Tres historias cuentan el porqué de una ciudad vacía

Foto | Martha Elena Monroy | LA PATRIA

Sofía cuestiona a Pedro Pablo porque ella no puede caminar la ciudad vacía y él sí. La obra se presentó el lunes y el martes.

LA PATRIA | MANIZALES

Dos baldados de agua. Tres pasos al frente. Teatro oscuro. Uniforme militar, una boina y Sofía. Así comienza La ciudad Vacía, un pedazo de Managua (Nicaragua) solitaria en la sala El Galpón de Bellas Artes de la Universidad de Caldas.

Casi 80 personas hacían fila, retando el frío de la noche, para ver al Teatro Justo Rufino Garay con Sofía, una revolucionaria de los 80 que después de una larga ausencia quería recuperar una carta escrita por su mejor amigo.

Ángela Jiménez, asistente a la obra, expresó que le pareció interesante el montaje con su argumento fuerte y justificado sobre la revolución Sandinista, y la forma en el que lo narraron. "Me generó inquietud, porque nos cuenta la historia en demasiado texto".

Revolución

Cuando Sofía regresa a Managua se cruza con Pedro Pablo, aún empolvado, que perdió a su novia en el terremoto del 72 y no puede salir de ese mundo de atajos sin andenes. A su paso sale Ricardo que quiere tejer su historia familiar encontrando a su padre, que no sabe que él existe. Tres historias que desean resolverse sin premuras.

"Me hubiera gustado ver más afinidad en la parte actoral. Quería más convencimiento en la expresión corporal. Hubo momentos lindos en la obra que pudieron aprovecharse mejor", redondea Ángela.

La narración tiene canciones de chachachá, bailes y emociones desesperadas de los personajes que buscan salidas en una ciudad sin calles, ni centro, ni gente, ni aceras por donde caminar. Una ciudad vacía que al final desenreda un mismo destino para Sofía, Pedro Pablo y Ricardo.

"Es una apuesta valiente porque la denuncia no es muy normal en el teatro de hoy", comenta Wilson Escobar, otro espectador. Agrega: "Recurre a elementos simbólicos culturales que hacen parte de la localidad de ese país. Muestra la nostalgia por la revolución Sandinista y adquiere un valor importante por ser algo que no se quiere contar".