Las fuerzas ucranianas y los separatistas prorrusos respetaron en general el primer día del alto el fuego decretado el viernes, aunque empañado por algunos incidentes aislados denunciados por los dos bandos enfrentados en el este de Ucrania.
El presidente ucraniano, Petró Poroshenko, y su homólogo ruso, Vladímir Putin, constataron en una conversación telefónica que la tregua firmada en Minsk con mediación de Rusia y la OSCE se ha respetado en general hasta ahora y resaltaron la importancia del control internacional para garantizar su éxito en el futuro.
La manifiesta voluntad del líder ucraniano de no poner en peligro el cese de hostilidades, que contrasta con su hasta hace poco inquebrantable defensa de la operación militar contra los separatistas, tendrá que resistir en los próximos días a las más que previsibles escaramuzas en los dos bandos.
Los primeros incidentes, algunos de los cuales ya han sido atribuidos a saboteadores que quieren reventar el acuerdo, tuvieron lugar ya, aunque incluso el líder de los rebeldes de Donetsk, Alexandr Zajárchenko, apuntó que pudieron deberse a que la orden de dejar de disparar no había llegado aún a todos los combatientes.
Ayuda
Por lo demás, las dos regiones han vivido una jornada tranquila y apacible, algo que enseguida fue aprovechado por los habitantes de las ciudades más castigadas por los estragos de la guerra, en la que el Gobierno de Kiev denuncia que los rebeldes cuentan con ayuda militar directa de Rusia.
Cientos de refugiados que se habían trasladado a la vecina Rusia cruzaron ayer mismo la frontera ruso-ucraniana que discurre por las dos regiones rebeldes, controlada prácticamente en su totalidad por los separatistas, según constataron las autoridades rusas.
Muchos llevan víveres a sus familiares en la zona del conflicto, porque aunque el envío de un convoy con ayuda humanitaria rusa para la población civil del este de Ucrania se acordó para ayer, ni la Cruz Roja, ni Moscú ni tampoco Kiev han aclarado los plazos o los procedimientos para su entrada en territorio ucraniano.
De la ayuda humanitaria hablaron también Poroshenko y Putin, porque el protocolo para el alto el fuego firmado ayer y considerado como primer paso de un plan de paz por etapas prevé, de hecho, entre otras cosas, la apertura de corredores para los refugiados y la ayuda humanitaria.
Prisioneros
A pesar de la aparente buena voluntad tanto de Kiev como de los rebeldes en este asunto, nadie conoce con exactitud ni el número de prisioneros y retenidos en manos del bando contrario ni el número de personas declaradas como desaparecidas pero que en realidad pueden haber muerto en combate o haber sido ejecutadas.
Los separatistas manejan números muchos más abultados y aseguran que la cifra de las personas detenidas por Kiev y a las que los rebeldes consideran como prisioneros podría rondar el millar.
Los sublevados incluyen entre los suyos a los activistas prorrusos detenidos incluso en otras regiones de Ucrania, concretamente en las manifestaciones que tuvieron lugar durante la primavera pasada en Odessa y Járkov.
Aunque Zajárchenko apuntó que el intercambio de prisioneros podría empezar ya, otra fuente de los separatistas lamentó que el proceso podría durar al menos una semana.
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