ALEJANDRO JARAMILLO
LA PATRIA | MANIZALES
Fabio Arias Gómez, conocido como Ari, es un caricaturista autodidacta caldense que, con sus trazos a blanco y negro, representó desde 1973 hasta 2002 los enfoques más críticos, arriesgados y menos conservadores de LA PATRIA.
Pácora vio nacer a Ari el 20 de junio de 1946. Es hijo de un carpintero y una maestra rural de primaria. Desde pequeño, cuenta él, hacía sus propios juguetes: cometas y trompos. “Yo me sentía el rey cuando los estudiantes se iban, porque a mí me quedaban las tizas de colores, para dibujar en el tablero. Tenía la libertad de dibujar lo que quisiera. Me divertía mucho”, recuerda Arias.
Años más tarde, aún en la escuela, se quedaba durante los descansos, sin que nadie se diera cuenta, retratando a maestros y a otros alumnos. Su familia se trasladó a Manizales con el objetivo de encontrar mejores posibilidades académicas para sus hijos, en especial, la universidad.
Paralelo al ingreso de Fabio a Agronomía, en la Universidad de Caldas, había movimientos estudiantiles en los que él participó. Recuerda, especialmente, el surgimiento de periódicos creados por los mismos alumnos. Desde Agronomía, se presentó El Azadón, donde Ari empezó a perfilarse como caricaturista.
David Arias, su hijo mayor, recuerda cuando su padre lo llevaba a LA PATRIA. “En su cubículo, era dibujando e informándose todo el tiempo. Cada vez que llegaba a la casa de mis abuelos, preguntaba a ambos por temas políticos y escuchaba ambas partes. Así nos educó a mi hermano y a mí: no juzgar y escuchar las dos partes”, narra David.
Contacto con La Patria
Juan Carlos Hómez, docente de la Universidad de Manizales y actual caricaturista en LA PATRIA, destaca el estilo de Ari: “Digamos que es como un estilo vieja guardia, de trabajar directamente en papel y tinta”.
Una tarde de 1973, mientras Fabio hacía caricaturas en su casa, Mario Escobar, periodista de LA PATRIA, junto con el fotógrafo Carlos Sarmiento, fue a entrevistar a su hermano, Bernardo Arias, quien se ganó una beca de Bellas Artes para estudiar en la Escuela Superior de Arte de París (Francia). Mario entró al cuarto de Ari y vio las caricaturas, le pidió permiso para llevarlas a LA PATRIA. “Ni riesgos. Es un periódico muy conservador. Estas caricaturas son contra el gobierno, contra la universidad. No creo que vayan a publicar esto”, describió el caricaturista el primer pensamiento que pasó por su cabeza en ese momento. Finalmente accedió.
Un mes después, Mario le dice que sus caricaturas habían sido publicadas y que Ovidio Rincón Peláez, director del diario en ese momento, quería tener contacto con él. Fabio concluye su historia diciendo: “Sinceramente, no leía LA PATRIA. Era un estudiante revolucionario. ¿Yo qué iba a leer un periódico conservador?”.
Alba Nelfy Bernal Orozco compartió con Ari el escenario periodístico de LA PATRIA y lo define como una persona con muy buen sentido del humor. “Puedo decir que es uno de los mejores caricaturistas que tiene el país y no se frena para decir las verdades. Su humor es eso, para que la gente piense”.
Fueron casi 30 años en LA PATRIA. ¿Qué marca profesional y sentimental dejó en usted?
La entrada a LA PATRIA fue aquello que definió mi trabajo periodístico. Fue mi casa editorial, mi escuela periodística. Conocí a periodistas de los cuales tengo los mejores recuerdos que uno podría tener en una vida profesional. Tengo anécdotas y tuve confrontaciones ideológicas, debido a que a mí también me aplicaron censura. Muchas veces me tocaba pelear las caricaturas con el director, porque él creía que no se debían publicar. Algunas veces lo convencía. Con la mayoría de directores, a pesar de las diferencias ideológicas, me entendía perfectamente. Ellos entendían que debía hacer cierta publicación referente a una situación importante, pero se frenaban debido a las consecuencias que podría tener en el público conservador del periódico.
Siendo un periódico de línea conservadora, ¿cómo fue empezar a tocar temas políticamente sensibles en sus caricaturas?
El dueño del diario era el senador José Restrepo Restrepo, líder del Partido Conservador en Caldas. No podía irme en contra de él en su propio periódico, eso lo entendí perfectamente. Me tocaba andar siempre sobre el hilo de la navaja. Las caricaturas empezaron a funcionar. Llegó a haber momentos difíciles en los que los mismos lectores del periódico amenazaban con retirar la suscripción, si no se retiraba mi trabajo. Así como había lectores que decían que si me echaban, no volvían a comprar el periódico. Mi trabajo estaba logrando un público.
¿Cómo fue que su estilo artístico y satírico le dieron un nuevo aire a LA PATRIA? ¿Qué obstáculos hubo para esto?
