MARTHA LUCÍA GÓMEZ
LA PATRIA | MANIZALES
El 5 de junio de este año será la posesión canónica de monseñor José Miguel Gómez Rodríguez, designado por el papa Francisco como arzobispo de Manizales.
Actualmente culmina su labor en la diócesis de Facatativá (Cundinamarca), desde donde respondió una entrevista en la que habló de su labor pastoral y de la situación actual del país.
Su misión
- Se declara un biblista, ¿qué quiere decir?
Fui enviado a estudiar Sagrada Escritura por decisión de monseñor José de Jesús Pimiento, hacia el año 1988, y estuve en Roma haciendo una especialización en Ciencias Bíblicas. Cuando digo que soy biblista de formación quiere decir que académicamente he tenido la oportunidad de profundizar todos los aspectos y hasta las lenguas de La Biblia; pero además, por formación interior, sobre todo gracias a lo aprendido de los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola, trato de asimilar la Palabra de Dios todos los días como parte de mi vida propia.
- ¿Cómo será entonces su labor espiritual al frente de la Arquidiócesis de Manizales?
Esto quiere decir que será escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica, como dice Jesús. Es lo que vamos a tratar de hacer juntos, y quiere decir también que tenemos que aprender a dejarnos sorprender de la Palabra de Dios, que nos conduce a cumplir misiones siempre nuevas, a dar testimonios en lugares muy distintos, a veces a derribar ídolos y cosas que no funcionan, como le ocurrió al profeta Jeremías, y a edificar y plantar la nueva semilla del Reino.
Calma
- ¿Qué mensaje da en estos momentos de tribulación para Colombia?
Que nos encontremos en el Señor. Cristo nos une a todos porque es el único salvador del mundo, el único dado al mundo como cabeza, aquel que nos orienta y conduce. Al ser el camino, la verdad y la vida, que transitemos por él, que caminemos sobre sus mismas huellas, no detrás de ellas; que donde pise Jesús, pisemos nosotros. Ahí hay un mensaje moral, en el sentido de que todo lo que hagamos o se parece a las actitudes de Cristo o lo estamos perdiendo. En la convulsión del momento, mi primer mensaje es de calma.
- ¿Cuál debe ser el camino en estos momentos de dificultades?
Es siempre el diálogo, no hay otra posibilidad. No importa quien esté al frente de los asuntos nacionales, unos y otros siempre esgrimen como argumento la democracia, y lo que creo que falta es el ejercicio de una democracia que no sea confrontación de contendores, sino que sea diálogo real. Por mi experiencia ya larga como administrador, tanto en parroquias como en diócesis, veo que los números no mienten: uno puede gastar lo que tiene, pero no debe gastar más de lo que tiene, es un principio de administración elemental. Entiendo muy bien la animadversión por la reforma tributaria, nadie quiere más impuestos, pero también quisiera que las partes dialogaran más sobre casos concretos. Frente a la covid-19, pedirles a todos que cumplamos con las normas que exige la sana razón: el uso permanente del tapabocas, lavado frecuente de manos, distanciamiento físico, pero también buscar la fecha de la vacunación.
Proyectos
- ¿Continuará proyectos que dejó el anterior arzobispo, Gonzalo Restrepo, como la restauración de la Catedral Basílica, la construcción de la Fundación Universitaria Juan Pablo II, entre otros?
Por ahora en cuestión de proyectos físicos no tengo nada prefijado. De las primeras reuniones que tendré será con el Consejo Diocesano de Asuntos Económicos y de Administración y quisiera informarme muy bien de los proyectos que estaban marchando. Todo lo que sea apoyado con un consenso razonable por los sacerdotes y los laicos que ayudan en la administración de la Arquidiócesis se seguirá haciendo y con entusiasmo.
Descristianización
- ¿Qué piensa de la disminución de las vocaciones sacerdotales y qué hará para aumentarlas en la Arquidiócesis teniendo en cuenta que se quiere enfocar en el trabajo con los jóvenes?
La disminución de las vocaciones sacerdotales tiene nombre: la descristianización del mundo ha producido la idea de que la vocación sacerdotal es una profesión entre muchas otras, y con ese error de base es muy difícil que alguien se entregue a una causa como la del sacerdocio; pero también hay otros factores, como los escándalos que han habido en la iglesia, que desanima a cualquiera; la disminución en las familias del número de hijos también influye. Vamos a trabajar como creo siempre se ha hecho en la Arquidiócesis, con mucho cuidado en la formación de los jóvenes, atención en la madurez interior de los candidatos, y esto también tiene que ver con una pastoral de la juventud más dinámica. Creo que los jóvenes son objeto de mucho tipo de manipulación y se nota en la manera gregaria de pensar en muchos de ellos que no ven las razones de las cosas; solo siguen rostros, lemas de grupos, propuestas, pero falta llevarlos a una reflexión más profunda.
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