MARTHA LUCÍA GÓMEZ
LA PATRIA | MANIZALES
José Humberto Duque, líder del barrio Maltería, afirma que en los últimos cuatro años son muchos los planes y estudios que han hecho sobre la quebrada Manizales, pero que no han obtenido realidades.
Piensa que es importante retomar el Plan de Acción Inmediato (PAI) de la quebrada, formulado desde el 2010 y que presentaron de nuevo el pasado jueves porque ya se cuenta con la participación de Aguas de Manizales, secretaría de Medio Ambiente, Corpocaldas y Pactos por la Cuenca Chinchiná.
"Hay 131 familias damnificadas de la avalancha del año 2011, que buscan la oportunidad de ocupar un territorio limpio, sano y acorde a sus necesidades", menciona Duque.
La mayoría de familias, agrega, tuvieron que retornar a sus viviendas antiguas, en condiciones difíciles, ocupando el territorio. Muy pocos han sido tenidos en cuenta para una reubicación.
Justamente el PAI habla del deterioro de la calidad de vida de los habitantes y de la pérdida de recursos financieros, cuando la microcuenca podría ser generadora de riqueza.
Programas y proyectos
De hecho el profesor de la Universidad Nacional Gonzalo Duque Escobar, en su artículo Un polígono industrial para Manizales, dice que el PAI "da línea para el necesario crecimiento del sector industrial de Manizales: allí, además de contemplarse un plan ambiental integral, se señalan estrategias como el reordenamiento del territorio para resolver profundos conflictos, y avanzar en la reconversión de nuestra industria, apuntándole a la producción limpia y a la articulación sectorial entre academia, gobierno y empresarios".
El PAI, según explica Andrés Felipe Betancourt, coordinador de Pactos por la Cuenca del río Chinchiná, reúne a 27 instituciones, entre públicas y privadas, y sociedad civil para promover una gestión integral en la microcuenca en programas de inclusión social, crecimiento económico y conservación ambiental.
Cada uno con proyectos que apuntan a la reconversión de sistemas productivos ganaderos, optimización de las acciones de los industriales, producción más limpia, terminar la construcción y la conexión de un conector de aguas residuales de las industrias para darle una gestión integral al agua y a todo el territorio de la quebrada.
Acordaron con Aguas de Manizales, Alcaldía y Corpocaldas adelantar esta acción integral en una longitud de más o menos ocho kilómetros, que abarcan unas 3 mil 600 hectáreas de la microcuenca de la quebrada Manizales. Es un plan a mínimo tres años y esperan iniciar labores a partir de agosto de este año.
Betancourt señala como problemas más evidentes en esta microcuenca el de gestión del riesgo y la contaminación, que se deben abordar desde una concepción integral del territorio y del ordenamiento.
Puntos de vista
El ambientalista Enrique Arbeláez afirma que con el PAI hay una buena intención, pero no ve una gobernanza del agua. "Es decir esta microcuenca tiene problemas muy grandes: cómo se va a tratar la industria y la población asentada. Si la industria simplemente dice que el que contamina paga, cómo lo van a resolver. Y lo otro grave es que es un plan de obligación por las acciones populares interpuestas hacia el saneamiento de aguas residuales. No creo en este plan, hay mucha debilidad. Se ha dado dinero a fundaciones para que estudien la microcuenca y no ha pasado nada".
Wilford Rincón, subdirector de Planeación y Sistemas en Corpocaldas, dice que al PAI le van a sumar los resultados de la formulación del Plan de ordenación y manejo de la cuenca del río Chinchiná, que se realiza con la Universidad Nacional. "La quebrada Manizales es parte del río y ahí saldrán propuestas que se discutirán en el seno del PAI con los industriales, la Alcaldía, la Gobernación y las comunidades para determinar por dónde hay que empezar a intervenir".
Sobre los graves problemas de la quebrada, Rincón manifiesta que el deterioro y la intervención del territorio es de hace por lo menos 100 años. "Lo importante es que este reinicio pueda tener continuidad y que por lo menos para el Municipio y las otras entidades se convierta en un plan de acción permanente. Que cuando llegue un nuevo alcalde o un nuevo director continúen la tarea; de lo contrario serán pañitos de agua tibia".
