ANDRÉS SÁNCHEZ BRAUN
EFE | LA PATRIA | SEÚL
El presidente estadounidense, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, celebraron una histórica e improvisada cumbre en la militarizada frontera intercoreana que sirvió para reactivar las conversaciones sobre desnuclearización, estancadas desde febrero.
Tras concluir su encuentro con Kim, Trump dijo que "en las próximas dos o tres semanas van a empezar a trabajar los equipos", y que al frente de la delegación estadounidense van a estar el secretario de Estado, Mike Pompeo, y el enviado especial de EE.UU. para Corea del Norte, Stephen Biegun.
El reinicio de estos contactos es el resultado de un encuentro organizado de manera inesperada que acabó convertido en una cumbre informal y que contó nuevamente con el apoyo del presidente surcoreano, Moon Jae-in, una figura clave para mediar en el proceso de desnuclearización.
Trascendental
El encuentro arrancó con un momento histórico cuando Trump y Kim se encontraron ante la línea divisoria que separa las dos Coreas, que se mantienen en guerra desde 70 años, en lo que supone la primera reunión entre líderes de EE.UU. y Corea del Norte en la emblemática frontera.
Ambos se saludaron con un apretón de manos e intercambiaron unas breves palabras, con Kim diciendo: "Me alegro de verle de nuevo. No esperaba verle jamás en este lugar".
Igualmente histórico fue cuando Trump decidió cruzar la línea de demarcación militar y se convirtió en el primer presidente estadounidense en pisar territorio norcoreano.
"Se trata de un momento histórico que pretende poner fin al conflicto en la península", explicó después Kim, quien añadió que el gesto de Trump fue "valiente" y que demostró "su voluntad de eliminar todo el pasado de infortunio y abrir un futuro nuevo".
El presidente estadounidense dijo que "están pasando cosas muy positivas" en la península a raíz del acercamiento entre Washington y Pionyang iniciado el año pasado.
"Nos hemos reunido y nos gustamos el uno al otro desde el primer día y eso es lo que importa", afirmó.
Finalmente el encuentro fue más allá del efecto puramente simbólico y publicitario que preveía la mayoría de analistas cuando los dos mandatarios se reunieron durante una hora a puerta cerrada.
El titular de la Casa Blanca aseguró que se trató de "una reunión muy consistente" y que "no hay prisa" por completar la desnuclearización de Corea del Norte.
Moon Jae-in, que acompañó a Trump a la frontera, pero no participó en el encuentro a puerta cerrada, también valoró el encuentro y agradeció los esfuerzos del presidente estadounidense por lograr la desnuclearización de la península.
Desembrollo
Las conversaciones entre Pionyang y Washington estaban atascadas desde el desencuentro que mostraron ambos líderes con respecto al modelo para desnuclearizar Corea del Norte durante la cumbre de febrero celebrada en Hanói.
En la capital vietnamita, Pionyang abogó por una desnuclearización gradual acompañada del progresivo levantamiento de sanciones, una oferta que consideró inaceptable Washington, que sostiene que no relajará sanción alguna mientras el régimen no elimine sus programas nuclear, de misiles y de armas químicas y biológicas.
Desde entonces, Corea del Norte había endurecido el tono, reclamando a EE.UU. retornar a la mesa con una postura más flexible, e incluso realizó dos pruebas de misiles.
El propio Trump quitó ayer peso a esos test, argumentando que se trató de proyectiles de corto alcance "que cualquier país prueba con regularidad", aunque a su vez dijo que de momento no se va a levantar ninguna de las sanciones que pesan sobre el régimen de Pionyang.
El mandatario estadounidense incluso planteó informalmente a Kim visitar EE.UU., algo que hasta ahora no ha hecho ningún líder del régimen.
Crítica demócrata y cautela republicana
Estados Unidos recibió ayer entre el escepticismo crítico de los demócratas y la cautela republicana el inesperado encuentro en la frontera intercoreana entre el mandatario Donald Trump y el líder norcoreano, Kim Jong-un, en pleno comienzo de la campaña electoral.
"Es preocupante que el presidente convoque de manera errática un encuentro sin haber realizado el trabajo previo, parece que es solo cuestión de espectáculo, no tiene sustancia", afirmó Julián Castro, aspirante a la candidatura presidencial demócrata para los comicios del 2020, al lamentar que el hecho "sirva para elevar y fortalecer el perfil de un dictador".
El senador Bernie Sanders, también aspirante presidencial demócrata, insistió en que el hecho debería ir más allá de una imagen.
En tanto, desde el bando republicano se ha mantenido la cautela ante el encuentro, encaminado a reactivar las conversaciones sobre desnuclearización, estancadas desde la fracasada cumbre en Vietnam en febrero.
Lindsey Graham, senador republicano y de los más cercanos a Trump, dio el visto bueno "a intentar" retomar las conversaciones aunque remarcó que "el objetivo es una desnuclearización irreversible, verificable de la península coreana".
Mientras el propio exenviado de Trump para Corea del Norte Joseph Yun expresó sus dudas.
Estados Unidos se encuentra en el inicio de una maratoniana campaña electoral que desembocará en las presidenciales del 2020, en las que Trump buscará la reelección.
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