la calle 22 con carrera 8, barrio Altamira, de Fundación (Magdalena).
El reloj aún no marcaba las 8:00 de la mañana, cuando un viejo bus, de placas UVS-556, llegó hasta el barrio Vista Hermosa, donde reside José Manuel, con el fin de recoger a varios niños del sector para llevarlos hasta donde se realizaría el servicio religioso.
José Manuel salió de su humilde casa construida con tablas y techo de zinc para dirigirse hasta la Iglesia Pentecostal Unidas de Colombia. Como era cerca, lo hizo a pie.
Todo normal, pero…
La mañana transcurrió de manera normal y hacia el mediodía terminó el culto. Los asistentes se dispusieron a salir para sus viviendas y el bus, que horas antes había llevado a los niños, regresó hasta el templo para transportarlos hasta sus casas.
Unos 50 niños se subieron al viejo vehículo y según algunos testigos, iban felices. Cuando el bus recorrió dos cuadras empezó a fallar, por lo que el conductor decidió estacionarlo a un lado de la vía, detrás del Estadio Municipal de Fundación, en el mismo sector de Altamira.
Allí, al parecer, el conductor se dio a la tarea de manipular el carburador del bus, supuestamente, metiéndole gasolina por uno de sus conductos. Al encender el vehículo, este habría provocado una bola de candela que en segundos alcanzó a muchos de los pequeños ocupantes, quienes empezaron a gritar.
Gritos de agonía
Estos gritos llamaron la atención de José Manuel, quien se desplazaba a pie. “Vi cuando salía candela del bus, me acordé que allí iba un nieto y de inmediato corrí, llegué hasta la parte de atrás del bus y traté de quitarla, pero estaba muy pegada”, aseguró José Manuel.
El hombre, a medida que relataba el trágico hecho, no ocultaba el dolor que sentía al recordar la dramática escena.
“Como los que estaban allí vieron mi desesperación, me trajeron un extintor. Partimos los vidrios de atrás, logré meter el extintor por allí y le echaba una espuma, pero eso no apagaba nada. Después empecé a escuchar pequeñas explosiones y me di cuenta de que eran las cabezas de los niños que se reventaban por el calor”, narró José Manuel.
El conmovido hombre anotó que en ese momento se dio cuenta de que nada podía hacer, pues todo estaba consumado para los niños que se encontraban dentro del bus.
Echará el cuento
Sin embargo, se puede decir que no todo fue malo para José Manuel, ya que su nieto, Brayan Salcedo Villalba, se salvó de morir a pesar de que las llamas le causaron quemaduras de gravedad que lo mantienen internado en una clínica de Santa Marta.
Este menor logró salir del bus en el momento en que se inició el fuego y será de los pocos niños que podrán contar la historia de este trágico hecho sin precedentes en Colombia.
Rechazan sepelio colectivo
Los padres de familia que decidieron llegar hasta Barranquilla para hacer el análisis de ADN, con el fin de que se identifique a sus hijos, dijeron que no quieren un entierro colectivo, como se ha sugerido, pues desean saber a quién están enterrando, como dijo una señora, familiar de un menor.
Los galenos han manifestado que por el estado de incineración en que quedaron algunos cuerpos, la identificación de los cadáveres será dispendiosa.
Unos 30 familiares de los niños que murieron llegaron ayer a Barranquilla, a las dependencias de Medicina Legal, para ser analizados por los médicos, quienes cotejarán el ADN y así identificar los cadáveres. Los cadáveres de 32 de los 33 niños fueron traídos desde el sitio para ser analizados.
Tres menores aún permanecen en estado crítico y están en centros hospitalarios de Barranquilla.
Algunos niños y niñas lograron saltar del bus por las ventanas, pero otros no, por ser más pequeños. Los mayorcitos pudieron rescatar de las llamas a otros, aún exponiendo sus propias vidas.
Una niña que logró salir ilesa narró a Caracol Televisión que dentro del bus iba una pimpina con gasolina, la que al parecer utilizó el conductor para echarle al carburador.
Más responsables
Santa Marta. Las investigaciones que se adelantan para determinar responsabilidades en el caso en el que 33 niños murieron quemados en Fundación seguirá su curso, por lo que se espera que dentro de unos días se presenten más capturas.
Así lo dio a conocer el director de Fiscalías en el Magdalena, Germán Ordóñez Plata, quien agregó que se llegará hasta el fondo y que a todo el que tenga responsabilidad en este caso le caerá el peso de la ley.
Ordóñez Plata habló a la entrada del Centro de Servicios Judiciales de Santa Marta, donde se le adelantarán las audiencias al conductor del bus, Jaime Gutiérrez Ospina y al director del grupo de los niños de la Iglesia Pentecostal Unidos de Colombia, sede de Fundación, Manuel Salvador Ibarra Plaza.