Contaminación y ocupación
Andrés Felipe Betancourt, coordinador de Pactos por la Cuenca del río Chinchiná, se refiere a lo que han hecho para superar los vertimientos de las industrias y los asentamientos humanos.
Sostiene que la Alcaldía contrató en el 2013 la formulación de la estructura ecológica principal y definir instrumentos de gestión más efectivos para la compensación por servicios ambientales; además en Pactos por la Cuenca avanzan en el esquema Mecanismos para Compartir Beneficios, que es asignarles valor a los pasivos ambientales que se generan, pero también que se compense económicamente a los activos y a las acciones de conservación.
Sobre la ocupación, Betancourt asegura que el documento Microgestión Territorial aportará insumos para saber de las comunidades que se han asentado en donde no se debe y de algunas plantas industriales que han ocupado franjas de retiro y de protección de cauces de la quebrada Manizales.
Contexto histórico
Gonzalo Duque, profesor de la Universidad Nacional sede Manizales, afirma: "Si a principios del siglo XX se dieron las primeras explotaciones mineras en la cuenca de la quebrada Manizales, la actividad industrial se dio a partir de los años 30 cuando se instala la planta de Bavaria en Maltería. El desarrollo industrial comienza a perfilarse a partir de 1949, año del centenario de Manizales, y se consolida desde la década de los 70. Pero a partir de la Constitución de 1991 nuestra industria debe enfrentar los errores de la planificación por el uso del suelo en ese territorio y los actuales problemas ambientales, para subsistir en un mercado cada vez más competitivo sin comprometer el desarrollo local, donde medio ambiente sano y crecimiento económico, entran en juego".
El interceptor
Juan David Arango, gerente de Aguas de Manizales, indica que en convenio con Corpocaldas reparan el interceptor de aguas o vertimientos industriales paralelo a la quebrada Manizales y quieren vincularlo al PAI a través de un esquema de operación que sea de asociación de industriales. La meta es reducir el problema de calidad que se presenta en el sector sur, que es en el río Chinchiná, empalmando este tramo al interceptor de Aguas de Manizales para su saneamiento.
Otro beneficio sería que la zona de Progel hacia abajo se beneficiaría con las acciones de reducción del riesgo en la parte media de la microcuenca, e incluso en la parte alta, donde es necesario y tienen identificados predios que deben comprar con fines de conservación. "La quebrada presenta una regularidad hidrológica bastante mala, o sea caudales son muy altos en invierno y muy bajitos en verano. Necesitamos volverlos más regulares para darle sostenibilidad al cauce".
Pero además, Aguas debe continuar con obras de reducción del riesgo, completar los diques aguas arriba de Colombit, y reducir la vulnerabilidad de la infraestructura vital, pues todavía hay muchas tuberías e infraestructura vial que necesitan ser protegidas de flujos y avalanchas.
El costo de las acciones más inmediatas sería de unos $10 mil millones, que no afectarían a los usuarios de Aguas, la inversión será institucional. "Nada nos ganamos con hacer un esfuerzo de $11 mil millones para sanear el sector sur del río Chinchiná si las descargas o vertimientos industriales no están solucionados", afirma Arango.
Actualmente la quebrada Manizales, según datos de vertimientos, aporta por día 13 toneladas de carga orgánica.
Otros focos de trabajo
Wilford Rincón, subdirector de Planeación y Sistemas en Corpocaldas, señala que en la quebrada Manizales ha tocado intervenir la recuperación de las condiciones hidrológicas con obras de protección de orillas y reducción de efectos por la torrencialidad de las lluvias.
También dice que hay que trabajar con las personas que hacen extracción minera en la parte media de la microcuenca para que mejoren el sistema productivo y no sigan generando sedimentos a la quebrada, lo mismo con los que hacen producción agropecuaria, y continuar trabajando en obras de estabilidad, para lo que se presentó un proyecto al Gobierno Nacional por $16 mil millones, pero no han tenido respuesta.
Además, será en el Plan de Ordenamiento Territorial, que se debatirá este año, en donde se analicen las acciones que se van a permitir y proteger las zonas que aún no están ocupadas en la quebrada, que son las que empezarán a devolverle estabilidad a esta parte del territorio.
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