María M. Mur
La angustia de los 18 tripulantes del buque de bandera panameña Agatis, abandonados a su suerte por su armador hace casi tres meses en aguas colombianas, llegó a su fin, ya que mañana serán repatriados a su país, India.
El problema es que ese sentimiento le ha dado paso a otro peor, más primitivo e incontrolable: la rabia.
"Le hemos mandado mensajes (al armador), correos, le hemos llamado... es un sinvergüenza", dice Shashi Kumar, un marinero de Nueva Dheli que desea llegar a casa y abrazar a su pequeño de 4 años.
La tripulación del Agatis, un buque carguero de 167 metros de eslora y 26 metros de manga, propiedad de la naviera indonesia Meranti Alliance Shipping Pte Ltd, supo que estaba sola el pasado 28 de noviembre cuando el armador ya no les pasó más dinero para combustible, no contestaba el teléfono y les dejó tirados frente a la costa de Barranquilla.
Desde entonces, han subsistido gracias a la ayuda esporádica de las autoridades colombianas y a las reservas de comida y agua que había en el buque.
Tres de los 18 tripulantes han estado enfermos con fiebre y diarreas y el resto presenta un aspecto lamentable, llenos de sudor y suciedad.
"La última vez que hablé con el dueño del barco me dijo que iba a rezar por nosotros. Es una mala persona", reconoce el capitán de la nave, Ravi Kant Vishwakarma, a punto de echarse a llorar.
El armador, que se esfumó sin dar explicaciones y cuyo paradero aún se desconoce, lleva sin pagarles más de seis meses y les debe cerca de 180.000 dólares.
"Todos necesitamos cobrar, no se puede vivir sin un salario, por eso vinimos aquí, para trabajar", exclama enfadado el joven marinero Kumar.
Agonía
El Agatis fue abandonado en aguas colombianas donde Panamá no tiene jurisdicción, a pesar de ser el país de abanderamiento y, por tanto, el último responsable del buque.
"Les pedimos a las autoridades de Colombia repatriar a los tripulantes desde Barranquilla, asumiendo nosotros los costos, pero la solicitud no fue acogida y Colombia decidió remitir la embarcación a Panamá", explicó el administrador de la Autoridad Marítima de Panamá (AMP), Jorge Barakat, durante una visita al barco.
La decisión de Colombia retrasó la repatriación de los marineros y ha alargado su agonía "de manera injustificada", añadió Barakat.
La embarcación llegó el jueves al puerto de Colón, en el Caribe panameño, en un estado deplorable.
Los tripulantes abandonarán hoy el barco, dormirán en un hotel de la capital panameña y cogerán un vuelo rumbo India mañana por la tarde.
El Gobierno panameño, que se hará cargo de todos los costos de repatriación, que ascienden a 42.000 dólares, les facilitó además un abogado para que les ayude a reclamar en los tribunales las prestaciones que les deben.
"Prefiero no decir nada de las autoridades colombianas. Simplemente estoy muy agradecido por Panamá", comenta el tercer oficial de la nave, Maksool Bhombai.
"No sé qué hubiera pasado si el barco hubiese tenido bandera de Indonesia", añade el capitán mientras uno de sus marineros no para de repetir "happy, happy" (feliz, en inglés) y de hacer con el dedo la señal de victoria.
Panamá, por sus intereses logísticos, es el país que lidera el abanderamiento mundial de buques, con más de 8.200 naves, según los datos de la AMP.
El Agatis, que está a punto de cumplir 20 años, es un amasijo de hierro que ha perdido dos terceras partes de su valor: en buen estado, podría llegar a valer más de 6 millones de dólares, pero el capitán calcula que actualmente no supera los 2 millones de dólares.
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