Foto | Andrés Piscov
Argemiro Piñeros Moreno
Enviado especial
COLPRENSA | LA PATRIA | CIUDAD DE EL VATICANO
Una mancha amarilla, azul y roja empezó a cubrir desde la madrugada de este domingo la Plaza de San Pedro en la Ciudad de El Vaticano. Era la mancha de miles de colombianos que fueron testigos de la canonización de Laura Montoya como la primera santa que tiene el país.
La ceremonia empezó muy puntual a las 9:30 de la mañana, en Roma, cuando el papa Francisco salió a las escalinatas de El Vaticano para empezarla, y fue en ese momento en que hubo la primera salva de aplausos de los colombianos jubilosos.
De inmediato inició el rito de la canonización. Más de 80 mil visitantes iban leyendo el libro en que se podía seguir todos los momentos de la misa del séptimo domingo de Pascua.
El canto de las letanías de todos los santos dio paso para que ya en ese momento la Madre Laura fuera una santa más para los católicos, y en muy sentido canto los feligreses pidieron que orara por Colombia.
De inmediato su santidad Francisco y los otros prelados que estaban presidiendo la ceremonia dieron paso a dos cortas oraciones en las que rezaban a los nuevos santos: Laura, Antonio Primaldo y María Guadalupe García, los dos últimos también canonizados en la misa que estuvo en su gran parte oficiada en latín.
La sorpresa fue, sin embargo, la primera lectura, del Libro de los Hechos de los Apósteles, porque fue leída en español, algo inusual en la misas que se ofician por el Santo Padre.
Ya en la homilía llegó el momento especial cuando el papa Francisco le contó a los feligreses quién fue Laura Montoya Upeguí y por qué desde ese momento ya era una santa más.
“Esta primera Santa nacida en la hermosa tierra colombiana nos enseña a ser generosos con Dios, a no vivir la fe solitariamente como si fuera posible vivir la fe alzadamente, sino a comunicarla, a irradiar el Evangelio, con la palabra y el testimonio de vida allá en donde nos encontremos, en cualquier lugar que estemos irradiemos el Evangelio”, expresó el papa, interrumpido por otra salva de aplausos de los asistentes.
Ya en la parte final de la misa la emoción de los nacionales que estaban en la Plaza de San Pedro volvió a romper de júbilo cuando el Santo Padre envió un mensaje de paz representado en la labor que realizó la Santa Laura en su vida como religiosa.
“Por la interseción de la Madre Laura Montoya, el Señor conceda un nuevo impulso misionero y evangelizador a la Iglesia y que, inspirados en el ejemplo de concordia y reconciliación de esta nueva Santa, los amados hijos de Colombia continúen trabajando por la paz y el justo desarrollo de su patria”.
Al término de la misa y su recorrido en el papamóvil por la Plaza de San Pedro, Francisco fue recibiendo varios regalos de colombianos que estuvieron allí presentes, que en su mayoría le dieron banderas con mensajes a su santidad.
Y más emocionados quedaron unos pocos feligreses colombianos que al final de ese recorrido pudieron estrecharle la mano y cruzar algunas palabras con el Papa, enfermos en sillas de rueda, sus familiares y un periodista de la comitiva oficial que rompiendo el duro protocolo de El Vaticano se ubicó en ese sector y también lo saludó.
Así fue el domingo en que al santoral llegó la madre Laura que desde hoy es Santa Laura Catalina de Siena.
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