ALEXANDRA SERNA
LA PATRIA | MANIZALES
La formación de los médicos en Manizales recibió un fuerte golpe con el cierre del Hospital Universitario de Caldas, en 2004. La escuela de cuatro décadas, que había encumbrado a la ciudad en el país por la vocación clínica y experimental de su talento humano, no logró mantenerse pese a la reapertura del centro asistencial, tres años más tarde, bajo la operación de Servicios Especiales de Salud (SES).
Esa es la principal causa que atribuye el médico internista y nuclear Darío Mejía, graduado en 1972 de la Universidad de Caldas, para que los recién graduados de Medicina -incluyendo los de la U. de Manizales- empiecen a trabajar con vacíos, pues no tuvieron la suficiente práctica. Esta limitación también afecta a los estudiantes de los otros programas de salud, como enfermería, y especialmente a los de posgrados asistenciales.
"El mejor libro de un estudiante es un paciente. Luego del cierre del Hospital, la Universidad buscó otros sitios de prácticas, muy dispersos, que impiden que los estudiantes se reúnan en comités científicos para retroalimentarse con las diferentes especialidades", sostiene Mejía, que además fue decano y vicerrector de la institución educativa, y gerente del centro asistencial.
Hoy trabaja en el Hospital Felipe Suárez, de Salamina, donde han llegado médicos generales que no saben hacer legrados, cesáreas ni atender partos. "Eso es inconcebible".
Jorge Raad, de la promoción de 1970 y presidente del Tribunal de Ética Médica de Caldas, afirma que han recibido quejas de pacientes porque los médicos los maltratan, lo que en parte pasa porque con la pérdida de la escuela se debilitó la relación profesor - estudiante - paciente.
"La Universidad pagaba la mayoría de médicos en el Hospital, había otro concepto de formación y atención". No obstante, la preparación no es la única causa, sino las dificultades del sistema que llegan a extremos como los conocidos paseos de la muerte.
Otros fijan la responsabilidad en los mismos centros educativos, pues consideran que, ante la falta de un Hospital Universitario, los convenios docente - servicio deben al menos garantizar las prácticas asistenciales en condiciones favorables para todos, estudiantes, profesores y médicos de planta (ver recuadro Llamado de atención a la U. de Caldas).
Diego Sánchez, egresado de la U. de Caldas y residente de segundo año de Anestesiología en la U. del Valle, sintió la diferencia cuando llegó a esta última, que maneja el Hospital Universitario del Valle. "El Hospital engloba todas las especialidades, como urología, ortopedia, cirugía, y reúne a los estudiantes de todos los niveles, lo que genera un mejor intercambio académico y nos permite actualizarnos para afrontar múltiples situaciones".
Cuenta que los residentes, con formación más avanzada, deben decidir casi que por su propia cuenta el procedimiento con los pacientes, lo que los hace estudiar más y los vuelve autónomos, aunque bajo la supervisión de los tutores. "En Manizales, aparte de que toca ir de lado a lado, los recursos económicos de las entidades son más limitados".
Para Lina María Zuluaga, egresada de la U. de Manizales y residente de segundo año de Ginecología y Obstetricia de la U. de Caldas, la mayor dificultad es que a veces no hay suficientes cirugías en el Hospital de Caldas SES y por eso los residentes acuden a otros centros asistenciales para suplir su necesidad de formación. "También viajamos a otras ciudades, donde la Universidad tiene convenios para cubrir áreas que no hay en Manizales".
Diversificar esas alianzas ha sido la tabla de salvación para las universidades locales. Dolly Magnolia González, decana de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Alma Máter, admite que se perdió una escuela, pero que la búsqueda de nuevos escenarios de prácticas permitió que los estudiantes conocieran otros modelos y niveles de atención.
"Tenemos 50 convenios en Manizales, Bogotá, Medellín, Cali y Pereira, y en otros municipios de Caldas, Risaralda y Tolima. Son suficientes".
González asegura que los convenios están bien concebidos, sino que los centros asistenciales "han perdido la vocación formativa, pues les interesa más producir".
En esto último coincide el anestesiólogo Jaime Raúl Duque, graduado en 1965 y docente de la U. de Manizales. Agrega que la formación depende, en últimas, del interés de los estudiantes, sin caer en el extremo de su época de realizar turnos durante ocho días seguidos, "aunque hoy pasa lo contrario, hay residentes que ni los hacen, por políticas institucionales".
La falta de mística y dedicación de algunos estudiantes, como dirían otros, se puede relacionar con el bajo número de aspirantes a las plazas del año rural en Caldas, que antes era obligatorio para todos. En la última convocatoria que hizo la Dirección Territorial de Salud de Caldas se inscribieron menos de 10 candidatos para 45 cupos de Medicina.
