LA PATRIA | MANIZALES
Emocionados. Así se sintieron ayer los familiares y amigos de Héctor Mejía Aristizábal, quienes asistieron a la Basílica de la Inmaculada Concepción para presenciar el homenaje que se le hizo a este empresario, con cerca de 50 años de trayectoria empresarial.
El director del periódico LA PATRIA, Nicolás Restrepo, le entregó el Voceador de Prensa, que lo distingue como el Caldense del Año 2017 por su impulso empresarial, aporte económico y social.
Con la humildad que lo destaca, Mejía Aristizábal sostuvo que es un gran honor y que lo recibe con gratitud en bien de su familia, de Pensilvania, de Caldas y de Manizales.
También aprovechó para llamar a la unión y desarmar los espíritus, con el fin de pensar juntos en grande y propiciar la Unión del Eje Cafetero. "Tenía razón Mario Calderón Rivera, quien nos habló tantas veces de la ciudad-región", dijo.
Así mismo, sostuvo que sí hay cielo y que se llama Manizales, una ciudad culta, de tradición familiar y educada. Sin embargo, también pidió que no se olviden de Chinchiná y de algo que calificó de diferente: Pensilvania.
Mejía Aristizábal invitó a los asistentes a tener en cuenta que no hay progreso sin generación de empleo y bienestar, ni satisfacción sin crecimiento espiritual. "Como decía un ilustre antioqueño, para progresar, es necesario servir”, insistió.
Satisfacción
* Dora Franco de Mejía (esposa)
Siento demasiado orgullo, estoy muy contenta que se le reconozcan sus méritos. Muchas gracias a LA PATRIA.
* José Jaramillo
Es de las mejores decisiones que se han tomado porque Héctor es un líder, gran empresario y hombre cívico. Excelente.
* Padre Alirio Ramírez, parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de Arauca
Muy merecido, por que en su familia hay grandes pilares como el amor a Dios, a la familia y el sentido social.
* Adriana Gutiérrez
Muy merecido, muy importante que se destaquen este tipo de líderes y un ejemplo para nuestros emprendedores.
* Óscar Iván Zuluaga Escobar
Lo siento como propio, no solo por el nexo familiar y de región, sino porque representa todos los valores caldenses.
* Alejandro Mejía (hijo menor)
Es un orgullo para la familia, nos da ánimo para seguir adelante. Es una lección de vida y un ejemplo digno a seguir.
* Susana Trujillo Mejía (Nieta)
Es un orgullo. Muy merecido porque son muchos años de trabajo y de ayudar a la sociedad.
* Néstor Buitrago
Se estaba en mora de hacer este reconocimiento porque es un hombre que nos ha dado ejemplo de servicio social.
* Camilo Vallejo Giraldo, Corporación Cívica de Caldas
Es un mensaje para el empresariado caldense, que no olvide que la transformación va más allá de las cuatro paredes.
Discurso Héctor Mejía Aristizábal, presidente grupo Arme
Agradecimiento
La vida nos depara momentos de satisfacción y hoy por fortuna nuestra estamos reunidos celebrando el transcurrir de mi vida a lo largo de tantos años; primero en Pensilvania y luego aquí en Manizales por casi 50 años. El resultado es este magnífico galardón: el Caldense del año 2017, que recibo con humildad y con gratitud en bien de mi familia, de Pensilvania, de Caldas y de esta gran ciudad de Manizales.
Las cosas se vuelven impersonales cuando se pierden las costumbres, me refiero a nuestro diario LAPATRIA; una gran mayoría de los aquí presentes nos levantamos a recogerlo, con el fin de saber de primeros los acontecimientos del día. Quiero resaltar un gran mérito de LAPATRIA que por costumbre pasa desapercibido, como es el de hacer conocer nuestra ciudad y el departamento. LAPATRIA saluda, hace pasar a los personajes que nos visitan, les da café, los direccionan y les cuentan lo que somos. Y nosotros tan tranquilos porque tenemos quién nos represente. Como si fuese poco, es la entidad que instituyó este concurso, lo organiza y lo patrocina. Gracias por ello familia Restrepo Restrepo.
Agradecimiento muy especial al doctor Camilo Vallejo y a la Corporación Cívica de Caldas, quienes tuvieron a bien postularme. Agradecimiento también para las personas que integraron el jurado, quienes se fijaron en mí para tan alta distinción.
Pensilvania y vida laboral
En mis inicios, en el transcurso del bachillerato tuve la fortuna de hacerlo en el Colegio Nacional de Oriente de Pensilvania, regentado por entonces los hermanos de La Salle; con ellos, aprendí sabias lecciones de historia, literatura y álgebra de Baldor. Lo principal: cívica y la urbanidad de Carreño. Los hermanos de La Salle, venidos de Francia, con el mejor estilo, cultura, el saber y las buenas maneras y algo muy especial: la caligrafía, el orden y el respeto.
