Karol Moreno García
LA PATRIA | Manizales
Julián Velásquez se toma a Manizales como escenario para transmitir lo que piensa a través del muralismo. Valentina Gómez deja fluir lo que por tantos años reprimió e inicia su camino en el tránsito de género. Estas dos historias son muestra de la diversidad cultural que se vive en la capital caldense y de los espacios que se han venido abriendo en la ciudad para apoyar las nuevas formas de expresión.
Underground, subcultura, tribu urbana, contracultura; son algunas de las etiquetas que la sociedad ha utilizado para llamar a aquellos grupos de personas que tienen estilos de vida, formas de pensar, vestuarios o expresiones artísticas que salen de las costumbres de la mayoría de la gente.
La socióloga Cristina Palacios dice que todas las construcciones simbólicas que los seres humanos tienen, constituyen una expresión cultural. “La pregunta que hay que hacer es ¿En el marco de la cultura hegemónica (o superior), qué lugar tienen esas culturas diversas?”.
Palacios define lo normal como lo instituido por la ley y por la construcción cultural.
“Es lo que se construye desde el sentido común, que tiene que ver con el reconocimiento. Si yo reconozco solo una manera de ver el mundo, estoy excluyendo las otras, pero si yo tengo una visión incluyente de reconocimiento a la diversidad, desde todo punto de vista como género, generación o racialidad. El asunto es de cómo consideramos al otro y la otra”, explicó.
Foto | Cortesía Julián Velásquez | LA PATRIA Este manizaleño de 24 años plasma lo que piensa a través del muralismo.
Julián Andrés Velásquez, un joven manizaleño de 24 años, estudiante de sociología, amante de la patineta, el dibujo y el muralismo. “El futuro es lo autosostenible, hay personas que ya están pensando en eso y gestando ideas que generarán cambio, eso es lo underground”, afirmó.
“Algo muy importante que hay que tener en cuenta es que el movimiento underground es una mixtura entre estilos musicales, ideológicos y sociales, entendiéndolo como tendencia. Apoyar a movimientos fuertes como la manera de tejer nuevas formas de contactarse, sin dejar nada oculto, llevarlo a las calles y aplicarlo a la vida”, agregó.
Cuando Julián tenía 12 años recibió su primera patineta. “Como es normal a las niñas les dan muñecas y a los niños carritos y patinetas. Mis papás me dieron la mía a los 12 años. Cuando tenía más o menos 16 trabajé duro y fui comprando las partes hasta lograr tener una completa. Esto de verdad me apasiona”, comentó.
Este amante del skate dice que en Manizales hay pocos espacios para practicar este deporte, solo existen dos pistas y están en muy mal estado. “Hay ciudades como Medellín donde hay muchos escenarios para practicar, pero hay que entender que esta es una ciudad más pequeña y que el crecimiento de lo underground será más lento”. Como Julián, muchos otros apasionados de la patineta han tenido que apropiarse de espacios de la ciudad para practicar.
Otra de sus pasiones es el dibujo y busca plasmarlo en su máxima expresión a través del muralismo. Se toman espacios de la ciudad para convertirlos en obras de arte, por lo general con ilustraciones que llevan un mensaje implícito.
“Hay que dejar claro que el graffiti y el muralismo son diferentes. Hay graffiti con sentido y sin él, donde se manejan tipografías, líneas, colores y mixturas. No es ir a rayar por rayar. El muralismo es apropiarse de un muro de la ciudad y pintar un diseño, que por lo general deja mensaje”, aclara Julián.
El manizaleño dice que en la ciudad se están abriendo espacios para alrededor de 100 personas dedicadas al muralismo. Estos espacios son brindados por la Alcaldía en conjunto con el ministerio de Cultura y Turismo y algunas universidades. A medida que este grupo de artistas ha traído propuestas desde su pensamiento, se han empezado a apoyar estas iniciativas.
En enero de este año se llevó a cabo el tercer Festival Biocultural, en el que se pintaron cerca de 20 murales privados en Manizales. A través de eventos como este, los ciudadanos empiezan a ver estas de expresiones como algo positivo para la capital caldense porque consideran que la embellece e incentiva la cultura, como se evidencia en el artículo Así se vivió la tercera versión del Festival Biocultural, publicado el 27 de enero del 2016.
“Hacer un mural es muy costoso. La pintura para hacer tres murales vale $100 mil. Se están generando colectivos en la ciudad y este movimiento va creciendo. Hay ciudades como Berlín (Alemania) donde el muralismo tiene mucha fuerza. Y en Colombia ciudades como Bogotá han permitido que este movimiento no pase desapercibido”, comentó.
Foto | Cortesía Valentina Gómez | LA PATRIA
Valentina Gómez, de 30 años, inició su cambio de género hace tres años. “Yo era muy callada, no me gustaba nada de lo que hacía. Me sentí femenina desde pequeña y me encantaba todo lo que mi hermana mayor hacía, pero expresar ese sentimiento en mi casa era complicado, pues vengo de una familia muy tradicional que construyó mi proyecto de vida basado en tener esposa e hijos y estudiar una carrera que contribuyera al negocio familiar. Iniciamos fingiendo y terminamos creyendo”.
Esta economista transgénero vivió el proyecto de vida establecido por su familia hasta el día que nació su hijo. “Cuando vi a Simón supe que debía ser Valentina”, dijo.
Ella explica que empieza a convertirse en mujer porque la sociedad da a elegir solo dos caminos. “Yo no me defino como hombre o mujer, me defino como una persona que ama lo femenino”. No el femenino que la gente tiene en el imaginario de ponerse tacones, usar vestidos y tener el cabello largo. A ella le gusta su cabello corto, andar en botas, usar jeans y no le gusta maquillarse.
La Corte Constitucional abrió una puerta a estas nuevas maneras de ser y abril de este año dio el sí para que parejas del mismo sexo pudieran unirse en matrimonio de manera similar como lo hacen las parejas heterosexuales. El Estado han tenido que adaptar las leyes y abrir espacios desde las administraciones locales para que todas las maneras de pensar sean incluídas.
La transición ha sido muy difícil pues en casa la mayoría le ha dado la espalda, la mamá de Simón ha bloqueado el contacto con su hijo y algunos que consideraba sus amigos se han apartado.
Valentina reveló su cambio de género a través de su cuenta de Facebook. El día que tomó la decisión de contarle al mundo cómo se sentía realmente publicó una foto suya con un vestido.
Las redes sociales, por ejemplo, están abriendo un espacio para que las personas expresen como se sienten, como piensan y conozcan otras historias y personas al rededor del mundo que ven la vida de la misma manera.
Ahora Valentina se abre camino como empresaria independiente. “La empresa la inicié este año, si necesitas algo yo lo tengo, desde asesorías de seguros hasta servicio de limpieza. Me ha ido bien, el negocio está creciendo”.
Una de sus metas a largo plazo es iniciar su fundación Transitando, donde planea ayudar a las personas que toman la decisión de proyectarse como se sienten y contribuir a que su cambio sea exitoso. “Es un proyecto que llevo mucho tiempo planeando y va a ser algo grande”, comentó.
“Ahora soy muy feliz, el tipo súper masculino y callado quedó atrás. No pretendo olvidar ese pasado porque esa persona que fui por 26 años ayudó a construir quién soy hoy. Tengo muchos proyectos. Aún queda mucho camino en mi transición para algún día verme más mujer”, concluye Valentina.
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