COLPRENSA | LA PATRIA | Fundación
La entrega oficial de los cuerpecitos de los menores que resultaron calcinados tras el inexplicable siniestro ocurrido el pasado domingo 18 de mayo, cuando una buseta de transporte especial en pésimas condiciones estalló en llamas y les arrancó la vida a 33 niños y niñas en Fundación, permitió ayer el sepelio colectivo de 31 de ellos, concertado por las familias afectadas y la Alcaldía. Fue en el nuevo cementerio municipal 'Ángeles de Luz', de esa ciudad.
Antes se dieron eventos luctuosos, litúrgicos y ceremoniales en cámara ardiente, a cargo de miembros de la Iglesia Católica, la Iglesia Pentecostal de Fundación y de las escuelas y colegios en donde estudiaban la mayoría de estos angelitos.
De los 33 niños muertos, uno ya fue sepultado el pasado fin de semana. Se trata de Antonio Pabón Meza, de siete años, quien falleció cinco días después del incidente en una clínica de Barranquilla como consecuencia de las quemaduras en el 95 por ciento del cuerpo. De igual forma, la alcaldesa de Fundación, Luz Estella Durán, confirmó que la niña Belkys Pau Gómez será repatriada a Venezuela, su país de origen, mientras que otros dos menores serán sepultados en Barranquilla y Ciénaga.
Ya sepultados
Como se recuerda, no todos los menores fallecieron en el tristemente recordado lugar de los hechos en el barrio Altamira, un sector deprimido de Fundación. El domingo 18 de mayo fueron 31 niños y niñas las víctimas mortales que perecieron calcinados dentro del bus, y otros dos 'angelitos' que fallecieron en clínicas de Barranquilla, uno que ya fue sepultado en el cementerio San Rafael de Fundación.
Diversas instituciones estatales están al frente de la atención de los padres que han recibido en los últimos días tratamiento sicológico y orientación profesional de funcionarios de ICBF, Defensoría del Pueblo, las dependencias sociales de la Presidencia de la República, Ministerio de Salud, entre otras, con el fin de hacer el acompañamiento respectivo y evitar que el dolor de estas familias sea mucho mayor.
En el caso de algunas familias que perdieron más de un integrante, como los Tapia, las autoridades han reforzado ese acompañamiento, además de la asistencia que han convenido instituciones para seguir con estos procesos de atención por lo menos por dos años más.
Quería estar con su hijo
Manuel Ibarra, pastor de la Iglesia Pentecostal Unidad de Colombia, recluido en la Cárcel Modelo de Barranquilla, solicitó a las autoridades que le dieran permiso para estar en el entierro de su hija, que también falleció incinerada en la tragedia.
Ibarra y el conductor del vehículo, Jaime Ramos, están en ese centro carcelario, luego de que un juez de control de garantías los envió allí. Al primero, por haberlo contratado sin comprobar el estado del carro y, al segundo, por no tener la precaución de bajar a los niños enl momento en que presentaba la falla mecánica.
Acompañamiento
Un equipo de trabajo de la Empresa Social del Estado Hospital San Rafael visita los barrios afectados, donde residen los familiares de los niños que fallecieron y otros más que quedaron heridos, a los cuales se les hace seguimiento para ayudarlos a salir adelante.
La tragedia enlutó a los colombianos por la edad de los menores, que estaban entre los 2 y 9 años.
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