Lorena Velásquez o Lorena Pimienta, como se hace llamar, ve absurdo que por su condición de transgénero le impidan ingresar a algunos sitios en Manizales.
Forma parte del colectivo Las Guapas, hombres trans que ejercen el trabajo sexual u otros oficios, pero ya como mujeres. Se siente vulnerada y discriminada por la misma sociedad, por eso buscó ayuda y la encontró hace tres meses en la Corporación El Faro.
“Nos brinda apoyo para que tengamos los mismos derechos que cualquier ciudadano. Nos acompaña y asesora para acceder a servicios de salud, cuando lo requerimos, y está en un proyecto de manualidades”.
Sabe de compañeras que han solicitado servicios médicos, pero que por el solo hecho de llamarlas con el nombre de hombre y ver a una mujer se da el estigma. “En los casos de estudio, tal vez no nos aceptan por el qué dirán, por el matoneo que hasta entre nosotras mismas existe, nos tratamos desde la más fea hasta la más bonita”.
Encontraron apoyo
Lorena participó ayer en el Primer Festival Trans de Manizales que organizó la Corporación El Faro con apoyo de la Alcaldía desde la Oficina de Género.
El mensaje de Lorena para la población trans es que son ellos mismos los que se subyugan. “Uno se encierra y no busca ayuda, sabiendo que hay gente e instituciones que nos pueden orientar. Uno se debe abrir las puertas y echar para adelante. Podemos estudiar y ejercer otra labor que no sea la prostitución. Yo lo estoy logrando y me gustaría que más de una me siguiera el paso”.
Otra historia es la de Daniel Camilo Calderón. A través de su medicina prepagada, hace un año está en tratamiento hormonal para terminar de convertirse en hombre. Cada mes o mes y medio le aplican unas inyecciones.
“Empecé a estudiar el tema de género, de orientación, de identidad, y así le fui dando sentido a lo que sentía. Cuando salí de mi casa, a los 17, tenía la posibilidad de irme a estudiar a cualquier parte, y mis papás recién se habían dado cuenta de que me gustaban las chicas. Me criticaban por ser lesbiana y tenía muchas confusiones. Decidí irme de la casa en buenos términos, y estando acá les dije que no era lesbiana, que era un chico trans. Todo ha sido con acompañamiento de varios profesionales”.
Siente que convertirse en hombre, en una sociedad machista como la colombiana, ha sido más fácil y le ha dado estatus. “Pasé a ser un chico y tengo más derechos. Los chicos dejan su hombría para volverse mujeres y por eso las critican y discriminan”.
Centro de escucha
El Centro de Escucha Diverso es un programa de la Corporación El Faro al que asisten personas a contar experiencias, está orientado a mujeres y chicas trans que ejercen el trabajo sexual. Se cuentan casos de violencia familiar, sexual y de género para trazar rutas que lleven a reparar cada caso.
Carlos Buriticá, director de la Corporación El Faro, explica que existen desde el 2010 y trabajan sexualidad responsable, libre desarrollo de la personalidad y consumo de drogas responsable. “Estamos desarrollando el Centro de Escucha, que programó el festival para comenzar a visibilizar el tema trans, que debe ser discutido públicamente e incluido en la agenda municipal. Tenemos un programa muy simple: Tránsito por la ciudad, y hemos visto que las mujeres trans que han ejercido el trabajo sexual han sido confinadas a vivir en la puerta del hotel, se les impide el tránsito por la ciudad hacia muchos sitios porque se considera que van a ejercer el trabajo sexual”.
Los programas de El Faro son gratis. Las personas y familias interesadas en buscar apoyo y asesoría pueden acudir a la calle 21 con carrera 15, segundo piso, una cuadra antes del Parque Liborio. Teléfono 3012121653.
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