El Papa sorprendió y le dejó a la Iglesia una tarea compleja

Fernando Prieto

EFE | LA PATRIA | Roma

La sorprendente, aunque no inédita, decisión anunciada ayer por el papa Benedicto XVI de renunciar a la Silla de Pedro ha dejado al mundo expectante y a la Iglesia ante la compleja tarea de proceder a la sucesión de un Pontífice de marcado perfil doctrinal e intelectual.

Tras el pontificado de Juan Pablo II (1978-2005), eminentemente carismático y "político", Benedicto XVI, el agudo teólogo alemán Joseph Ratzinger, antiguo jefe del exsanto Oficio, accedía a la cabeza de la Iglesia Católica con un tono marcadamente distinto, mucho más académico y profesoral.

No obstante, el papa Ratzinger fue consciente de que su lejanía académica debía compensarse con una cierta frescura en la tarea del apostolado y el ecumenismo, planteamientos heredados de Juan Pablo II y algunas de cuyas manifestaciones son las Jornadas Mundiales de la Juventud (la última de las cuales se celebró en Madrid en agosto de 2011) y las jornadas de oración de Asís.

Benedicto XVI trató de combinar de alguna manera ambas visiones y compaginó la referencia teológica, académica y profundamente dogmática con una posición de relativa cercanía a la sociedad, a los problemas más hondos del ser humano, o a las cuestiones que más pueden atormentarlo, como la "ausencia de Dios" cuando impera una situación de injusticia absoluta.

Sin fuerzas

El Papa, que ayer comunicó en latín su renuncia al considerar que ya no tiene fuerzas para proseguir la tarea, se ganó la comprensión de buena parte de la comunidad internacional, que reaccionó con estupor y respeto ante un anuncio cuyo antecedente más próximo se remonta a Gregorio XII (1406-1415).

Benedicto XVI "nos ha pillado a todos por sorpresa", aseguró el portavoz vaticano, Federico Lombardi.

El primer ministro en funciones italiano, Mario Monti, afirmó por su parte sentirse "muy turbado" por el anuncio, mientras que el presidente de la República, Giorgio Napolitano, elogió la "extraordinaria valentía" y "generosidad" demostradas por el Pontífice con ese gesto.

Del continente americano sería el sucesor

Benedicto XVI deja el Pontificado tras casi ocho años al frente de la Iglesia católica, en los que viajó a numerosos países, entre ellos varios de América Latina y ahora comienza a conjeturarse con que quizá su sucesor sea un cardenal del continente americano.

Por ejemplo, Brasil, el país con el mayor número de católicos del mundo, cuenta con cinco cardenales que formarán parte del cónclave que elegirá al sucesor de Benedicto XVI, cuya renuncia comenzará formalmente el 28 de febrero, d

día en el que se entrará en el periodo denominado de "Sede Vacante".

La elección del nuevo Papa tiene esta vez un interés especial para Brasil, pues la ciudad de Río de Janeiro será sede en julio próximo de la Jornada Mundial de la Juventud en la que se espera la presencia del pontífice.

El próximo Papa necesitará en todas las votaciones la mayoría de los dos tercio de los votos de los cardenales asistentes al Cónclave para ser elegido, que será convocado a partir del 28 de febrero. Así lo contempla la Constitución Apostólica "Universi Dominici Gregis".

Se va un gran Papa: líderes políticos y religiosos

*El presidente panameño, Ricardo Martinelli, fue de los primeros gobernantes, junto al estadounidense Barack Obama, en reaccionar a la noticia que ha impactado al mundo, por inesperada y porque el último caso de un Papa que renunció es de hace 600 años.

*El presidente de México, Enrique Peña Nieto, manifestó su "solidaridad y respeto" por la decisión de Benedicto XVI, que cumplirá 86 años dentro de dos meses.

*Desde las filas de la Iglesia en Latinoamérica, donde reside la mitad de los 1.200 millones de católicos del mundo, las reacciones han sido numerosas y muy sentidas. La renuncia "nos fortalece en la fe", dijo el secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Eugenio Lira.

*A juicio del cardenal colombiano Rubén Darío Salazar, "la herencia que deja es inmensa sobre todo en el campo de la doctrina"; fue "desde muy joven de los grandes teólogos de la iglesia".

El dato

Hace 600 años no renunciaba un papa.

Los casos que sacudieron el Pontificado

Ciudad del Vaticano. Los casos de abusos sexuales a menores por clérigos que removieron las estructuras de la Iglesia en varios países y el escándalo del robo y filtración de documentos reservados del papa, el "Vatileaks", sacudieron el Pontificado de Benedicto XVI, que declaró "tolerancia cero" ante la pederastia.

Los escándalos de curas pederastas hicieron de 2010 un "annus horribilis" para Benedicto XVI, que se vio salpicado por los mismos al ser acusado por asociaciones de víctimas de haber encubierto algunos de esos casos, lo que el Vaticano desmintió tajantemente.

Ese año, el quinto del Pontificado, fue considerado uno de los más delicados y difícil del Papado, ya que los casos de curas pederastas pusieron en la picota a las iglesias de Irlanda, EEUU, Alemania, Austria y Bélgica, entre otras, y salpicaron al mismo Papa.

