Foto | Marta Elena Monroy | LA PATRIA El asomo del suicidio por el infierno laboral es un reflejo de sitios de trabajo convertidos en centros de tortura.
Luis Felipe Molina
LA PATRIA | MANIZALES
La punta del iceberg es un drama que sostiene al espectador en el filo de un témpano de hielo. Allí lo mantiene sigiloso y vigilante hasta que debe tomar decisiones e involucrarse de lleno con una trama que en ocasiones es parca y en otras genera indignación y risa.
La realidad de las empresas, la dictadura de los indicadores y las cifras, la celotipia de unos y otros, el acoso, el esplín, el ahogamiento en tareas que parecen perpetuas y el suicidio son las facetas de una obra compleja que cada quien dimensiona en su propia realidad.
Algo podría quedar claro en esta dramaturgia: el espectador resiste una cadena de eventos por momentos anodina, que se torna cansina, por el exceso de planteamientos y la falta de profundidad de muchos de los problemas de la empresa
Tecnocentro, líder en indicadores y también en opresión laboral.
Trama
Una sucursal de la empresa española Tecnocentro es visitada por una revisora enviada por la matriz de la compañía para que se haga cargo de casos que van en contra de los estándares del clima laboral, puntos que la mayoría de negocios del mundo ignoran para no cargar con las cruces de sus empleados. Allí surgen todo tipo problemas alimentados por la ansiedad laboral, el Síndrome del Burnout, la carencia de amabilidad y la falta de compañerismo.
De toda la trama se extraen sustanciosos puntos que se conjugan con las experiencias de los espectadores. "Tememos hacer cambios y olvidamos tomar nuevas decisiones", comentó un camarero en el relato de su observación por la ola de
suicidios en Tecnocentro.
La obra demuestra que el trabajo no es vocación, sino un medio de supervivencia para muchos, aunque, en ocasiones, también es un pasaporte para la muerte.
El espectador va de preocupación en preocupación, disgustos y rabias, hasta crear un efecto bola de nieve que le demanda una solución para que todo, al final, siga igual, sea en Tecnocentro o en la escena personal.
En La punta del iceberg, el frío de su trama y la angustia de sus actores, carcomen al público de principio a fin, sin al final saber quién será el siguiente en fumar por ansiedad, ver su vida caer como un castillo de naipes y pegarse contra el suelo.
Síntesis
La obra narra como pocas el deterioro de las relaciones humanas en el trabajo hasta hacerlas un indicador más del informe corporativo.
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