"Como se hacen sorteos por departamentos, los de acá se presentan en territorios más pequeños, por ejemplo en Quindío, para tener más posibilidades de no quedar elegidos y recibir de inmediato la tarjeta profesional, cuando el rural es una gran escuela", dice Jorge Hernán Yepes, director de la entidad. Para el presidente del Tribunal de Ética ese traslado se debe más a que los recién graduados buscan mejores pagos.
Carlos Humberto Orozco, secretario de Salud Municipal, también comparte que a veces escasea en los estudiantes la actitud de formarse rigurosamente. "Con más razón Manizales necesita un centro asistencial universitario, con vocación investigativa. Por eso el Hospital de Caldas SES inició el proceso para acreditarse y lograr esa categoría" (ver recuadro Alternativas para una mejor praxis).
Otra barrera para la praxis asistencial ha sido por las normas que han cambiado en los últimos 20 años. El presidente del Tribunal de Ética recuerda que la Ley 10 de 1990, que reorganizó los hospitales, les exigió a los médicos - docentes que facturaran los servicios prestados para llevar un control de gastos. "Algunos prefirieron dar un paso al costado y la relación entre universidad y hospital se empezó a dañar".
Tres años después, con la Ley 100, nacieron las EPS, que prohíben que los estudiantes hagan prácticas con los pacientes tratando de salvaguardar su seguridad. "Iba al Hospital de Caldas y pedía que me asignaran pacientes de caridad, que pagaba el Estado, para experimentar. Me sobraban hospitalizados. Eso sí, las decisiones de fondo las tomaba el especialista", recuerda José Norman Salazar, presidente del Colegio Médico de Caldas.
Para Jairo Vieda, director médico del SES, esos cambios han sido más positivos, a favor del usuario. "Antes los estudiantes eran trabajadores de un hospital, con el riesgo de que por sus prácticas se presentaran eventos adversos con complicaciones para el paciente y mayores costos para la entidad".
Por eso la decana de la U. de Caldas resalta que los centros educativos busquen alternativas como los laboratorios de simulación, con maniquíes y sistemas electrónicos, para preparar a los estudiantes antes de que realicen la práctica real. "La simulación no remplaza la clínica, pero es un paso previo que se da pensando en la seguridad del paciente".
Aún así, resulta innegable que los médicos, enfermeros y otros profesionales de la salud saldrían mejor preparados si Manizales contara con un hospital universitario de última categoría.
* Contar con un hospital universitario acorde con los requerimientos de la Ley 1138 de 2011, entre ellos que tenga o esté vinculado a un grupo de investigación adscrito a Colciencias. El Hospital de Caldas SES ya inició el proceso de acreditación, que es otro requisito, y la meta es ser reconocido como universitario antes de 2016. La Universidad de Caldas aporta, por ejemplo, un docente para formar investigadores dentro del centro asistencial. Un proceso similar comenzó el Hospital Santa Sofía, que adquiriría el Hospital Infantil (con categoría de universitario).
* Fortalecer los convenios docente - servicio entre centros asistenciales y universidades.
* Entrenamiento de médicos generales. Por ejemplo, la DTSC firmó un contrato con la Federación Colombiana de Gineco - obstetricia para formar galenos en los municipios de Caldas.
La preocupación por las falencias de los médicos generales y de los especialistas motivó a que Leonardo González, presidente de la Sociedad Caldense de Obstetricia y Ginecología (Socalog), enviara en septiembre pasado un comunicado sobre la responsabilidad de la U. de Caldas "en la deficiente formación del recurso humano", específicamente en el área que él maneja. Incluso planteó que la institución educativa suspendiera la convocatoria para la nueva cohorte de esa especialidad.
González considera que el convenio de docencia - servicio entre la Universidad y el SES está mal definido porque sobrecarga de trabajo a los estudiantes y a los médicos del centro asistencial. Si bien hay una cláusula en el convenio que compromete al Hospital a garantizar la tutoría del estudiante mientras no esté un docente de la Universidad, el representante gremial afirma que por la carga asistencial no es posible enseñar bien, como se debe.
También cuestionó la sobrecarga en los turnos, pues asevera que después de 12 horas de trabajo, no es sano que el especialista continúe atendiendo, así sea solo en consulta. Por eso, argumenta, renunció en octubre pasado al SES para dedicarse a un solo trabajo (en Cefertil).
Dolly Magnolia González, decana de la Facultad de Ciencias de la Salud de la U. de Caldas, se abstuvo de dar declaraciones en el tema, pues la posición la sentará cuando se reúna con los docentes de la institución. Jairo Vieda, director médico del SES, solo dijo que estaban reorganizando los turnos para que quedaran máximo de ocho horas.
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