El comején dejó huella en el templo San Antonio María Claret, que tendrá que ser reconstruido por el daño que le causó esta plaga.
Durante las eucaristías, los sacerdotes notaban que en la mesa del altar caían del techo partículas de madera, y cada vez lo veían más embombado. Con el fin de cambiar y remodelar el templo, desde el año pasado pidieron permiso al Municipio, ya que la construcción es Bien de Interés Cultural.
Mientras esperaban la respuesta, la comunidad religiosa decidió cerrar la iglesia para evitar que el techo cediera en cualquier momento sobre las personas que estuvieran adentro.
Desde marzo, los feligreses del barrio Versalles, donde está ubicado el templo, han tenido que desplazarse hasta la capilla de las Hermanas de los Pobres de San Pedro Claver, en el mismo barrio.
Con nostalgia dejaron la iglesia, que se terminó de construir en 1947, en honor a San Antonio María Claret y que fundó la orden de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María.
Sorpresa
El vicario de la parroquia de los claretianos, sacerdote Vicente Rivera, apuntó que los misioneros llegaron en 1941 a Manizales, y el lote lo compraron en 1943 para una capilla en honor al Sagrado Corazón de María.
El primer templo tenía piso en madera, que enceraban con frecuencia, y por donde a veces rodaban monedas imposibles de rescatar, si caían en una hendija. No sabe muy bien en qué fecha pusieron baldosas y revistieron de cemento las columnas de la estructura.
Cuando el permiso del Municipio llegó, el techo les tenía una sorpresa: después de muchos meses de esperar esa autorización para retirar y restaurar el techo, lo encontraron comido por el comején en un 98%. Sólo el cuadro del Sagrado Corazón de María está intacto, como un milagro, no tiene ni una mordida de comején.
Todas las columnas
Ingenieros y arquitectos que evaluaron el templo descubrieron que las columnas también presentan deterioro estructural. "Están muy por debajo de las condiciones requeridas en la ley de sismorresistencia, cada columna debe tener tres mil unidades de fuerza, y las del templo solo tienen 1.300", explicó el ingeniero Henry González.
El arquitecto Germán Villada Sánchez indicó que han sido ocho meses de análisis, que incluyó el levantamiento de los planos, porque no existían.
El diagnóstico señaló que las columnas no estaban dando la capacidad de carga, que los arcos que pensaban que eran en concreto apenas son en madera y no prestan soporte, y que no hay vigas.
Propuestas
Hubo dos propuestas que salían más caras que la reconstrucción. Hacer una estructura metálica alrededor de las columnas, como las de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional, pero acabaría con la espacialidad del templo como Bien de Interés Cultural.
La segunda fue "encamisar las columnas de concreto en una estructura metálica y tener una cercha para el techo, pero costaba $650 millones, algo demasiado caro", comentó el arquitecto.
Finalmente decidieron "ir haciendo una demolición por cuadrantes y reconstruir las columnas, exactamente iguales, instalar cerchas metálicas, la cubierta normal y un cielo raso en superboard". Esta opción cuesta $350 millones y podría demorarse 10 meses, desde que cuenten con los recursos.
Donaciones
"Ahora lo importante es que la gente haga donaciones para levantar nuevamente el templo de San Antonio María Claret. Cada metro cuadrado de construcción puede costar $700 mil.
Quienes estén interesados en donar se pueden acercar al templo, participar en las actividades o consignar en la cuenta de ahorros Bancolombia 07096097713 al titular San Antonio María Claret, indicó el párroco Fredys Fernando Diazgranados Martínez.
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