EFE | LA PATRIA | Bogotá
El conflicto en Colombia sigue enquistado en departamentos como el Cauca donde el miércoles ocurrió una masacre en Santander de Quilichao. La matanza fue cometida por la noche cuando cinco personas que se encontraban en una finca en la vereda Cascabel fueron atacadas con armas de fuego por hombres sin identificar.
Tres fallecieron en el lugar, uno más murió cuando era trasladado a un centro asistencial. Otra persona quedó herida. El secretario de Gobierno del Cauca, Luis Angulo, indicó que aún se investigan quién está detrás de estos hechos, pero este municipio fue calificado como "centro de negocios" para el narcotráfico y la minería ilegal, en una alerta temprana de la Defensoría del Pueblo de diciembre del 2019.
El senador indígena Feliciano Valencia, que fue de las primeras personas en hacerse eco de esta nueva matanza, pidió al Gobierno que vea "otras opciones para enfrentar este flagelo que ha sumido en sangre, violencia, horror y corrupción al país", más allá de aumentar el número de militares que "no es una solución".
En la zona, según la Defensoría, operan un frente de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (Eln), dos columnas disidentes de las Farc, entre ellas la Dagoberto Ramos - de las más activas de la zona-, y otros grupos armados y paramilitares como las Autodefensas Gaitanistas de Colombia o Clan del Golfo, el grupo criminal más grande del país.
Se trata de la quinta masacre en el Cauca, que vive un resurgimiento de la violencia por la disputa por el control del territorio de grupos armados, y donde, junto con Antioquia, más personas han sido asesinadas en lo que va del año: 18.
En 2021 han sido perpetradas en el país 26 masacres con 95 muertos, según las cifras del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz)
Antecedentes
Las alarmas se encendieron el Cauca hace tres semanas cuando un carro bomba explotó frente a la Alcaldía del municipio de Corinto, en el norte del departamento, y casi medio centenar de personas resultaron heridas.
Pero las señales vienen de largo: los cuatro jóvenes indígenas que asesinaron en Argelia, en el sur, o la salida en bloque de todo el Concejo en enero por las amenazas que recibieron en este mismo pueblo.
También las cinco masacres que se han producido en lo que va de año, con 18 muertos, según datos del Instituto de estudios para el desarrollo y la paz (Indepaz), o los 206 líderes sociales asesinados en esa región durante el actual Gobierno.
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