El nombre de Eduardo Arango Restrepo está grabado en la historia industrial y financiera de Manizales y Caldas. Él hacía parte del grupo de los Azucenos y con su muerte a sus 92 años, el pasado 6 de enero del 2016, a causa de un infarto, le puso fin a una generación que impulsó la economía de la región.
Arango Restrepo nació en Cali, y se crió entre Manizales y Bogotá. Al retirarse del colegio en cuarto de bachillerato, viajó a estudiar inglés a Estados Unidos, y a su regreso comenzó lo que fue el inicio de su vida como industrial junto con sus amigos.
Se casó con Teresa Vélez Jaramillo, que murió hace 35 años y con quien tuvo seis hijos, tres mujeres y tres hombres:
María Cristina, Jorge Eduardo, Gabriel, Luz María, Juan Camilo y Matilde. Está última vivía con él desde 1983, año en el que su papá quedó viudo. Su deceso lo calificó como la muerte de los justos.
"Mi papá no sufrió, no le tocó estar en un hospital, ni enfrentar las complicaciones de una enfermedad. Murió bien, acostado, viendo televisión".
Emprendedor
El último Azuceno junto con otras siete personas, entre ellos sus dos hermanos, Alberto y Gabriel (fallecidos), fundaron en Caldas Induma, Prometálicos, Jabonerías Hada, Iderna y Casa Restrepo, empresas que contribuyeron al desarrollo del departamento.
Asimismo, su gusto por la aventura, la historia y la geografía lo llevó por los confines del mundo, pues en una entrevista a LA PATRIA en marzo del 2013 Arango Restrepo expresó: "Solo me faltó conocer China".
Además, representó a la Flota Mercante Grancolombiana en Europa, donde ocupó cargos diplomáticos ad honorem para el gobierno colombiano.
También escribió el libro Apuntes para la historia industrial de Manizales. Allí relató los antecedentes de la industria manizaleña, su dinámica desde 1978 y su futuro. Las entrevistas y la edición del libro las realizó el historiador José Jaramillo Mejía.
Ilustre
Quienes lo conocieron lo recordaron por el aporte que le hizo a la ciudad, por su sentido humanista y por ser un
lector consumado. El día de su funeral el gobernador de Caldas, Guido Echeverri Piedrahíta, resaltó su nombre por medio de un decreto en el que solicitó a la sociedad honrar la memoria del ilustre caldense.
Jaramillo Mejía recordó que el apodo de Azucenos se debió a un sobrenombre que les puso Alberto Arcila, más conocido como Cepillo. "Pertenecían a la alta sociedad, los que llaman hoy día los perfumados. Les dio una identidad y dejó de ser el remoquete de los hijos de papi para convertirse en sinónimo de empresarios dinámicos y eficientes".
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