JAVIER BOCANEGRA
EFE | LA PATRIA | WASHINGTON
El veredicto que declaró ayer culpable a Paul Manafort, el exjefe de campaña del ahora presidente de EE.UU., Donald Trump, sacudió ayer la Presidencia del mandatario ante las consecuencias que pueda tener en la investigación de la trama rusa.
Manafort fue declarado culpable por un jurado en la corte federal del Distrito Virginia Este de ocho de los 18 cargos por fraude que se le imputaban, lo que podría suponer una condena que le llevara a terminar sus días en prisión.
Ante esta situación, y a la espera de ver qué sucede con el resto de delitos de los que se le acusan, el foco está ahora en si Manafort buscará colaborar con los investigadores de la trama rusa para reducir su condena o tratará de ganarse un indulto del presidente.
El estratega fue declarado culpable de ocho cargos, entre los que se encuentran cinco relativos a declaraciones de impuestos, uno sobre no haber informado de una cuenta en el extranjero y dos fraudes bancarios a la hora de pedir préstamos.
Después de que el jurado no alcanzara consenso sobre 10 de los cargos, el magistrado declaró nulo el juicio para esos delitos, por lo que la fiscalía especial del caso deberá decidir si volver a iniciar otro juicio con estos o no.
Ahora, el juez tendrá que fijar una fecha de sentencia y establecer una condena, a la que también aguarda paralelamente en la investigación de la trama rusa el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca Michael Flynn.
El juicio contra Manafort comenzó el 31 de julio y las deliberaciones del jurado han durado cuatro días, hasta que ayer el jurado se pronunció.
Durante estas semanas, la acusación ha retratado a Manafort como un multimillonario asesor internacional, con gustos exquisitos, que falsificaba documentos para evadir impuestos y realizar fraudes bancarios, una narrativa y unas pruebas que solo han convencido parcialmente al jurado.
Manafort, que se había declarado no culpable de los cargos, fue enviado a la cárcel el 15 de junio tras haber intentado influir en las declaraciones de al menos dos testigos, lo que colmó la paciencia de la jueza de su otro juicio pendiente, quien le mantenía el arresto domiciliario desde octubre, cuando se entregó al FBI.
El 17 de septiembre, el estratega afronta su segundo juicio sobre la trama rusa, en este caso en Washington, donde se le juzga entre otros cargos por haber actuado como un agente extranjero de forma ilegal.
El fiscal especial Robert Mueller investiga desde mayo del 2017, de manera independiente al Gobierno, los posibles lazos entre miembros de la campaña de Trump y Rusia, a la que las agencias de Inteligencia de EE.UU. acusan de interferir en los comicios presidenciales del 2016.
El mandatario estadounidense ha tratado de desprestigiar a la causa de Mueller en repetidas ocasiones e incluso ha asegurado abiertamente que se debería acabar con ella.
Manafort supuestamente trabajó entre 2006 y 2017 para Gobiernos extranjeros, incluido el Ejecutivo prorruso del expresidente ucraniano Víktor Yanukóvich (2010-2014), y para oligarcas rusos.
El proceso contra él es producto de la investigación de Mueller, pero no está relacionada directamente con las actividades que desempeñó entre marzo y agosto del 2016 en la campaña del mandatario, donde llegó a ser el jefe hasta que se vio obligado a dimitir por ocultar el cobro de 12,7 millones procedentes de Yanukóvich.
Así, a la espera de que se fije una fecha de sentencia, el veredicto contra Manafort, unido a la declaración de culpabilidad de Cohen, pueden sacudir la Presidencia a poco más de dos meses de que se cumpla el segundo aniversario de la victoria electoral de Trump.
Respuesta
Ante los acontecimientos, el presidente volvió a rechazar que hubiese ninguna conspiración entre su equipo electoral y Moscú.
"Es una caza de brujas, (...) me siento muy mal por Manafort. No tenga nada que ver con la coordinación rusa", aseguró el magnate, a quien también le salpicó ayer la declaración de culpabilidad de su exabogado y exescudero personal Michael Cohen, en Nueva York, quien declaró haber violado las normas sobre financiación de campañas electorales y vinculó directamente a Trump con pagos para comprar el silencio de dos mujeres.
En total, Cohen admitió ser culpable de ocho cargos, que incluyen también evasión fiscal y fraude bancario, y que podrían enviarle a prisión durante años.
Políticamente, la clave son los dos delitos de financiación ilegal de campañas electorales reconocidos por el abogado, pues estos afectan directamente a Trump.
Cohen, que se entregó ayer al FBI y compareció poco después en Nueva York ante un juez federal, reconoció haber gestionado antes de las elecciones dos pagos, de 150.000 y de 130.000 dólares, a mujeres que aseguraban haber mantenido relaciones con el entonces candidato republicano a la Presidencia.
El letrado aseguró que actuó "bajo dirección del candidato" y "con el objetivo principal de influir en las elecciones", implicando explícitamente a Trump en estos delitos.
Aunque los documentos judiciales no identifican a las mujeres, todos los detalles coinciden con los casos de la exmodelo de Playboy Karen McDougal y de la actriz porno Stormy Daniels.
Según se sabe desde hace meses, las dos recibieron ese dinero a cambio de no hablar durante la campaña electoral de las supuestas relaciones extramaritales que Trump mantuvo con ellas.
Donald Trump no respondió a las preguntas de los periodistas sobre la decisión de su exabogado personal, Michael Cohen, de declararse culpable de varios delitos, incluido el de violar las normas de financiación de campañas electorales.
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