RUDDY DÍAZ
LA PATRIA| MANIZALES
En el parto iba a estar sola. Solo médicos y enfermeras acompañando a Diana Lorena Gómez en la sala de parto. La covid-19 frenó hasta los planes cultivados durante 9 meses.
Diana Lorena planeó todo para que su esposo estuviera con ella durante el parto, pero no fue posible. El estrés provocó que su hija naciera por cesárea y no de forma natural como estaba programada. “Estaba sensible, uno necesita compañía”, comentó ella.
Natalia Maya y Diana Lorena Gómez se convirtieron en madres por primera vez en plena pandemia. Durante el embarazo imaginaron el color de los ojos de sus hijos, su boca, su nariz. Se preguntaban a quién se va a parecer si a la mamá o al papá. Muchas dudas y ansiedad.
Las manecillas del reloj corrían y Diana no veía a su hija. 24 horas de parto y el amor fue puesto en sus brazos. Durante la recuperación en la sala de postparto estuvo sin la compañía de su esposo.
Nada de nervios
Aunque la soledad estuvo presente, Diana nunca se asustó. “El protocolo ha sido demasiado estricto, que se contamine mi bebé no, porque han habido más muertes por otras cosas que por coronavirus”.
La hija de Diana lleva nombre de Virgen. Confesó que sus amigos la molestaron con el nombre de María Pandemia, “pero nada de esas locuras”, dijo Gómez.
Como una fortuna describió el hecho de tener a su hija durante esta situación: “Es difícil por el tema de que ni mi mamá ni mis amigos estuvieron”. Los abuelos de la pequeña María la ven por medio de videollamadas y fotografías. “A los abuelitos les toca esperar para conocerla”.
No fue la única
Natalia Maya es una manizaleña de 30 años que también dio a luz en tiempos de confinamiento. Ingresó con tapabocas, gel antibacterial y la pañalera con todo lo necesario para el primer día de nacido de su hijo.
Entró a las 8 de la mañana con angustia y ansiedad. “El hecho de salir ya da susto saber que se puede contaminar”, menciona Maya.
Su parto fue por cesárea y aunque la incertidumbre la perturbaba, la alegría de tener a su bebé le daba calma. Ya en sus manos, la mamá primeriza extremó las medidas para el cuidado de su hijo. “No entra nadie a la casa, mi esposo se baña a parte, todo lo desinfecto”.
Recibe las citas y los controles por teléfono. Los exámenes se los envían al correo para evitarle salir. Los familiares conocieron a su hijo por medio de fotos y videollamadas ya que se encuentran en Cali y fuera del país.
En Caldas han nacido 2.500 niños desde enero hasta abril, según cifra del Observatorio de Salud de la Territorial de Salud del departamento.
A la espera de la vida
Carolina Quintero se acerca a sus 8 meses de embarazo. Es su primer hijo, pero para ella no ha sido sencillo este proceso durante la pandemia.
Ella tenía 5 meses de embarazo cuando la covid-19 llegó al país. Aún no tenía listo el cuarto del bebé y tampoco implementos para su cuidado.
Decidió encerrarse desde la primera vez que salió a un supermercado y el miedo se apoderó de ella “ver tanta gente tocando las cosas me causó pánico escénico”. Le genera terror contagiarse.
El tema médico la afecta de igual manera porque su esposo no la puede acompañar a los controles prenatales, la deja en la puerta del hospital y debe esperarla hasta que termine.
En el momento Quintero está tranquila, esperando el nacimiento de su hijo.
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