LA PATRIA | MANIZALES
Por estos días los campesinos terminan de arañar los últimos granos de la cosecha de mitaca, que se inició en mayo. Para los recolectores, el trabajo comienza a escasear y están pagando muy poco.
Las inclemencias del clima, bajo un sol ardiente o una lluvia pertinaz, los obliga a utilizar pañoletas, gorras y camisas de manga larga. Así le huyen al calor y de paso, a los zancudos que merodean por los cafetales, aunque también les sirve para protegerse del agua.
Cientos de personas de esta tierra cafetera que viven de realizar este oficio hacen maromas con su economía para esperar hasta septiembre, cuando los granos de café maduran por completo y comienza la verdadera cosecha.
Algunos más osados protegen el rostro con un pañolón para evitar las picaduras de los zancudos o las quemaduras del sol.
En el cuello, un retazo de tela para secar el sudor. En la cintura llevan amarrado la canasta y un radio, la mejor compañía, para escuchar música.
A la hora de almuerzo se sientan a reposar debajo de un parasol y a esperar que llegue el patrón de corte a recibir lo producido.
Cuando salen del trabajo se dirigen a sus casas. La mayoría visten con yin y camiseta.
Pocos usan sombrero.
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