Cuando me llegó el tiempo de definir qué camino coger, me presenté a un concurso para seminarista y en la entrevista definitiva con el párroco del pueblo, él me notificó que no pasé, porque dijo que yo tenía unas ideas como muy liberales. Mi padre, inquieto con mis movimientos, me manifestó que tenía una situación económica difícil y me pidió trabajar con él. Fue entonces cuando tomé la decisión de vincularme al negocio, que era una tienda de venta de víveres y compra de café.
En poco tiempo, llegó la prosperidad y volvió a reinar la tranquilidad en la familia, ya que habíamos superado la crisis. “Mi maestro”, como le solía decir, me dio sabias lecciones. Algún personaje lo calificó como: “ojo de águila”, lo que hoy se traduce como “ser visionario”. Igualmente, me enseñó la dinámica: “no piense más, hágalo”, es decir, actuar. Y lo mejor, ayúdale a la gente. Hoy, la responsabilidad social.
Mi madre, por su lado, compartía el mercado con mucha gente de escasos recursos y fue exaltada a dama de la caridad. Era una colaboradora incansable con las fiestas religiosas y no mucho tiempo le debió quedar, después de repartir desayunó para 11 hijos. ¿Cómo no íbamos a heredar algo de ella, de lo que hoy llamamos compartir?
Por el año 1970 el llamado fue de Alberto Escobar, mi primo. Nos trasladamos para Bogotá a trabajar primero con Ramiro y Mario en calidad de préstamo, para vincularme luego en los inicios de Acesco. Dura y buena experiencia. Conocí a Bogotá en bus y muchas veces caminando; con un acompañamiento muy particular: una sombrilla. De allí obtuve mis bases en ventas, con un gran sentido de pertenencia de lo legal y el respeto, que me llevaron prontamente al éxito. Con el Grupo Escobar aprendí a trabajar y a pensar en grande, y desarrollé lo que hoy se denomina el conocimiento.
Por la insistencia de mi padre, a los 3 años regresé a Manizales a trabajar en sus negocios, compartiendo el tiempo con los Escobar en ventas de la zona y en los inicios de Varta. Por el año 1974, me retiré de ser empleado y fundamos Arme en compañía de mi tío Hernando Aristizábal, gran señor, que nos aportó la prudencia y nos enseñó a querer el campo. A Arme lo proyectamos como centro de distribución en el Eje Cafetero.
Ya, con la valiosa experiencia adquirida en Bogotá y conociendo la organización de los Comités de Cafeteros, me propuse a definir el marco para manejar nuestra empresa: comprar bien, vender bien, cobrar con derecho y establecer los controles. Logramos estabilizar la compañía y descubrí en mí una nueva faceta: escoger bien a mis colaboradores. En principio, casi todos de Pensilvania y el oriente de Caldas. En los siguientes años fundamos otras empresas de ferretería y un poco más adelante, en 1980, fundamos a Trefilados de Caldas, hoy Proalco. Entendí además la importancia de trabajar en la administración con mujeres.
Por la misma época, fundamos a Armetales con el fin de hacer empresa con mis hermanos. Comprendimos que el buen nombre que ya teníamos debía proyectarse al bienestar de la familia. Y es así como esta nueva empresa se convirtió en el soporte educativo, social y familiar de mis hermanos.
De todas estas vivencias y con mi experiencia, Arme se convirtió en una escuela de negocios. De esta, se ha desprendido la creación de muchas otras, la mayoría con éxito. Hacer empresa ha sido mi pasión, hoy lo definimos como el emprendimiento. Simplemente, lo que yo he hecho es aprovechar las oportunidades que se me han presentado. Así, con el paso del tiempo comprendí lo que era ser visionario, que yo lo defino así: detectar el devenir de lo lógico. Entendí además que la economía tiene ciclos de subida y de bajada, y que las épocas de crisis nos han servido para fortalecer nuestra organización.
El Tractor Social
El engranaje de la organización familiar que hoy hemos construido, ha tenido siempre un motor: Dora, mi esposa. Su aporte en las empresas ha sido condicionado a pensar en lo social. Desde los inicios de Arme identificó un grupo de trabajadores que no tenía seguridad social ni contrato de trabajo, es decir sin Dios y sin ley, "los coteros”. Ese fue el origen de nuestra labor social.
La Fundación Arme fue creada para canalizar las acciones de beneficio social e incorporar programas como: “La Carrilera”, con beneficios para 120 personas, gran porcentaje de niños, y que hoy están organizados como comunidad. El programa de equinoterapia, a través del cual se realizaron tratamientos con niños en situación de discapacidad. Adicionalmente, se fundó un hogar que alberga niñas campesinas de escasos recursos y que vienen a estudiar una carrera universitaria en Manizales. Otro programa lo tenemos en La Enea con el fin de acompañar y recrear a más de 70 ancianos.
