EFE| LA PATRIA
Pocos hombres han cambiado el rumbo de la Historia como lo hizo Nelson Mandela, un luchador incansable que, pese a pasar 27 años en la cárcel, logró derrotar al régimen racista del "apartheid", uno de los más despiadados del siglo XX.
El carismático expresidente sudafricano murió ayer a los 95 años, deceso que ha causado enorme consternación no sólo en su país, donde es un héroe nacional, sino en el resto del mundo, donde se convirtió en un símbolo de la esperanza y del triunfo del espíritu humano.
Su largo y tortuoso camino hacia la libertad de Sudáfrica empezó en la aldea de Mvezo, donde Rolihlahla Mandela (el nombre de Nelson se lo dio más tarde una maestra) nació el 18 de julio de 1918.
Tras una disputa de su padre, un líder tribal, con las autoridades, el pequeño Mandela se trasladó a la vecina localidad de Qunu, donde pasó su infancia cuidando ganado.
El expresidente sudafricano se caracterizó siempre por su apoyo incondicional a numerosas causas solidarias que mantienen vivo el legado moral de un hombre que dedicó su vida a los demás. Mandela -antaño el preso de conciencia más famoso del mundo, primer jefe de Estado negro de Sudáfrica e icono de la lucha por los derechos humanos y la igualdad racial- no solo dejó importantes lecciones políticas, sino también un modelo de comportamiento basado en la ayuda desinteresada.
Su compromiso en la lucha contra la injusticia, la pobreza y el sida, o la defensa de los derechos de la infancia forman parte de una herencia que apela a la condición humana por encima de banderas, colores e ideologías.
Sus estudios
Madiba, nombre de su clan por el que se le conoce cariñosamente en Sudáfrica, estudió en varios colegios destinados a la élite negra, donde comprendió la injusta inferioridad que sufría la mayoría negra frente a la minoría blanca del país.
Sus estudios se interrumpieron0, por respaldar una protesta estudiantil en la Universidad de Fort Hare, que le confrontó a una posible expulsión del centro, seguido de la decisión de su tutor de casarle con una chica de la que no estaba enamorado.
Mandela tomó entonces la decisión que cambió su vida: fugarse a Johannesburgo. Allí empezó trabajando de guarda en una mina y entró en contacto con el Congreso Nacional Africano (CNA), partido por el que padeció casi 30 años de cautiverio.
En 1952, Mandela abrió con su correligionario Oliver Tambo el primer bufete de abogados negros de Sudáfrica, a la vez que se inició en las primeras protestas contra el "apartheid", régimen de segregación racial instaurado por la minoría blanca en 1949.
Detenido y condenado
Cinco años después encaró un revés familiar cuando fracasó su primer matrimonio, aunque poco después conoció a Nomzamo Winnie Madikizela, con quien se casó en 1958 y tuvo dos hijas.
Cada vez más entregado a la lucha antirracista, en 1956 fue acusado de alta traición por un supuesto intento de golpe de Estado.
Si bien fue declarado inocente, el proceso desembocó en la ilegalización del CNA.
En 1962, fue detenido y condenado a cinco años de cárcel por abandonar ilegalmente el país e incitar a la huelga.
Semanas después, las autoridades desmantelaron el centro de operaciones del CNA y comenzó el Juicio de Rivonia, en el que le condenaron a cadena perpetua por sabotaje en 1964.
En el juicio, el brillante orador que fue Mandela pronunció desde el banquillo de los acusados uno de sus discursos más célebres.
"He luchado contra la dominación blanca y contra la dominación negra. He albergado el ideal de una sociedad libre y democrática en la que todas las personas convivan en armonía e igualdad de oportunidades", dijo con voz firme.
"Es un ideal -concluyó- que espero alcanzar en vida. Pero, si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto morir".
Mandela fue conducido en un vuelo secreto a la cárcel de la isla de Robben Island, donde se convirtió en el famoso "preso 46664" y donde pasó 18 años, hasta su traslado a otra prisión en 1982.
Mediador internacional
Aunque el exmandatario dejó la política, siguió en la vida pública como mediador internacional y promotor de causas solidarias de su Fundación y el Fondo de la Lucha contra el Sida, pero su salud se resentía y en 2001 le diagnosticaron un cáncer de próstata.
Madiba apareció en público por última vez en la clausura del Mundial de Fútbol de Sudáfrica de 2010.
Su popularidad estuvo siempre acompañada de un acoso mediático que duró hasta sus últimos días de vida. "Cuando salí de la cárcel, me di cuenta de que lo que más deseaba no era la libertad, sino volver a mi vida corriente: ir a trabajar a mi oficina, salir a comprar pasta de dientes a la farmacia, visitar a mis amigos", llegó a confesar Mandela en su autobiografía.
Fue, sin embargo, un sueño que nunca llegó a cumplir.
Libertad con condiciones
La creciente presión de la comunidad internacional, que endureció las sanciones contra el régimen del "apartheid", ablandó al Gobierno sudafricano, que ofreció la libertad varias veces a Mandela, aunque éste la rechazó repetidamente porque siempre era condicional.
Por fin, el 11 de febrero de 1990, un Mandela trajeado, sonriente y con el puño en alto salió a pie de la cárcel, días después de que el presidente sudafricano, Frederik de Klerk, legalizara el CNA.
La huella
* Ban Ki-moon, secretario general de la ONU.
"Un campeón por la justicia. Nadie como él hizo tanto por los valores y aspiraciones de Naciones Unidas".
* Barack Obama, presidente de Estados Unidos.
"Madiba transformó Sudáfrica y nos conmovió. El día que fue liberado entendí lo que un hombre puede conseguir con sus esperanzas, dejando a un lado sus miedos".
* José Miguel Insulza, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA).
"Tal vez porque amó la vida, fue capaz de ofrecerla para lograr la libertad y la dignidad del ser humano".
* David Cameron, primer ministro británico.
"Se ha marchado una gran luz que teníamos en el mundo".
* Juan Manuel Santos, presidente de Colombia.
"Su legado se mantiene como nuestra guía para alcanzar la paz".
* Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz argentino.
"Un hombre que partió pero que no se va a ir nunca" y que va a permanecer "en el corazón de su pueblo y de la humanidad".
* Joseph Blatter, presidente de la FIFA.
"Con Nelson Mandela compartí la profunda convicción en el extraordinario poder del fútbol para unir al ser humano de forma pacífica y amistosa y expresar los valores sociales y educativos como una escuela de la vida".
* Cristiano Ronaldo, jugador portugués del Real Madrid.
"Gracias Madiba por su legado y tu ejemplo. Siempre permanecerás con nosotros".
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