LA PATRIA | MANIZALES
"Con el permiso de ustedes, pero vamos es para el hospital", les dijo Gustavo Gómez Cruz, conductor de Gran Caldas, a los 10 pasajeros que iban en su colectivo, en la noche del jueves, en la ruta circular Turín-Cable-Mabe-Turín. Hoy, Gómez Cruz es protagonista de un caso de solidaridad, por el que muchas personas lo felicitaron y lo llenaron de bendiciones a través de las redes sociales.
"Siempre he sido una persona solidaria. En ese momento solo pensé en ayudar al pasajero, sin importar que me pudieran sancionar por abandonar la ruta", manifestó, al explicar la ayuda que le brindó a una persona, que se desmayó dentro del automotor.
El hoy héroe recordó que salió de Turín a las 6:00 de la tarde y el señor se subió en Mabe. Arrancó de nuevo hacia Turín y bajando a Fátima vio que el pasajero, que iba detrás suyo, se agachó, como si fuera a recoger algo.
"No se levantaba, entonces le pregunté a una señora que qué pasaba. Me dijo que él iba como mal. Empezó a tambalearse y de inmediato aceleré en busca de ayuda. Me indicaron que parara en una tienda en Malabar, para darle un tarro con agua. Allí había una enfermera, que expresó que no se le podía dar de eso porque sufría de hipoglicemia. Llamamos al 123 y no había ambulancia".
Gustavo tomó una decisión. No le importó tener que abandonar su ruta, con tal de ayudarlo. Con la venia de los demás ocupantes, trasladó al enfermo hasta el Hospital San Antonio, de Villamaría, donde lograron estabilizarlo. Hoy se siente feliz por lo que hizo.
"En la tienda de Malabar se bajaron seis de los 16 pasajeros que llevaba. Les ofrecí disculpas, empecé a pitar y la gente como que entendía, porque nos abría paso. Cuando logré llegar al hospital sentí un fresquito, porque la atención fue muy buena y quedó en excelentes manos. Me dicen que está estable".
Afortunadamente, manifestó, los pasajeros no se enojaron y, por el contrario, lo felicitaron, porque eso no lo hacía todo mundo. "Me dijeron: Dios se lo pague. Sé que eso es abandonar la ruta, pero primero lo primero. Pesaría más en la conciencia no ayudar a ese señor, pudiéndolo hacer".
Ayer en la mañana, sus compañeros de la Gran Caldas lo molestaban. Ahora cuenta con dos apodos: el salvavidas, que le pusieron sus compañeros por lo que hizo; y el Buey, que lo tiene porque de niño le gustaba pelear a cabezazos.
Ocho meses lleva como conductor de Gran Caldas. En Flota Metropolitana estuvo seis años.
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