El terciario capuchino tiene 99 años. Es cofundador del Instituto Técnico San Rafael y fue por 60 años coordinador del taller de metalistería.
Isabel Vallejo Jiménez
La Patria | Manizales
Ya no escala ni juega fútbol. Tampoco pasa el día entero en el taller de metalistería. Sus graduales problemas de salud lo redujeron.
El santandereano Fray José Tobías Escalante es, sin lugar a dudas,esa leyenda viva del Instituto Técnico San Rafael, de Manizales. No hay una materia que trate sobre su vida, pero toda la comunidad sabe sobre él.
Él es el forjador de hierro, el que hizo obras "monumentales" yenseñó su arte a decenas de generaciones de este centro educativo. Las huellas de su trabajo son palpables en las cruces de las iglesias Cristo Rey, Balbanera, Santísima Trinidad, las rejas de la Catedral Basílica, por la carrera 23, y eso que por nombrar algunas.
Además, es cofundador de esa institución, donde llegó en septiembrede 1944 y ahí permanece. A la fecha, con 99 años de edad, da sus caminadas por las zonas verdes con ayuda de su bastón y suenfermera. De vez en cuando se sienta en las sillas de hierro que también forjó. "Les falta mano", dice.
Generalmente usa el hábito que representa a la comunidad Terciarios Capuchinos, porta el escudo de la virgen y recalca, con su voz apacible, la importancia de servir a los demás.
Puntual
A las 5:00 de la madrugada, todos los días, llega a la capilla que está muy cerca de su habitación; tiene puesto fijo, a eso de las 10:00 de la mañana se toma su tinto y a las 3:00 de la tarde reza el santo Rosario. Es su agenda, la cumple a cabalidad.
Su horario también incluye tiempo para el desayuno, almuerzo, cena y merienda -es de buen comer- y espacio para escuchar radio y ver la prensa.
"Ahora no puedo hacer nada, iba al taller con los muchachos, pero casi no me puedo mover". Se caracteriza por su buena memoria y palabras precisas al responder.
"Es todo un señor, excelente hombre. Trabajó toda la vida y ahora se debe atender como un rey", expresó el rector sacerdote Jairo Pulido, quien lo conoce hace 25 años y comparte con él desde enero de este año.
Su llegada a San Rafael
"El provincial de la época me comentó del traslado desde Bogotá hacia la pequeña, en ese entonces, Manizales. El cambio se demoró en llegar unos ocho meses. Aquí llegué a una finca llamada La Suiza, había un reformatorio para jóvenes. Pasaron un par de años y se crearon los famosos talleres del San Rafael. Empecé a trabajar como profesor en el taller de mecánica y después llegué al taller de metalistería", resumió fray Tobías.
Harokiko Maldonado, estudiante de noveno grado, agregó: "ha estado más de 70 años aquí. Es muy sabio". Y Antonio Murillo, docente de metalmecánica, sumó: "Trabajaba la forja a alta temperatura para moldear el hierro".
Su gusto por los animales también ha sido un ritual. Tuvo una granja hasta con 200 conejos y aves de todo tipo. Ese lugar, con los años, fue sustituido por el edificio de primaria, pero ahora le están construyendo una pajarera muy cerca de su dormitorio para llenarla de maracaiberas, su ave favorita.
Debido a sus quebrantos de salud fray Tobías dejó de lado lametalistería hace siete años, la labor que por unos 60 años le sirviócomo fuente de inspiración y medio para servir a otros. Una experiencia de vida que se asemeja a la de su patrono San Francisco de Asís, pues asegura que siempre vivió bajo los dogmas de "pobreza, castidad y obediencia".
Fray Tobías de nada se arrepiente, tampoco le falta algún sueño por cumplir, espera, sin ansiedad los designios de Dios y solo pide porque su comunidad educativa se sostenga, como lo ha hecho por 70 años.
Sentado en una poltrona recibe día a día la visita de egresados, estudiantes, profesores y directivos que ven en él a un ícono, una reliquia, un pilar, un modelo de gestión. "Rezo y oro por todos", concluye el forjador de vidas del Instituto San Rafael.
De historia
1. Fray Tobías llegó a Manizales en 1944 para fundar junto el padre Ángel, fray Antonio y fray Pascual, los tres de origen español, un colegio que acogía a los muchachos de escasos recursos económicos. Para lograr su cometido contaron con la colaboración de un filántropo manizaleño quien donó el terreno para construir el Instituto.
2. "Los primeros años para el taller fueron muy difíciles. No contábamos con herramientas, ni siquiera había soldadura eléctrica, todos los trabajos se unían con remaches y el tubo era doblado en forma manual", dijo fray Tobías. Este fue el comienzo de una labor que sirvió a la comunidad como medio de sustento, tanto para los estudiantes como para los religiosos de la institución.
3. Por la colaboración de los manizaleños el taller comenzó a dotarse y así, también, la enseñanza del moldeado de metal, tanto en frío como en caliente. Las actividades fueron coordinadas por fray Tobías desde su inicio.
Sobre fray Tobías
Ingresó a la comunidad de Religiosos Terciarios Capuchinos en 1936, en el seminario San Antonio de Bogotá. Aprovechó una beca que le otorgó el Colegio Salesiano León XIII y aprendió el arte de la metalistería.
El dato
Una enfermedad en los ojos y artrosis fueron las razones por las que se apartó del taller.
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