La tan nombrada transición a la democracia que vive Egipto se complica con el paso de los meses y parece que las elecciones presidenciales, que se realizan ayer y hoy, tampoco la resolverán.
La sentencia del Tribunal Constitucional que el jueves invalidó el Parlamento dominado por los islamistas y dio luz verde a la candidatura de Ahmed Shafiq añadió interrogantes al proceso, que empezó con la renuncia al poder de Hosni Mubarak en febrero del 2011. La disputa política de Shafiq, exprimer ministro del régimen Mubarak, es con el islamista Mohamed Mursi,
Eduardo Lindarte, economista de la Universidad Nacional y docente de la Universidad Autónoma de Manizales, dice que las elecciones complicarán mucho más esa transición. “La decisión de esta semana es, al parecer, un acto de apoyo al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas ante una elección prácticamente definida entre un representante del continuismo, Shafiq, y el representante, Morsi, de la Hermandad Musulmana. El Tribunal además abolió la Ley de Aislamiento que habría impedido la postulación de Shafiq. Adicionalmente, el presidente del Club de Jueces (que agrupa a 8 mil socios) efectuó declaraciones en las cuales criticó acerbamente al proceso de democratización y dejó en claro que los jueces no lo dejarían enteramente en manos de la ciudadanía”.
Conscientes de lo que está en juego, los Hermanos Musulmanes evitaron movilizar a sus seguidores mediante manifestaciones y prefirieron llamar a los egipcios a votar en masa para evitar cualquier posible fraude que perjudique a su candidato, Mursi.
En un comunicado, la formación islamista alertó que la decisión del Constitucional y el reciente decreto ministerial que autoriza a los militares a arrestar civiles son medidas con las que supuestamente se está preparando el terreno para una "contrarrevolución".
Con la atención puesta en los comicios, la reacción en las calles contra la decisión del Tribunal fue muy tibia, pese a que en la víspera distintas fuerzas políticas la calificaron de "golpe de Estado".
“Como tal viene una elección polarizada, sin pluralismo, de frente a unas Fuerzas Armadas que están dando señales de que no entregarán el poder real. Es posible que en estas condiciones Shafiq aparezca como vencedor, pero cabe preguntar con qué legitimidad, fuera de las armas, podrá contar”. Añade que por falta de liderazgo cívico del proceso de democratización quedaron sin posibilidades reales sectores seculares y progresistas como el de la izquierda, representada por Sabahi y el islamista moderado Fotouh, que juntos sumaban el 40% de los votos. “En todo caso, ante las nuevas señales el camino de la democratización en Egipto luce cada vez más sembrado de espinas, por no decir que de minas 'quiebra patas'”, concluye Lindarte.
Podría ganar el islamista, pero no es suficiente
Benjamín Herrera, docente de la Universidad Javeriana, es más optimista y dice que las posibilidades que el candidato de la Hermandad Musulmana llegue a presidente son altas. Sin embargo, reconoce que Morsi tiene en su contra a la junta militar que gobierna el país y que ha constituido la punta de lanza de la represión de este movimiento desde su creación en los años 20 del siglo pasado, y bajo diferentes regímenes: la dominación británica, el reinado y los gobiernos herederos del golpe militar contra el rey.
Además es necesario contar con la presión que deben estar ejerciendo los gobiernos occidentales, comenzando por los Estados Unidos, para evitar un gobierno dirigido por este movimiento. A esto obviamente se añaden los temores de los grupos seculares y de la minoría cristiana copta. “Las condiciones heredadas por la sociedad egipcia del autoritarismo hacen difícil pensar en una verdadera democracia. Sin embargo es un aliciente ver que a pesar del desgaste varios sectores de esa sociedad se movilicen frente a lo que consideran injusto”.
Rodrigo Santofimio, profesor de la Universidad de Caldas, coincide en que aún falta mucho para la transición, pues ni siquiera el Parlamento que existió hasta el jueves tuvo incidencia en la sociedad egipcia. “Entre bastidores, entonces, sigue en plenitud del poder el Ejército, el cual no sólo tiene la disposición de la fuerza legítima de las armas, sino también toda una urdimbre de relaciones económico-políticas y de lealtades dentro de la sociedad civil egipcia. En ese caso, entonces, las elecciones para Presidente en su segunda vuelta, se disputa una presidencia que apenas si tiene un valor simbólico, pero ninguna fuerza institucional y, en ese caso, si ganara el candidato de los Hermanos Musulmanes, emergería una figura con escasímsimo poder para emprender las grandes transformaciones que se propusiera el movimiento de la Plaza Tahrir”.
En las últimas semanas de campaña, ambos candidatos intentaron ganarse la confianza de aquellos sectores de la sociedad a los que atemoriza tanto el avance islamista que representan los Hermanos Musulmanes como un posible retorno al antiguo régimen en manos de Shafiq.
Unos 51 millones de personas tendrán que decantarse por alguna de estas dos opciones en un proceso que contará con la supervisión de cerca de 14 mil jueces, repartidos en unos 13 mil 100 colegios electorales.
El dato
Hoy, tras el cierre de las urnas, se procederá al recuento de los votos, pero los resultados definitivos se conocerán el próximo 21 de junio.
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