El Vaticano denunció una campaña para atacar al Papa a cualquier precio y subrayó que Joseph Ratzinger ha sido el Pontífice que más ha hecho contra la pederastia en la Iglesia.

Tras las decenas de casos en EEUU que dejaron en bancarrota a varias diócesis por las indemnizaciones millonarias que tuvieron que pagar, los escándalos desvelados en Irlanda cayeron como un mazazo al conocerse los informes "Ryan" y "Murphy", que desvelaron abusos sexuales durante décadas a cientos de niños irlandeses por sacerdotes, sobre todo en la archidiócesis de Dublín de 1975 a 2004.

Ante la situación creada, Benedicto XVI llamó al Vaticano a los obispos irlandeses, les exigió que afrontaran el problema con determinación y ordenó una inspección de las diócesis implicadas, tras calificar los abusos de "crimen atroz" y, en una carta enviada a los católicos irlandeses, pidió perdón a las víctimas.

En Londres admitió por primera vez que la Iglesia no fue suficientemente "vigilante, veloz y decisiva" a la hora de afrontar los abusos sexuales a menores.

Para afrontar esos casos, el Vaticano puso al día el Código de Derecho Canónico e introdujo el delito de posesión de pornografía infantil por el clero.

En medio de esos escándalos, el Papa castigó al sacerdote mexicano Marcial Maciel (1920-2008), fundador de la poderosa congregación Legionarios de Cristo, por abusar sexualmente de seminaristas menores y "otros graves comportamientos", como consumo de drogas y tener hijos con varias mujeres.

Cuando las aguas parecían calmarse, el escándalo "Vatileaks" sacudió en 2012 al Vaticano y puso en la picota a la Curia Romana, al desvelar intrigas en el pequeño Estado.

Todo comenzó cuando una cadena de televisión italiana publicó unas cartas enviadas por el actual nuncio en EEUU, Carlo María Viganó, a Benedicto XVI, en las que denunciaba la "corrupción, prevaricación y mala gestión" en la administración vaticana.

El 19 de mayo el escándalo estalló en toda su plenitud: salió a las librerías el libro "Sua Santita", del periodista italiano Gianugi Nuzzi, que recoge más de un centenar de documentos reservados enviados al papa y a su secretario, George Ganswein, y de la Santa Sede.

El 23 de mayo, el mayordomo del Papa Paolo Gabriele fue detenido, tras encontrarse en su domicilio miles de documentos fotocopiados y muchos originales enviados al Pontífice.

Reacciones locales

Monseñor Óscar Aníbal Salazar Gómez, obispo Diócesis La Dorada-Guaduas

Todos los cristianos le tenemos un gran amor al Papa por todo el bien que le ha hecho a la iglesia. Ha tomado una decisión sensata por la edad, por sus dificultades. Esto no traumatiza a la iglesia, por el contrario, es un ejemplo que nos da a todos, obispos, sacerdotes y gobernantes, que en algún momento deberían tomar una decisión así.

Monseñor Gonzalo Restrepo, arzobispo de Manizales

La renuncia del Papa fue algo inesperado, me sorprendió. Admiro, sin embargo, que una personalidad como él tenga la cabeza y la humildad para renunciar a ese cargo. Es un ejemplo muy grande, que nos invita a reconocer cuándo podemos y cuándo no continuar con algo, además cada uno tiene la libertad para asumir una responsabilidad. Lamento su salida, eso sí, porque es un pontífice con mucha inteligencia, y por eso agradezco sus aportes durante casi ocho años. En la historia de la Iglesia ha habido como tres casos de renuncias, por motivos de salud o por cuestiones políticas. Lo importante es que la gente vea esto con esperanza, pues la Iglesia sigue para adelante.

Monseñor Luis Enrique Hoyos, vicario general de la Arquidiócesis de Manizales

Su renuncia sorprendió al mundo católico, pues es algo no acostumbrado y da gran pesar, tratándose de Benedicto XVI, que ha sido excepcional. Considero que es un acto generoso y valiente, pues reconoce sus falencias por cuestiones de salud y lo que implica la edad. Además, ha pensado en el bien de la Iglesia, admitiendo lo que requiere este mundo tan convulsionado. Le agradezco sus ocho años de pontificado. Misión cumplida.

Sacerdote Óscar González, canciller de la Arquidiócesis de Manizales

Si recordamos al papa Juan Pablo II, la actuación de Benedicto XVI fue muy diferente. El papa Juan Pablo no renunció al cargo a pesar de sus limitaciones y enfermedades, pues decía que seguiría allí hasta el final de su vida, a ejemplo de Jesucristo, que no renunció a la muerte. Por eso la decisión del papa Benedicto podría parecer extraña, pero también es correcta, viendo su actitud de honestidad y claridad. Creo que debemos respetar su decisión, y admirar la transparencia y sinceridad de alguien que no quiere quedar atado a un cargo.

Rigoberto Corredor Bermúdez, obispo de la Diócesis de Pereira
Es una decisión personal y llena de fe. Por su edad siente que no cuenta con la movilidad suficiente para moverse de un lugar a otro. Es una persona muy disciplinada y lo que quiere hacer es descansar y orar.