GEOVANNY MARTÍNEZ
LA PATRIA | MANIZALES
Las últimas elecciones presidenciales en Latinoamérica parecen un flashback (escena o salto atrás), con políticos que desean volver al poder, pero en cuerpo ajeno. Tanto en Colombia, como en Argentina y Bolivia, los exmandatarios Álvaro Uribe, Cristina Fernández y Evo Morales lo lograron, son la sombra de Iván Duque, Alberto Fernández y Luis Arce, respectivamente.
Esa fórmula la desea repetir el expresidente ecuatoriano Rafael Correa (2007-2017), quien fijó sus esperanzas en Andrés Arauz, de 36 años, un economista graduado de la Universidad de Michigan (EE.UU.), doctorando en la UNAM de México y quien ha sido su fiel seguidor.
Incursionó en la política en el 2015 cuando fue llamado a dirigir el Ministerio Coordinador de Talento Humano, aunque también ocupó la cartera de Cultura en los primeros meses del 2017. Antes había sido director general en el Banco Central de Ecuador (BCE).
Y aunque no figuraba como recambio del movimiento correísta, en agosto del año pasado fue designado como aspirante, siendo arropado por Correa que reside en Bélgica desde el 2017.
Si llega a la Presidencia, Arauz ha advertido de que desconocerá los acuerdos que el Gobierno de Lenín Moreno, un exaliado de Correa convertido en su más enconado rival, ha suscrito con el Fondo Monetario Internacional (FMI), por ser para él nocivos para el país.
También está en sus planes reconstruir la Unasur y reconstituir el llamado 'Socialismo del Siglo XXI', del cual fue fundador su mentor, Correa, junto a Hugo Chávez, Evo Morales y Cristina Fernández.
Para Arturo Espinosa Silis, especialista en procesos electorales y derecho electoral, jefe del equipo de la OEA que hizo la auditoría electoral en los comicios bolivianos de octubre del 2019, los ecuatorianos deciden hoy si regresa al poder el correísmo o hay un viraje a la derecha con Guillermo Lasso quien se presenta por tercera vez a la Presidencia, después de haberlo intentando en 2013 y 2017.
Hay un tercer candidato entre los 16 aspirantes que podría llegar a la segunda vuelta y dejar a Lasso por fuera de la contienda electoral del 11 de abril, si ninguno alcanza más del 50%, se trata del indígena Yaku Sacha, que en lengua kichwa quiere decir agua y bosque. Aunque la comunidad indígena es percibida en Ecuador como un "factor de veto", más que como una fuerza para poner a uno de sus representantes en el Palacio de Carondelet.
Espinosa Sillis comentó que la crisis económica generada por la pandemia será un factor que inclinará la balanza en las urnas, según el Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos, un millón de personas perdió su trabajo tras la llegada del virus al país, debido a los confinamientos y cierre del comercio, los indecisos que oscilan entre el 23 y el 37%, según las dos principales encuestadoras, votarán por quien garantice trabajo.
Sobre si una posible victoria del candidato correísta puede ser indicio de un nuevo viraje a la izquierda en el continente tras los casos de México, Argentina y Bolivia, el excomisionado de la OEA, consideró que más que el cambio por una ideología lo que ocurrió fue la llegada al poder del populismo, que opera dentro del sistema democrático, pero ya en el poder, desprecia la separación de poderes y el respeto del Estado de Derecho.
Los ecuatorianos decidirán hoy si continúan con la saga de elegir un presidente con jefe en la sombra o puede ocurrir, según Espinosa Sillis, lo que hizo Lenín Moreno que apenas llegó al poder se desligo de Correa.
Claves
* En los comicios de hoy se elegirá al presidente y vicepresidente de la República, en fórmula electoral o binomio; además de a 137 miembros de la Asamblea Nacional y cinco delegados al Parlamento Andino
* En Ecuador el voto es obligatorio para los mayores de 18 años y optativo para los menores entre 16 y 18 años, los mayores de 65, los ecuatorianos que habitan en el exterior, los extranjeros que residan en el país por más de cinco años, los militares, policías y las personas con discapacidad.
* Ganará la Presidencia el candidato que alcance la mayoría absoluta de votos válidos más uno; es decir, sin incluir nulos ni blancos, o que llegue al 40% de los sufragios y con una diferencia de al menos diez puntos porcentuales sobre el segundo lugar. Si ninguno de los aspirantes logra los votos suficientes para ganar la Presidencia, se realizará una segunda ronda en abril entre los dos postulantes más votados.
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