Gutiérrez Ospina podría enfrentar una condena de 60 años de cárcel, la máxima pena que contempla la ley penal vigente en Colombia.
La Fiscalía estaría imputando, de acuerdo con las evidencias que se están recopilando, no el delito de homicidio culposo, sino el de doloso, de acuerdo con las circunstancias que originaron la tragedia.
Además, el hecho de que el conductor es mecánico, agrava su situación jurídica, “porque es una persona con conocimiento automotriz y por consiguiente sabía del riesgo de manipular la carburación del vehículo con la utilización de combustible”.
Ibarra, de quien se conoció que es abogado, fue capturado y se le imputarán delitos de homicidio culposo y lesiones personales.
Tragedia anunciada
La muerte de los 33 niños era casi una tragedia anunciada. Aunque no se han establecido las causas que produjeron el estallido del bus en el que se transportaban los menores, las inconsistencias y la violación a las normas, por el conductor y el automotor, habrían influido en el accidente.
En el trágico hecho convergieron diversas irregularidades que hoy son investigadas por las autoridades del sector transporte, quienes además de varios mensajes en Twitter, no han emitido un pronunciamiento oficial.
Hasta el momento se ha podido establecer que el conductor del bus, Jaime Gutiérrez Pino, no tenía licencia de conducción.
Asimismo, que el bus de placas UVS-556 estaba desvinculado del servicio público desde hace dos años y no tenía los papeles al día, entre ellos la revisión técnico-mecánica que lo habilita como un automotor en condiciones idóneas para transitar.
La norma dice además que está prohibido transportar a los usuarios de pie o en un número mayor a la capacidad de pasajeros, sin embargo ahí también se incumplió teniendo en cuenta que el bus tenía cupo para 30 personas y, al parecer, llevaba 45 menores.
La ministra de Transporte, Cecilia álvarez Correa reconoció, a través de su cuenta de Twitter, que “la tragedia de los niños en Fundación ocurrió por una irresponsabilidad muy grande” y ha dicho que llegará “hasta las últimas consecuencias en las investigaciones”. Eran, al parecer, 52 niños de edades entre 2 y 12 años.
Oraciones, llanto y reclamos
Barranquilla. Aunque el cielo dejaba caer un fuerte aguacero, decenas de habitantes del municipio de Fundación (Magdalena) llegaban hasta la entrada del barrio Altamira a colocar una ofrenda floral o a dejar un mensaje de condolencia.
Es una tragedia que enluta a este municipio, ubicado a 138 kilómetros de Barranquilla y a 101 de Santa Marta.
Entre las personas que llegaron al barrio Altamira estaba Sandri Medina, de 15 años, quien se salvó de morir entre las llamas, porque se bajó cuando el bus se varó. “Nosotros sentíamos que olía mucho a gasolina. Estábamos incómodos, por eso cuando se quedó varado me bajé para irme a pie para la casa”, recordó.
“Otros niños se querían bajar, pero no lo hicieron porque ya estábamos llegando. Ellos se quedaron arriba cuando el señor se bajó (el conductor). Al ratico se prendió y cuando todo el mundo corrió a sacar a los niños ya no podían sacarlos”, expresó entre sollozos.
La niña fue testigo de la muerte de sus vecinos y amigos, pero también del milagro de la supervivencia de otros. “Mis primas salieron por las ventanas, y otros también, pero los más pequeños no pudieron”, recordó.
Lenin Cantillo es de los moradores del municipio de Fundación, que primero llegó al lugar del siniestro. Él ayudó a apagar el fuego y además a levantar los cadáveres, pero también vio a un hombre que arribó desesperado al sitio, buscando a su pequeña hija.
Al no encontrarla, se fue hasta un monte y encendió una vela al lado de un frondoso árbol. Junto a ella colocó un vaso con agua y un par de zapatos de su familiar desaparecida. “Él le estaba rezando a Santa Inés del Monte para que le ayudara a encontrar a la niña. Lo hizo con mucha fe y por eso fue recompensado”, afirmó Lenin, refiriéndose a lo que llama un milagro: “Al ratico llegó alguien y le dijo que habían encontrado a la niñita. Que estaba quemada, pero que se salvaba y la habían llevado a un hospital”, explicó.
Ayer, el papa Francisco se pronunció a través del secretario de Estado, el Cardenal Pietro Parolín. Dijo que "el Papa lamenta esta terrible noticia, ocurrida en Colombia, la cual ha dejado numerosas víctimas, entre ellas a muchos niños".
Y agrega que Su Santidad “Ruega a vuestra excelencia que tenga la amabilidad de hacer llegar su cercanía y afecto a todos los afectados en tan lamentable percance”, dice la carta emitida por el cardenal.
En cifras
33 fallecidos.
28 quemados.
14 heridos, pero dados de alta.
17 forenses trabajan en la identificación de los cadáveres
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015