ÓSCAR RENÉ OLIVA
EFE | LA PATRIA | GUATEMALA
Es el más activo de Centroamérica. Cada año el volcán de Fuego registra hasta una decena de erupciones, pero la del pasado domingo fue la más violenta. Dos días después, el Chi'gag, que ya dejó una estela de muerte y destrucción, sigue expulsando su furia.
El coloso, denominado Chi'gag en la etnia kakchiquel que significa "dónde está el fuego", lanzó miles de toneladas de materiales incandescentes y ceniza sobre las empobrecidas poblaciones que habitan sus alrededores.
Mucha gente busca desesperadamente a sus familiares sepultados por la arena arrojada desde el cráter por la imponente montaña de 3.763 metros sobre el nivel del mar.
Suman 75 los cuerpos calcinados rescatados por las brigadas de búsqueda de entre los escombros. El último fallecido, un niño con graves quemaduras causadas por el material volcánico murió en un hospital de la capital.
Guatemala, un país de 32 volcanes, de los cuales el de Fuego, el Pacaya y Santiaguito son los más activos, llora a los muertos dejados por Chi'gag en la más trágica erupción de la historia.
La lava y las cenizas sepultaron comunidades completas en los departamentos de Escuintla (sur), Chimaltenango y Sacatepéquez (oeste), donde su ubica el furioso volcán de Fuego.
Los tres están bajo un estado de calamidad pública y en alerta roja. Los sobrevivientes esperan los planes de respuesta de reconstrucción y más que todo, encontrar a sus parientes desaparecidos.
Pero el volcán no quiere dormirse. Sigue más despierto y ayer amaneció con hasta diez explosiones moderadas por hora. Es como un aviso. Sigue amenazante y no hay quien lo pare. Tal vez la mano de Dios.
La lluvia no es una solución para apagar el fuego o enfriar el material incandescente de altas temperaturas. Es la principal amenaza para las barrancas de hasta 80 metros de profundidad que están saturadas de ceniza, arena y piedras de los flujos pirocolásticos.
La erupción ha provocado lágrimas, dolor, impotencia, pero también ha unido a los guatemaltecos en favor de los afectados y ha dejado increíbles e imborrables historias como la de un niño vendedor de golosina en una remota región del norte del país que donó todo su capital: cinco quetzales (66 centavos de dólares).
Así quiso contribuir con las donaciones en un centro de acopio sin conocer siquiera la magnitud de la erupción, que a su paso provocó la muerte de niños, adultos y ancianos.
Se habla de 192 desaparecidos, pero nadie sabe a ciencia cierta cuántos pobladores quedaron soterrados. Las correntadas de lava dejaron huellas imborrables. Plasmaron su marca en las montañas donde arrasaron no solo con los árboles, sino con casas, sus habitantes y los animales domésticos.
Juan Cecilio Fuentes dijo que está buscando a su hermano Jonny Leonardo y a su primo Mynor Morales.
"Vivíamos en la Finca San Sebastián en San Miguel Dueñas. En el río se miraba la erupción". Ellos estaban viendo la furia más de cerca. Tienen un video que ellos mismo grabaron. Su última noticia.
Destacado
La cantidad de afectados se mantiene en 1,7 millones, los evacuados suman 3 mil 271, mientras que 2 mil 625 personas son atendidas en albergues de los departamentos de Escuintla y Sacatepéquez.
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