Efe | LA PATRIA | Atenas
La situación en el paso fronterizo de Idomeni, en la frontera entre Grecia y Macedonia, sigue siendo crítica debido al cierre de las fronteras de la ruta balcánica que ha dejado a unas 20.000 personas atrapadas en varios puntos del país heleno.
La introducción de mayores controles a los sirios e iraquíes (las únicas nacionalidades que tienen permitido el acceso), que deben aportar un pasaporte o un documento de identidad, ralentizó los cruces hasta el punto que hay momentos en que la frontera cierra por completo, lo que genera más aglomeraciones en el campo de tránsito.
Anoche abandonaron Idomeni en autobuses 80 afganos y llegaron desde el centro de acogida de Salónica otros tres autocares con 120 ciudadanos de Siria e Irak.
Mientras, centenares de personas continúan su viaje a pie hacia la frontera desde diferentes partes del país.
Según cifras proporcionadas por el ministerio de Migración, hay 20.000 personas atrapadas en Grecia, un número que se espera que aumente en los próximos días, ya que la decisión que anunció Eslovenia, Croacia, Serbia y Macedonia de dejar pasar un máximo de 580 refugiados al día no augura una mejora de la situación.
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Al puerto de El Pireo, donde se calculan que hay alrededor de 1.500 personas, llegaron otras 437 a bordo de un transbordador desde las islas de Lesbos y Quíos y se espera que arriben otros 52 procedentes de Kos.
Este número de llegadas al puerto de Atenas es menor respecto a la cifra registrada en los últimos meses porque responde al plan de contingencia desarrollado por el Ejecutivo, que pretende reducir la marcha de refugiados hacia al norte mientras adecúa alojamientos provisionales, como ferris, para aumentar las capacidades de acogida.
Hasta que estén listos los nuevos cinco recintos anunciados, el Gobierno se puso en contacto con las compañías navieras y les pidió que durante los próximos días transporten a mucha menos gente para evitar llegadas masivas al ya abarrotado puerto de El Pireo.
Además, se fletaron tres buques que estarán atracados en Lesbos, Quíos y Samos -las que más llegadas reciben- para dar cabida durante el fin de semana a los refugiados que todavía no se han registrado en los centros de estas islas.
Cerca de 4.000 refugiados están en el campamento de tránsito, que superó con creces su capacidad por lo que ACNUR y otras organizaciones instalaron más tiendas de campaña y repartieron sacos de dormir. Otros 1.500 esperan en una estación de servicio a 20 kilómetros del paso, donde aún tienen menos acceso a los servicios básicos.
Ban pide que abran sus fronteras
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, criticó las restricciones impuestas por Austria y varios países de los Balcanes al paso de refugiados y les urgió a abrir sus fronteras.
Según Ban, esas limitaciones incumplen la convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y están creando "una situación difícil en Grecia".
Reclamó también "expandir las vías legales para acceder al asilo" y recordó que la gran mayoría de refugiados son acogidos por países en desarrollo.
Ban apuntó que el número de demandantes de asilo que llegan a Grecia desde Turquía sigue sin reducirse y que los cierres fronterizos están creando un "situación difícil" en el país heleno.
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