El Parque Caldas, sitio de reunión que aglomera un alto número de adultos mayores

Darío Augusto Cardona S

LA PATRIA | Manizales

Antes de la cuarentena, el Parque de Caldas era un lugar de reunión de los adultos mayores; hoy en esta época de restricciones sanitarias no ha dejado de ser un punto de encuentro. Con la pandemia de la covid-19 se incrementaron las medidas de distanciamiento social, el uso del tapabocas y la desinfección de las manos con el lavado de las mismas, gel antiséptico o alcohol.

En el Parque se encuentran vendedores: de bolsos, café, minutos a celular, frutas y helados de crema. Confluyen porque no tienen con qué subsistir. Algunos comentan que si el Gobierno llegara con los auxilios se podrían quedar en casa sin la exposición al riesgo de contraer el virus.

Pero la situación es otra, aquí llegan jubilados y pensionados que salen a entretenerse con sus amigos y queman las mañanas y tardes exponiéndose a un contagio fatal. Las autoridades no visitan el lugar, cuenta una señora que vende tintos.

Claudia Lorena Duque, artesana y vendedora informal del Parque de Caldas, dice la situación en esta cuarentena ha sido difícil porque los artesanos viven del comercio con los turistas y ellos no volvieron. “En estos tres meses no se ha recibido ningún tipo de ayuda de las que el Gobierno prometió. El comercio lo cerró en marzo y se volvió a abrir en junio y las ventas no mejoran, ya no son las mismas porque la gente no ha vuelto a salir”.

Los vendedores del lugar denuncian que los jardines del Parque los han convertido en baños públicos y que los malos olores son muy molestos. Plantean que está tipificado por el Código de Policía con sanciones pecuniarias.

Antonio Aguirre es un vendedor que cruza la carrera 23. Generalmente llega al Parque donde, si tiene suerte, hace su agosto o levanta bandera (hacer la primera venta del día). El producto mas barato es una billetera y el mas caro es un bolso que puede llegar a costar $50 mil.

El vendedor de café con sabor a almendras es Ricardo Alberto López. Maneja un dispositivo de distanciamiento social además de rociar con alcohol a sus clientes.

Liliana Castrillón provee de minutos de celular a los visitantes del Parque.

Astrid Moreno, zipaquireña, alegra con su música el espacio de la plaza. Viene desde el Perú, donde la cogió la pandemia.