Nuria Monreal Delgado
Efe | LA PATRIA | San Juan Pilcaya (México)
Desde el epicentro de la tragedia el panorama es desolador. San Juan Pilcaya, en el estado mexicano de Puebla, es el poblado más cercano al terremoto de magnitud 7,1 en la escala de Richter que sacudió el martes el centro del país y "quedó en ruinas".
Las viviendas de esta pequeña localidad de menos de mil habitantes no soportaron la sacudida, tampoco lo hizo la iglesia, la presidencia municipal ni el resto de inmuebles.
El 85% de las estructuras de esta comunidad, presenta daños estructurales.
"Fue algo muy horrible, el piso se movía y se movía, pensábamos que nunca iba a parar", señala Ema Cardoso Miranda mientras observa cómo una grúa saca de su casa el escombro junto con todas sus pertenencias hechas añicos.
El temblor le tocó mientras hacía la comida. Por suerte, tuvo tiempo de desalojar la casa y desde el patio vio como esta se venía abajo.
"Fue algo espantoso. El piso se levantaba más de medio metro y se volvía a poner en su lugar, empezamos a gritar, a arrodillarnos y pedirle a Dios ayuda", dice aún conmocionada.
Ahora Emma vive con su familia en el patio de su casa. Un somier, una mesa y contados artículos personales es lo único que le queda a esta familia. En una tienda de campaña pasan la noche.
Su vivienda, ubicada en el centro de San Juan Pilcaya, será la primera en ser demolida.
Tras el terremoto, ahora son los pobladores de San Juan Pilcaya los que tiemblan al ver sus casas, calles e iglesias hechas pedazos.
San Juan Pilcaya
El corazón del sismo quedó en ruinas. En sus calles, el escombro revela la magnitud de la tragedia.
La torre de la Parroquia de San Juan Bautista se fracturó por la mitad, las grietas llegan hasta la puerta de la iglesia. Todas las imágenes se encuentran en el patio delantero a la espera de su reubicación.
Casa tras casa la situación se repite, caos en su interior, acompañado de caras de tristeza e impotencia ante la impredecible fuerza de la naturaleza.
Por fortuna no hay muertes que lamentar en esta comunidad a causa del sismo.
Quieren ayudar
Miles de mexicanos se han movilizado para ayudar a los damnificados, aunque en muchas ocasiones resulta complicado discernir cuándo su labor es útil o cuándo se convierte en un impedimento.
"Se agradece la solidaridad, pero en varios centros de acopio el tránsito de personas impide que protección civil pueda entrar y cumplir con su tarea", explicó Alejandro Martín, coordinador de brigadistas en Ciudad de México.
Ante la catástrofe, que ha causado hasta ahora 292 muertos y decenas de desaparecidos, "todos quieren hacer algo", afirma Martín, que cuenta que "hacen falta manos para sacar escombros", pero también repartir alimentos y agua.
Agregó que la especialización es útil en estos casos pues son bienvenidos "ingenieros civiles" que comprueben las estructuras o personal con "capacitación paramédica".
Salud mental
El impacto del sismo no solo afecta emocionalmente a quienes están viviendo en primera persona la tragedia, sino que puede tocar a todo aquel que sintió el fuerte movimiento telúrico.
Síntomas como taquicardias, falta de sueño, pesadillas, llanto recurrente o falta de energía y motivación se agrupan en las llamadas "reacciones normales ante situaciones anormales", explica Carmen Rodríguez, responsable de Salud Mental en Misión Sin Fronteras México.
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