Abuelos en cuarentena luchan contra el olvido

JOSÉ FERNANDO TANGARIFE

LA PATRIA | MANIZALES

Carlos Alberto Reinosa Rodríguez, representante legal de la Corporación para el Bienestar Social Corbiso, cuenta cómo el Hogar empezó en 1983 en manos de las hermanas Enriqueta y Bertha Rodríguez Ávila. Ellas fueron enfermeras empíricas, trabajaron en puestos de salud.

Empezaron a cuidar personas en las casas y fueron adquiriendo experiencia, así les nació la idea de fundarlo.

Expresan que a los abuelos no les falta nada gracias a Dios, pero debido a la emergencia que se vive es directamente la institución la que tiene inconvenientes. Está alcanzada con los servicios y tienen dificultad con el arrendamiento.

Si alguien decide ayudar al Hogar Corbiso lo puede hacer en la calle 25 # 22-22 o a los teléfonos 8823825 o a los celulares 315 684 8895 y 316 866 5664.

Mercedes Garcés Llanos, con cerca de 90 años, quien más tiempo lleva en el Hogar.

Se han cambiado hábitos como consecuencia de la situación que se vive, dejaron de realizar actividades que llevaban a cabo en el día. La jornada con los abuelos comienza más o menos a las 4:00 de la mañana con el baño. Entre 6:00 y 6:30 toman el café, entre 8:00 y 8:30 desayunan. A las 10:00 les dan una media mañana, almuerzan entre 12:00 y 1:00. Más o menos a las 3:00 de la tarde se toman un algo y comen a las 5:00. Antonio Rodríguez trabaja en el hogar, en la foto aparece con Ignacio Rodríguez mientras lo afeita.

Blanca Esneida Gil Duque trabaja en la cocina del Hogar. Comenta que ha sido un poco complejo todo, pues hay que tener mayor cuidado con la manipulación de los alimentos, cuenta que desinfecta los alimentos con vinagre y ácido acético. Durante la pandemia han recibido ayuda de la Secretaría de Desarrollo Comunitario. Por momentos, indican, se ven a punto de reventar, ya que a veces los recursos se demoran.

José María Ochoa Osorio, de Manizales, quien lleva siete años en el Hogar Corbiso da gracias a Dios por estar allí, pues antes estaba en la calle. Manifiesta tener un hermano llamado Jairo Ochoa, al cual no ve desde hace 20 años. Le han dicho que su hermano se encuentra en San Cristóbal, en el norte de Bogotá.