Finalmente, el programa Ilusionarme para madres gestantes de estratos 1 y 2, quienes reciben capacitación para afrontar su situación y la crianza de los bebés. Este programa está hoy en Pensilvania, Manzanares, Chinchiná y Arauca.
La labor social de la Fundación Arme también se orienta a procurar el bienestar de nuestros trabajadores velando porque las necesidades primarias estén satisfechas; con programas entre otros, de vivienda, educación, salud, auxilios y equipamiento del hogar.
A doña Dora, quien dirige estos programas, de verdad le queda poco tiempo para la diversión y en este compendio entre el trabajo y lo social, que es fascinante, descubrimos una gran cualidad en ella: la perseverancia.
El trapiche
Nos encontramos que la verdadera pobreza está en el campo, por las limitaciones que tienen las personas para subsistir, por las distancias y nuestra topografía, pero que posee la mejor gente “nuestros campesinos”. En Pensilvania, reunimos a 25 de ellos, y juntos creamos la “Asociación Paneleros de Morrón”. Con ello, logramos que hoy la panela de Morrón sea distinguida por la calidad orgánica y como resultado las familias mejoraron sus ingresos.
Al compendio de todas estas ayudas las denominamos responsabilidad social. Como familia, hemos entendido que el verdadero valor está en el acompañamiento de todas estas actividades y de dedicar parte de nuestro tiempo en sacarlas adelante. Comprendimos también que no hay progreso sin generación de empleo y bienestar, y no hay satisfacción sin crecimiento espiritual. Como decía un ilustre antioqueño, “para progresar, es necesario servir”.
La Familia
Este preciado galardón es fruto de la labor conjunta de mi familia con el acompañamiento siempre de Dora y entendiendo la importancia del relevo generacional; con nuestros hijos: Jorge Iván: quien fue mensajero, carguero, administrador y hoy gerente general de Arme; Clemencia: que se inició como secretaria, me criticaba porque yo no trabajaba sino que hablaba mucho por teléfono; es vendedora, diseñadora, y hoy gerente general de Armotor, concesionarios de Kia y Honda, y a!! con la chispa un poco adelantada. Y Alejandro: el economista de la
familia, administrador, el más perfeccionista y el que dice en qué se invierte.
Adicionalmente, los 6 nietos que ya vienen empujando con las ideas de emprendimiento, a quienes se les ha inculcado la importancia de seguir el protocolo de familia y aprender el sistema de gobierno corporativo
La moraleja
Para cerrar este compendio de mi vida y pasadas las contiendas electorales, nos queda una tarea por hacer y recomendar. Nuestro llamado es a la unión y a que desarmemos nuestros espíritus, para que juntos pensemos en grande y propiciemos la unión del Eje Cafetero. Tenía razón Mario Calderón Rivera, quien nos habló tantas veces de la ciudad-región.
Seguidamente, quiero referirme a Manizales, la ciudad que nos acogió en su seno y que nos ha permitido el espacio para desarrollar nuestras inquietudes. Los invito a creer que sí hay cielo y que se llama Manizales, una ciudad culta, de tradición familiar y educada. El resultado: mucho talento humano que se exporta con el fin de adquirir más conocimientos y experiencia internacional y que al final regresa a aportar bienestar a sus raíces.
No olvidemos que a nuestro lado tenemos a Chinchiná, ciudad pujante y que nos ha permitido desarrollar la labor industrial. Los invito a cuidarla, a ayudarla y a que hablemos bien de ella, es nuestra.
También, creemos que hay algo diferente y se llama Pensilvania. Municipio lleno de valores y virtudes que en medio de las limitaciones, sigue dando buenos frutos. Nunca olvidaremos de dónde venimos.
Por fin estoy terminando, le doy gracias a Dios, gracias al periódico LAPATRIA y a todos por escucharme.
Recuerden que: “la felicidad no está en la meta... está en el camino”.
Discurso Nicolás Restrepo, director LA PATRIA
Es siempre grato acudir cada año a esta cita para exaltar a una persona que por su trayectoria y ejecutorias es ejemplo para todos los caldenses y el país entero. Desde 1977, hace 41 años, hemos procurado destacar públicamente la obra de un caldense, alguien que trascienda el comportamiento de un buen ciudadano, por el que debemos velar todos, y que con sus actos genere bienestar, riqueza, desarrollo, y ayuda desinteresada a quienes más la necesitan.
En esta ocasión el galardón es para don Héctor Mejía Aristizábal, un empresario social, como lo describió la información que publicamos recientemente en LA PATRIA. Pertenece don Héctor a una estirpe laboriosa y visionaria, que partiendo desde el municipio de Pensilvania, en el lejano oriente caldense, como lo llaman ellos mismos, han construido grandes empresas que son referente nacional en diferentes campos.
