EFE|LA PATRIA|BRASILIA
El Tribunal Supremo de Brasil dio inicio ayer al llamado "juicio del siglo", en el que tres exministros y otros 35 políticos y empresarios responden por los escándalos que en el 2005 pusieron en jaque al gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.
El presidente del Tribunal Supremo, Carlos Ayres Britto, declaró abierta la sesión e inmediatamente leyó uno a uno los nombres de todos los acusados de este caso, que trata sobre una supuesta red de sobornos a parlamentarios y financiación ilegal de campañas políticas.
Tras esa lectura, el abogado Marcio Thomas Bastos, defensor de algunos de los acusados y ministro de Justicia durante el Gobierno de Lula, pidió la palabra para solicitar al tribunal que juzgara a cada uno de ellos en forma individual y no en grupo, como se propone el Supremo, lo cual comenzó a ser debatido por los jueces.
Esa petición de Bastos generó la primera gran polémica de este proceso, ya que el juez instructor, Joaquim Barbosa, la desestimó de plano al afirmar que el asunto ya había sido "discutido y decidido".
Sin embargo, el magistrado Ricardo Lewandowski, quien actúa como revisor del caso, se pronunció en favor de Bastos, lo cual irritó a Barbosa, quien consideró una "deslealtad" la posición de su colega.
En medio de las discusiones, los jueces dieron inicio a un debate dentro del propio proceso, para determinar en forma definitiva si cabe el recurso presentado por la defensa o si vale la posición que había adoptado el Supremo inicialmente.
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