ALEX SEGURA LOZANO
EFE | LA PATRIA | MINEÁPOLIS
Bailes, abrazos, saltos de alegría, lágrimas de felicidad y gritos de "culpable" convirtieron ayer a Mineápolis (Minesota, EE.UU.) en una fiesta tras el anuncio del veredicto contra Derek Chauvin, el expolicía que mató a George Floyd tras asfixiarlo en una esquina de la ciudad.
Miles de personas salieron de sus casas con una sonrisa y el puño en alto, pero sin olvidar que la decisión del jurado "es solo el principio de una revolución" y que Floyd "no regresará", como dijeron manifestantes y familiares del fallecido.
El ambiente en las calles, sin embargo, fue de júbilo: "¡Esto es una fiesta! Estoy muy emocionado, feliz; ¡Hoy es un gran día!", exclamó Patrick Dawn, un hombre afroamericano que se acercó a la sede del juzgado a bordo de su BMW con una bandera grande negra y blanca con el lema "Las Vidas Negras Importan".
A su lado, y también dentro de su automóvil, se encontraba Chris Wall, algo más joven que Dawn pero igual o más emocionado.
"Me siento extático: hemos ganado esta pelea, pero la batalla no ha terminado", aseguró Wall, con otra insignia similar, con los colores de la bandera panafricana -rojo, negro y verde-.
La familia, aliviada
A tres calles del juzgado, en un hotel céntrico, se encontraban al mismo tiempo los familiares y abogados de Floyd, que también celebraron la condena contra el expolicía que asesinó a su ser querido.
"Podemos volver a respirar", afirmó en rueda de prensa un hermano de Floyd, Philonise, en clara referencia a las últimas palabras que pronunció George, "no puedo respirar", cuando el expolicía Derek Chauvin lo ahogaba con la rodilla.
"Me siento aliviado -añadió- porque finalmente tendré la oportunidad de dormir un poco".
Esta fue la primera reacción de un familiar de Floyd después de que un jurado en Mineápolis declarase ayer en la tarde a Chauvin culpable de los tres delitos de los que estaba acusado, lo que podría llevarle a la cárcel por un máximo de 40 años.
"Lo que le pasó a mi hermano, fue una película. El mundo vio cómo su vida se apagaba. Y yo no he podido hacer nada más que mirar, especialmente en la sala del tribunal, una y otra vez, a mi hermano ser asesinado", afirmó entre lágrimas Philonise Floyd.
La zona cero por fin sonríe
Su hermano fue asfixiado hasta la muerte, ya sin el "presuntamente" después del veredicto, en el sur de la ciudad, en el barrio de Powderhorn, en mayo del año pasado.
Esa intersección donde murió Floyd, la de la calle 38 con la avenida Chicago, convertida ahora en un símbolo contra la brutalidad policial contra las minorías, también pudo "volver a respirar" y festejar los tres cargos contra Chauvin.
La primera reacción de los asistentes a la "plaza George Floyd" fue lanzar billetes de manera simbólica a la tienda frente a la que murió el afroamericano, la ahora famosa Cup Foods, después de que uno de los dependientes llamase a la policía para reportar que había pagado con un billete falso de 20 dólares.
La rabia y la frustración contenidas en los últimos meses en Mineápolis desde ese episodio se transformó en alegría y felicidad, por lo menos, durante las horas siguientes al veredicto.
Desde la Casa Blanca
Nada más conocerse el veredicto, el presidente estadounidense, Joe Biden, llamó por teléfono a la familia de Floyd.
En la conversación telefónica, grabada en video por el abogado de la familia, Biden celebró que se haya hecho "justicia" en este juicio y se declaró "aliviado" por el veredicto.
Más tarde, en una comparecencia pública en la Casa Blanca junto a la vicepresidenta, Kamala Harris, Biden declaró que la muerte de Floyd fue "un asesinato a la luz del día" que vio todo el mundo y consideró que el veredicto puede ser un "gigante paso adelante" en el "camino hacia la justicia en Estados Unidos".
"Pero no es suficiente, no se puede parar aquí", advirtió Biden, quien pidió al Congreso que apruebe reformas de las prácticas policiales en el país para estar "a la altura del legado" de Floyd.
Subrayó, además, el compromiso del Gobierno federal de "restaurar la confianza" entre las fuerzas de la ley y la ciudadanía.
Harris advirtió también de que queda "mucho por hacer" para combatir la "injusticia racial" que evita que este país "cumpla su promesa de libertad y justicia para todos".
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