Coincide esta fecha con otras muy importantes para Colombia. El domingo pasado, con una votación récord, más de 10 millones de personas le dieron su respaldo a Iván Duque, quien se posesionará el próximo 7 de agosto como el presidente más joven de nuestra historia. Tendrá retos enormes al frente de los destinos de la nación, empezando por reconstruir los lazos de respeto y convivencia que se maltrataron tanto en la pasada campaña electoral.
Duque es una persona inteligente y conciliadora, por lo que confiamos en que el propósito de unión que expresó en su discurso una vez fue elegido podrá concretarse si sus contrincantes políticos lo acompañan en esa idea. No se trata de que nadie cambie sus convicciones, ni pretender coincidir en la visión de lo que debe ser la función pública, pero sí de tener acuerdos básicos en convivencia pacífica, lucha contra la corrupción y respeto por las ideas ajenas.
Este año hemos tenido tres jornadas electorales, una para elegir congresistas y dos para presidente. En las tres hubo amplia participación de la gente y se votó en absoluta paz y tranquilidad. Hoy las preocupaciones de los electores son por tener un mejor sistema de salud, más calidad y cobertura en la educación, lucha contra la corrupción y más seguridad en las calles de las ciudades. A eso le tendrá que trabajar con dedicación el nuevo gobierno, y en esos propósitos lo debemos acompañar todos.
Tiene también en su agenda el recién elegido presidente Duque, estimular el emprendimiento y la creación de más y mejores fuentes de empleo. Y ese es, casualmente, uno de los temas en los que Héctor Mejía tiene más experiencia y ejecutorias para mostrar.
Don Héctor es un empresario tan exigente como exitoso. Posee la visión que acompaña a quienes estudian y aprovechan las oportunidades que se les presentan, combinada con trabajo duro, metas claras, y la condición de rodearse de equipos de trabajo que le creen y se dejan liderar con convicción y compromiso.
Aprendió de don Mauro, su padre, a hacer negocios pensando en el bienestar de los clientes, y de doña Elena, su madre, la generosidad con que acompaña sus actos. Una generosidad silenciosa y sin aspavientos, de la que no le gusta hablar.
Arme es su barco insignia, del que han surgido a través de los años otras empresas. Ha navegado por aguas tormentosas y superado con éxito tempestades en las que otros, sin capitanes tan avezados y tranquilos, sucumbieron en el intento. Ha compartido el conocimiento sin restricciones, y estado presto a acompañar nuevos emprendimientos, sean estos suyos o de quienes trabajan con él.
Pero no solo ha impulsado empresas del sector real de la economía, también, en compañía de doña Dora, su infatigable compañera y esposa, han tendido permanentemente la mano para ayudar a quienes más lo necesitan. Gracias a su Fundación mantienen o le dan soporte a entidades que se dedican a atender ancianos desvalidos, jóvenes estudiantes universitarios y niños de bajos recursos, y en general personas que si no existieran personas como Héctor y Dora, vivirían sin mayor esperanza en este mundo.
Es muy satisfactorio hacer la convocatoria para el galardón Caldense del año, pues además de personas como don Héctor, que tienen un bien ganado reconocimiento entre la sociedad, aparecen otros liderazgos anónimos que también merecen ser homenajeados y puestos como ejemplo para todos.
Cada año, con la convocatoria pública para recibir postulaciones, le pedimos a un jurado diferente que nos ayude a escoger entre quienes son candidatizados. En esta oportunidad tuvieron esa responsabilidad Andrea Rivas, Luz Adriana Trujillo y Lorenzo Calderón, a quienes les expresamos nuestro agradecimiento y complacencia por la forma en que cumplieron con el encargo.
Decía que coincidimos con otros grandes eventos por estas fechas de entrega del Caldense, y qué otra cosa podría ser más convocante que nuestra selección de fútbol y su participación en el mundial de Rusia. No empezamos ganando, pero mantenemos el pálpito que podremos superar lo realizado hace 4 años en Brasil, y por qué no, soñar con el título de campeones.
Si le correspondiera a don Héctor dirigir a ese equipo es seguro que lo estaría animando a apuntarle a eso, a ser los mejores y a trabajar con todo el ímpetu por ese objetivo.
A usted don Héctor, a Dora, a sus hijos, nietos y bisnieta, a sus colaboradores y equipo de trabajo, nuestro sincero y profundo reconocimiento. Que su ejemplo y legado trasciendan por generaciones y que el camino que usted ha marcado en su vida sea inspiración para muchos caldenses. Muchas felicitaciones y gracias.
El dirigente empresarial recordó la importancia de servir y ayudar siempre a los demás.
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