Por no contar con la señal de televisión abierta para la transmisión del debate sobre el matrimonio homosexual, la plenaria del Senado, con más de 30 votos, decidió aplazar la discusión sobre el proyecto para el próximo martes.
Durante la discusión alcanzaron a participar el presidente del Congreso, Roy Barreras, en representación del partido de la U, quién pidió que se hundiera el proyecto de matrimonio igualitario, pero exigió que el Congreso legisle sobre la legalización de las uniones libres para personas del mismo sexo.
“Sobre lo que no tenemos duda es sobre los derechos de los homosexuales y sobre el derecho de los niños y las niñas a tener el referente de papá y mamá. Por eso le pido a las mayorías de este Congreso que voten negativamente esta propuesta, pero pido que de manera conjunta creemos una figura contractual que le garantice los derechos de estas comunidades”, puntualizó Barreras.
A su turno el representante Hernán Andrade, del Partido Conservador, dijo que la colectividad es respetuosa de la orientación sexual de las personas, “por supuesto que compartimos la lucha por los derechos patrimoniales económicos y sociales de la comunidad homosexual, pero ello no significa que compartamos lo que es atacar la estructura básica de la sociedad”.
Y agregó que “el Congreso tiene que ser consecuente y debe corresponder a la mayoría de la voluntad de los colombianos. Si persiste la posición del senador Benedetti de no cambiar el proyecto, habrá que legislar sobre los derechos de estas personas en otra legislatura”.
Posición retardataria
Durante la intervención del ponente del proyecto, senador Armando Benedetti, del Partido de la U, este manifestó que de hundirse la ley sería “una posición retardataria” y consideró que será la Corte Constitucional la que reinvindicará los derechos de estas comunidades.
Además sostuvo que como la Iglesia apoya la iniciativa de la paz, “entonces las mayorías no quieren perder ese apoyo. Lo que se dice contra la comunidad LGBTI se dijo contra los que querían abolir la esclavitud, estamos en una sociedad retardataria”.
Durante la sesión también intervinieron los voceros de la sociedad civil. Primero lo hizo Luis Carlos Henao De Brigard, vicepresidente del foro nacional de la familia. Aseguró que la Corte Constitucional no debería atreverse a crear nuevos supuestos jurídicos que atentan contra la estructura básica de la sociedad colombiana.
Por otro lado, participó Hunter Carter, abogado experto en matrimonio igualitario, quién se confesó homosexual y afirmó que legislar sobre los derechos de los homosexuales es hacerlo sobre los derechos humanos.
“Tengo un matrimonio con un colombiano, pertenezco a esta comunidad y a la familia colombiana. Me casé en Estados Unidos con César Augusto Zapata, hago parte de una familia homosexual. Algunas personas afirman que el matrimonio es la unión entre hombre y mujer, la constitución colombiana aprobó en 1991 esa definición porque no había en ese tiempo ninguna consideración sobre parejas del mismo sexo”.
A su turno Marta Lucía Cuellar, representante de la comunidad LGTBI se declaró heterosexual y confesó tener un hijo homosexual. Advirtió que “la sociedad es dinámica, si ustedes siguen pensando como en el siglo XIX se los van a cobrar los jóvenes con votos”.
Las posiciones
Las dos bancadas mayoritarias dentro de la corporación, partidos de la U y Conservador (respectivamente), se unieron para votar de manera negativa el controvertido proyecto que durante las últimas dos semanas ha generado enfrentamiento en distintos sectores y comunidades del país.
Conservadores y la U, que firmaron una alianza para trabajar unidos hace una semana, decidieron ayer que el proyecto es inconveniente, razón por la que pedirán su hundimiento en el segundo debate.
En el liberalismo y Cambio radical, los otros partidos de la Unidad Nacional, sus bancadas quedaron en libertad de votar el proyecto.
Las bancadas de cristianos militantes en MIRA, PIN y la misma U también pidieron el archivo. El Polo Democrático y la tendencia de progresistas avalaron la iniciativa.
Lo legalizan
Sídney (Australia). El Parlamento de Nueva Zelanda aprobó ayer la legislación que reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo y se convirtió en el primer país del Asia-Pacífico y el décimo-tercero del mundo en legalizar este tipo de enlaces.
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