Siete muertos por ataques y disturbios en Gaza

EFE | LA PATRIA | JERUSALÉN

Los ataques y disturbios en Israel y Palestina llegaron ayer a la Franja de Gaza, en una jornada en la que siete palestinos murieron y tres israelíes resultaron heridos en una nueva intifada o protesta contra Israel.

Se trata de las primeras revueltas en la franja desde que se inició la ola de violencia, después de que el jefe del grupo Hamás en el territorio, Ismail Haniye, llamó a una nueva protesta popular para "liberar a Jerusalén".

"Confirmo que Gaza apoya la batalla por Jerusalén y por la mezquita de Al Aqsa, y apoya la bendita intifada, a pesar del dolor, el bloqueo y las conspiraciones", señaló el dirigente islamista en un discurso durante el rezo musulmán en la principal mezquita de Gaza.

Luego de las oraciones del mediodía, cientos de palestinos se manifestaron en varios puntos cercanos a la valla fronteriza con Israel en el norte, este y sur de la franja, tirando piedras y bombas molotov, lo que originó violentos choques en los que murieron siete palestinos y alrededor de 80 resultaron heridos por disparos del Ejército israelí.

La ola de violencia se inició hace 10 días con el asesinato de dos colonos israelíes en el norte de Cisjordania a manos, según Israel, de una célula terrorista de Hamás.

La tensión se había iniciado hace más de tres semanas, con revueltas en torno a la Explanada de las Mezquitas, en la ciudad vieja de Jerusalén, por las comunes y abundantes visitas de judíos nacionalistas que pretenden rezar en el lugar, lo que los palestinos consideran una provocación.

Israel aseguró que no pretende introducir ningún cambio en la zona, sagrada tanto para musulmanes como para judíos y donde está prohibido el rezo no islámico, y acusa a los palestinos de incitar y de atacar a los visitantes que acuden allí en las pocas horas al día destinadas a ello.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu tomó una medida conciliadora y prohibió las visitas de miembros de su Gobierno y del Parlamento a la Explanada, lo que provocó las protestas de diputados árabes, algunos de los cuales ya intentaron saltarse la prohibición.