"Aún no hay superación integral del fenómeno paramilitar"

Colprensa|LA PATRIA

Para Álvaro Villarraga, director de Acuerdos de Verdad del Centro de Memoria Histórica, se debe aceptar que las amenazas y los asesinatos en contra de defensores de Derechos Humanos, de líderes de izquierda, así como de representantes de víctimas y reclamantes de tierras, son resultado del fenómeno del paramilitarismo.

Las Farc también insisten en lo mismo y piden que se tomen acciones en contra de estos hechos. Y aunque el Gobierno Nacional ha reforzado su estrategia en contra del crimen organizado, siguen afirmando que el paramilitarismo ya no existe en Colombia.

¿Qué implica la posición del Gobierno de rechazar que las acciones registradas hacen parte del paramili-tarismo?

En el Centro Nacional de Memoria histórica entregamos un informe en detalle revisando las circunstancias de violencia existentes a nivel nacional y a nivel de las regiones y hemos recuperado lo sucedido luego de las desmovilizaciones de las Auc. Encontramos que aún no hay superación integral del fenómeno paramilitar y que hay rezagos de paramilitarismo degradado, desde luego muy ligados a redes delincuenciales. Asunto que además no es nuevo, sino que está desde el origen del paramilitarismo de los años 80. Y si bien, hoy no existen las AUC, si bien hoy se han logrado desestructurar expresiones del paramilitarismo, si bien ha habido avances en la justicia para su sometimiento, no es un fenómeno visto en conjunto totalmente superado.

-Podríamos decir entonces, ¿que el paramilitarismo nunca ha acabado?

Es un fenómeno no superado y las estrategias estatales y gubernamentales deben revisarse y fortalecerse tanto por el efecto que siguen causando -al punto de que siguen siendo el principal factor y actor de las violaciones de derechos humanos-, como en un contexto en el que el proceso de paz exige garantías firmes y efectivas en las regiones.

-Si uno llegara a aceptar que el Clan Úsuga hace parte del fenómeno del paramilitarismo, eso permitiría que hagan parte de un proceso de paz, ¿la palabra le abriría espacio a un proceso de este tipo?

No necesariamente. Para mí no. Veamos incluso que cuando se le quiso dar tratamiento legal, jurídico y político con estatus de proceso de paz a las Auc fracasó. Así lo analizamos en el informe Basta Ya. Lo que resultó en últimas fue un procedimiento de sometimiento a la justicia y a la legalidad, y un tratamiento a la parte de ellos que se reintegraron a la vida civil, pero siguieron expresiones activas, más degradas, dispersas y en disputa de este fenómeno.

-Entonces lo que ha hecho el Gobierno…

El Gobierno Nacional, creo que con acierto, ha planteado el sometimiento a la justicia. Y desde muchas voces se plantean recomendaciones para que se fortalezcan frente al fenómeno tanto relativas a la Fuerza Pública, relativas hacia a la justicia investigativa y sanción, como relativas a fórmulas al sometimiento a la justicia que pueden darse con este tipo de agrupaciones. Pero que no significa reconcomiendo político, que por su naturaleza es un fenómeno radicalmente distinto a las guerrillas insurgentes.

-¿Por qué es importante decir que sí es paramilitarismo?

El presidente Uribe en el 2003 le informó al país que había desaparecido el fenómeno paramilitar, pero no desapareció. Cuando hablamos de un fenómeno no hablamos solo de grupos armados hablamos de una serie de circunstancias complejas de alianzas entre actores, de capturas y acceso a poderes locales, regionales, de concepciones, de criminalización de sectores, de ataque. Hoy incluso de oposición a la ley de restitución de tierras y a las consecuencias que deben llevar los reclamantes de tierra. Entonces sí hay un debate. Este fenómeno no es un simple asunto policial frente algunos delitos, claro que los hay.

El paramilitarismo en su conjunto tiene delitos muy complejos pero también tiene concepciones y prácticas que han permeado instancias institucionales, actores políticos y dinámicas sociales y a hoy aún hay expresiones de eso.