En LA PATRIA no se manejaba la crítica caricaturesca. No se conocía en el diario ese tipo de crítica política: abierta, franca y sin tapujos. Fui quien desembozó la caricatura política. Los directores, por fortuna, empezaron a entender que se podía hacer eso sin dañar o tumbar al periódico. Esta crítica le daba equilibrio a tanto columnista conservador que había allí en el diario. Es ahí donde creo que jugué un papel importante.
¿Por qué sigue trabajando a mano y en blanco y negro?
No hay como el trazo a mano y directo, del ser humano, haciendo un dibujo, sin la ayuda de una máquina. La máquina me ayuda en la difusión, pero no en la creación. Me parece muy mecánica una caricatura en digital.
¿Si pudiera definir cuáles son sus tres caricaturas más importantes cuáles serían?
La primera sería Yo Pecador, en contra del presidente López Michelsen. Otra fue en un momento crucial de la historia y tiene que ver con la toma del Palacio de Justicia en 1987, que en realidad fueron tres caricaturas sobre un mismo suceso: la primera se llamaba La Causa, que era un encapuchado con el M19 en la frente; la segunda es bastante fuerte contra el presidente de la época, que era Belisario Betancur, en la que aparece en un circo romano como emperador, condenando al presidente de la Corte Suprema de Justicia, quien imploraba que le diera la vida; la tercera era Operación Rastrillo, en la que el coronel del Ejército informa al presidente que no quedó ni uno vivo. La última es Frase Lapidaria, referente a Bernardo Jaramillo.
¿Hubo alguna publicación que hizo que temiera por su integridad o su vida?
Sí, hubo caricaturas que se hicieron tocando temas del clero, un tema que está prácticamente vedado. El Ejército también era intocable, y en esa época, peor. Uno muy delicado era el de los narcos. Era una época en la que colocaban carros bomba cada rato. Hacía caricaturas en las que los comparaba con las mulas y decía que montaban caballos (referente a las ferias equinas).
Fabio pone la voz más grave y engolada y dice: “Ari, esas caricaturas están muy buenas, pero ¡ya no más! ¿me entendió?”, imitando la voz de una llamada que recibió en LA PATRIA, que posteriormente se dio cuenta de que pertenecía a Fabio Ochoa, narcotraficante del Cartel de Medellín.
El 22 de marzo de 1990 fue asesinado el candidato presidencial de la Unión Patriótica (UP) Bernardo Jaramillo Ossa, tras un cruce de mensajes que había tenido con el exministro de Gobierno de aquel entonces, Carlos Lemos, quien expresó que existía una clara vinculación entre la UP y las Farc. Ari aprovechó esta situación para hacer la caricatura del día, que, posteriormente, se habría catalogado como una premonición al asesinato de Jaramillo.
Una de sus publicaciones más importantes fue la de Frase Lapidaria. ¿Cómo fueron sus consecuencias a corto plazo?
Bernardo dijo que con las palabras del ministro, les habían puesto la lápida en el pecho. De ahí salió la caricatura, y la entregué a las 2:00 de la tarde. Al otro día la reproducen los principales diarios de Colombia y otros del mundo, donde la llamaban la caricatura premonitoria. Al segundo día del asesinato, recibo una llamada de Beatriz Gómez, una colega, me dice que el periodista Yamid Amat me quiere entrevistar sobre esa caricatura. Me pregunta directamente por qué sabía que iban a asesinar a Bernardo Jaramillo, como si yo hubiera sido uno de los arquitectos de ese asesinato. A lo que le respondo que esa caricatura fue dictada por el mismo Bernardo. Fue él quien dio el tema para esta caricatura, porque su asesinato fue provocado por los señalamientos de Carlos Lemos.
Fabio apaga la voz en un tono más nostálgico para decir que fue de las caricaturas que más revuelo causaron, pero la más dolorosa, porque ambos eran amigos. Haber hecho una caricatura con tanta difusión sobre el asesinato de un amigo le pareció terrible.
¿Su salida del periódico tuvo que ver con el asesinato de Orlando Sierra o qué determinó su renuncia al diario?
“Sí. Además de ser colegas y compañeros de trabajo en el periódico, éramos amigos. El sentimiento por ese asesinato fue muy grande. Orlando había estado recibiendo información muy delicada sobre Ferney Tapasco y su hijo. El mismo Orlando me había confesado sus sospechas sobre su posible asesinato. Incluso cuando estábamos enterrando a Orlando, había publicaciones a favor de la campaña política del lado de donde, se sospechaba, venían los tiros. Me habían informado que yo también estaba en lista.
Hasta siempre
Posterior al asesinato de Orlando Sierra, la tensión en LA PATRIA empezó a crecer. Esta situación desembocó en la renuncia irrevocable del caricaturista, quien un domingo publicó su última caricatura titulada Hasta siempre, con lo que daba a conocer su intención de dividir camino con el diario.
Destacado
“Mi hermano, que estaba en Francia, me estaba pidiendo que me fuera para allá. Le dije que no, que yo iba a enfrentar esto aquí. Me quedo, y puede que me dé miedo, pero me lo aguanto”, relató Ari, refiriéndose al momento posterior de la muerte de Orlando Sierra.
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