Zofeen Ebrahim
Ips | LA PATRIA | Karachi (Pakistán)
La pakistaní Sumaira Salamat, de 40 años y con tres hijos, trabaja todos los días de 10:00 a.m. a 2:30 p.m. en tres casas distintas, en las que realiza diferentes tareas domésticas como barrer, quitar el polvo, lavar platos y ropa, entre otras, por lo que gana unas 3.000 rupias (29 dólares) al mes.
Ella es una de las 8,5 millones de mujeres que en Pakistán trabajan en el servicio doméstico. Casi todos los hogares de clase media de Pakistán cuentan con algún tipo de servicio doméstico. Pero las condiciones laborales de las empleadas no están claras, no tienen horario fijo ni beneficios ni jubilación ni contrato.
Pero las cosas comenzaron a cambiar. La creación del primer sindicato de trabajadores del servicio doméstico y varios proyectos de ley en el parlamento dan esperanzas de que en breve cambien las condiciones laborales.
Salamat vive en la oriental ciudad de Lahore, capital de la provincia de Punyab, desde donde conversó por teléfono con IPS sobre los cuatro años de lucha para asegurar algunos derechos básicos a las empleadas en el servicio doméstico.
“Recién en el último año y medio, estas mujeres se dieron cuenta de qué significa convertirse en una fuerza unida”, explicó.
“Queremos que nos reconozcan como trabajadoras al igual que nuestros compañeros en las fábricas y hospitales.
A muchas las engañan con la promesa de una buena vida y de un salario decente, pero lo que encuentran es muy distinto.
“Cuando nos entrevistan nos presentan un panorama muy prometedor”, contó Sonam Iqbal, soltera de 22 años, quien realiza trabajos domésticos desde los 15. “Pero de a poco aumenta el trabajo y ni siquiera podemos protestar”, apuntó.
Informal
La Oficina de Estadísticas de Pakistán señala que la mayoría del 74% de la población activa en el sector informal se dedica a tareas domésticas, lo que incluye a hombres y menores, aunque los especialistas coinciden en que la mayoría son mujeres rurales sin formación que emigran a las ciudades en busca de trabajo.
Pero sus esperanzas de un futuro mejor se frustran cuando se dan cuenta que sus ingresos están por debajo del salario mínimo de 10.000 rupias (unos 97 dólares) al mes como en la provincia de Sindh, con 30 millones de habitantes.
El ministro de Coordinación Provincial presentó en enero una reforma a la Ley de Salario Mínimo para Trabajadores no Capacitados, que de aprobarse, lo aumentará de los actuales 97 dólares a 116 dólares al mes.
Pero no hay garantías de que se aplique para las trabajadoras domésticas pues no existe un mecanismo para fiscalizar su implementación.
De hecho, salvo por la mención de las trabajadoras domésticas en dos leyes, no hay ninguna norma específica que proteja sus derechos en Pakistán, precisó Zeenat Hisam, investigadora del Instituto de Investigación y Educación Laboral.
Tortura
Según medios locales, Hamza Hasan, responsable de investigación y comunicaciones de la Sociedad para la Protección de los Derechos de la Infancia, dijo que entre 2010 y 2013 “se denunciaron 51 casos de tortura de menores trabajadores domésticos en diferentes partes del país, que dejó 24 niñas y niños muertos”.
Solo en 2013 murieron ocho niños y niñas que prestaban servicios domésticos por agotamiento o abuso, precisó Hasan.
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