Buscan conciliar turismo con acueducto en Neira

Jorge Iván Castaño

LA PATRIA|Neira

Los chorros y cascadas de la vereda Las Peñas son los favoritos de los neiranos para visitarlos. Se encuentran a hora y media de la cabecera y se llega por una vía a la que solo se puede acceder en camperos y un tramo a pie o a caballo.

Algunas caídas las calculan hasta en 200 metros. Nacen en la parte alta de la cordillera, en los montes de Santa Elena en límites entre Neira y Aranzazu. En su caída se ubican los tanque que surten el abasto rural Cardal- Cardalito y Felicia, que beneficia a 88 familias, unas 600 personas.

En los últimos años este sector se ha convertido en el más visitado por turistas, ciclistas y amantes del montañismo. Por este camino, que fue de arriería, entró el comercio y el progreso a Neira y Manizales desde Medellín. El recorrido ofrece al caminante paisajes desde el borde del río Tapias y se sube a la vereda Pan de Azúcar. De allí se emprende el recorrido a los chorros y las cascadas.

El temor de los habitantes es que la llegada continua de turistas contamine el agua que ellos toman de las caídas.

El alcalde, Luis Gonzaga Correa García, manifestó que se proyecta ubicar la bocatoma de Felicia, Cardal y Cardalito en un sitio más alto para hacer la captación del líquido. Reconoce que los turistas pueden enturbiar el agua y contaminarla.

La Alcaldía pretende organizar un problema que tiene unos 40 años.

La administradora de los acueductos rurales manifestó que constantemente cierran este sector con cinta amarilla, pero no se respeta, pues quienes llegan allí quieren disfrutar de un chapuzón bajo las cascadas.

El dato

Cada usuario del acueducto paga $12.000 bimestrales para que el agua le llegue a su finca.

En la gráfica se observan las caídas de agua y el tanque en la parte baja.